Jess Zimmerman analiza sus experiencias personales como mujer a través de la mitología griega
Sirenas y otros monstruos, ensayo publicado por Blackie Books, hace una crítica de cómo la sociedad percibe a las mujeres y, especialmente, cómo cada mujer se percibe a sí misma. Jess Zimmerman, escritora de varios ensayos y relatos publicados en medios como The Washington Post o The Guardian, hace un análisis incisivo de las principales figuras femeninas de la mitología.
La autora ofrece una mirada feminista con la que cualquier lectora se puede sentir identificada. Así, consigue darle voz al pensamiento de muchas mujeres que nunca se han atrevido a alzar la voz y que, sin embargo, han vivido situaciones similares.
Los monstruos de Zimmerman
A través de las figuras mitológicas, pretende demoler las bases y expectativas asentadas por el patriarcado: “Hemos forjado una cultura sobre la base de estas mujeres monstruosas, hemos permitido que apuntales unos principios morales trilladísimos sobre lo que se entiende por corrección, normalidad o decoro femenino”, reza Zimmerman en el prólogo del ensayo.
Cada uno de los monstruos encarna diferentes expectativas sociales de la feminidad. La autora analiza lo que es salirse del canon de belleza socialmente establecido, el no querer “que nadie me dijera que era digna de ser amada, que era atractiva, que era guapa” y el poder ser una mujer llena de ambiciones sin que nadie lo cuestione.
Una escritura reivindicativa
La escritura de Zimmerman es valiente en muchos sentidos. No solo porque se atreve a contar sus propias experiencias, sino porque también se atreve a denunciarlas. Escribe sobre lo que significa ser mujer, lo que significa ser un monstruo y cómo la sociedad ha hecho creer que ser ambas va unido.
El tono en el que todo está narrado es divertido a la vez que vulnerable. La autora es muy sincera con sus pensamientos, luchas internas y experiencias que le ha tocado vivir y que, tal y como resume ella, a muchas otras mujeres también.
A pesar de que las conclusiones son bastante amplias y generales, están bien llevadas. La escritora allana el camino a la reescritura de la mitología clásica que reconozca la fuerza de las mujeres sin demonizarlas.
No obstante, el libro puede presentar una premisa algo contradictoria ya que plantea un aprendizaje del mundo de mitológico griego que, realmente, no se da tanto. Más bien, la autora hace una reflexión del papel femenino en la sociedad a través de las mujeres mitológicas pero sin adentrarse en ellas y su historia. Cuando lo hace, es de una forma bastante superficial.
No es una novela para aprender de mitología, sino para que cada mujer se reencuentre con partes de sí misma que están escondidas y que, además, comