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martes, 26 septiembre, 2023

‘Gossip Girl (2021)’, el último ‘XOXO’

A veces, lo bueno y breve, no es dos veces bueno

El pasado 26 de enero el reboot de Gossip Girl dijo adiós con su segunda temporada. Cancelada, nos deja diez últimos capítulos llenos de maquinaciones, moda, cotilleos, lujuria y traiciones.

Hace poco más de diez años se revelaba la identidad de la Gossip Girl original. Una desilusión universal que marcaba el final de seis temporadas que hacían historia en la televisión. Así, lo que creíamos que era el último mensaje de nuestra Reina cotilla favorita resultó no ser más que un descanso. Ya lo decía la propia Gossip Girl en el último capítulo: ‘Jamás os libraréis de mí’. Y así fue. Con el reboot estrenado en 2021, la voz reencarnada en un personaje nuevo volvía a escena con un nuevo grupo de adolescentes pijos ansiosos de atención y drama. En una primera temporada, cuya reseña podéis leer en este mismo medio, la serie volvía a finales de 2022 con su segunda entrega. Por desgracia, no es oro todo lo que reluce.

Una unión favorable

Antes de continuar, aviso de algunos spoilers que pueden caer al hablar de esta nueva entrega. Una segunda temporada que comienza donde lo dejó el último capítulo de la anterior. Julien (Jordan Alexander, Washington) se alía con Gossip Girl para recuperar el estatus que la narradora le había quitado. Mientras, Monet (Savannah Lee Smith, en su primer papel) se embarca en una rivalidad ficticia con Juliene, al más puro estilo Blair/Serena, para robarle la corona a esta. Por otro lado, los líos amorosos no se quedan atrás. Aki (Evan Mock, modelo) y Audrey (Emily Alyn Lind, Revenge, The Babysitter) se debaten si la unidad que forman está preparada para dejar a entrar un amor inesperado. Todo esto y demás dramas están narrados y servidos por la misma Gossip Girl, a quien le sigue poniendo la voz en inglés Kristen Bell (Malas madres, Frozen).

Zión Moreno y Savannah Lee Smith en sus respectivos papeles en una escena de la serie | Fuente: Unpluggednews

De esta forma, la serie, al comienzo de la temporada, sigue manteniendo la esencia de la primera. Recoge perfectamente el cambio generacional e integra de una forma sublime la retórica y la función de Gossip Girl en un sistema elitista donde los adolescentes se ven con la impunidad de hacer lo que quieran sin atenerse a las consecuencias. Al contrario que otro tipo de series de la plataforma HBO Max, como la famosa The White Lotus (Mike White, 2021-Actaulidad), no es una sátira. Es más bien un reflejo más realista que la original si de verdad existiese una influencer con una identidad secreta que destapara los trapos sucios de uno de los grupos más ricos de la élite de Manhattan.

Ahora, no por ello deja de ser una ficción exagerada y nos encanta por ello. Hacer que los personajes sean una generación mayor que la original y ponerlos en el mismo universo crea esa atmósfera de realidad ficticia que le viene tan bien. Cogen sus dinámicas, las manejan a su antojo y corrigen la toxicidad y lo improbable de su antecesora. Y funcionaba, al menos hasta la segunda mitad de la temporada.

Un puente hacia el cotilleo

Si una cosa hace bien esta nueva tanda de episodios es meter los comentarios y referencias a nuestros queridos personajes que sabemos siguen rondando por las calles de Nueva York, París, etc. en una vida después de Gossip Girl. Y, si las referencias están bien, traer a algunos a la pantalla es un acierto. Sobre todo si se trata del (perdón por la subjetividad) el mejor personaje que nos trajo la serie original: Georgina Sparks (Michelle Trachtenberg, Buffy cazavampiros, Soñando soñando, triunfé patinando).

Michelle Trachtenberg como Georgina Sparks en una escena de la serie | Fuente: Entupantalla

La cumbre del reboot es la unión del pasado y el futuro en un presente melodramático. La que antiguamente robó la cuenta de la bloguera y se hizo pasar por ella, vuelve a sus andadas para intentar llevar Gossip Girl a su máximo potencial. Aunque su presencia no es más que una llamada para que los fans vayan corriendo a ver la serie, los dos capítulos en los que está presente son de lo mejor de la serie y resume por completo el objetivo y función de este reboot: entretener, explorar y experimentar.

Sin embargo, por mucho que se intente, la serie se deshincha y, al igual que un globo un día de lluvia, se queda estancada en un charco de barro del que no consigue salir. Si bien consigue reflejar con éxito la dinámica de las redes sociales y la psicología de la generación Z y Millenials en un choque intergeneracional unidos por Gossip Girl como puente y punto de nexo, falla en muchas otras cosas.

El pecado más grave

Por mucho que su antecesora fuese tóxica y problemática, sus personajes tenían ritmo, tramas y, algunos más que otros, profundidad y desarrollo. Era una serie completa llena de giros y sorpresas. Podías odiarlos, amarlos, pero eran carismáticos y entretenidos, había una conexión con ellos. Traicionaban, mentían, manipulaban, apuñalaban por la espalda, pero daban todo lo que se pedía y más. La nueva generación intenta corregir esto. Se reconstruyen, se intentan perdonar. Pero por muchos pecados que el antiguo grupo cometiesen, el nuevo hace algo que no se puede perdonar: ser aburridos.

Emily Alyn Lind (Audrey), Evan Mock (Aki) y Thomas Doherty (Max) en una escena de la serie | Fuente: Youtube

Me creo que en el Nueva York ficticio el alcalde se interese por la historia de amor de Chuck y Blair, por la It girl Serena van der Woodsen, por el guaperas de Nate Archibald. Pero, ¿quién puede interesarse por Julien Calloway? ¿A quién le interesa su historia de amor con Obie (Eli Brown, The Perfectionists, Luchar o morir)? Personajes tan arquetípicos, que si bien al principio había esperanzas por algo de desarrollo, al final toda esperanza queda reducida a cenizas.

Lo mismo ocurre con lo que se podría considerar la trama amorosa por excelencia de la serie. La tríada de Aki, Audrey y Max (Thomas Doherty, La invitación, Los descendientes 2). Lo que podría haber sido una buena y sana representación de algo inusual en televisión, se queda como una trama más de vueltas y vueltas para llegar a ningún sitio. Un decepcionante viaje con un final que lo es aún más.

Una oportunidad perdida

No obstante, la serie tiene personajes interesantes, solamente falta que los pongan en el foco de atención. Monet y Luna (Zión Moreno, Control Z, K-12) tienen una fuerza y potencia desaprovechada. Incluso, Zoya (Whitney Peak, Hocus Pocus 2, Las escalofriantes aventuras de Sabrina), quien en la primera temporada tuvo gran protagonismo, cuando se vuelve interesante con su evolución, la dejan de lado.

A pesar de todo, el reparto hace un trabajo excelente con lo que tienen. La pena de la cancelación es no verles recuperar sus papeles y la oportunidad perdida de no poder ver si en un futuro podrían haber aprovechado el potencial que la serie consiguió en sus inicios, y que podía volver a tener.

Adiós, Reina Cotilla, adiós

La serie en general da al público lo que ofrece. Salseo, drama, divineo y conflicto. Aunque en su recta final vaya cuesta abajo y sin frenos, con un clímax al que no le favorece nada la cancelación, se deja ver y se disfruta en gran parte. Hay diálogos rápidos e ingeniosos, las metáforas y oratoria de Gossip Girl sigue siendo una delicia narrativa y la opulencia sigue siendo el plato principal.

Así, la segunda y última temporada del regreso de Gossip Girl se despide con un sabor agridulce, pero con la felicidad de haber escuchado ‘XOXO, Gossip Girl’ una última vez.

 

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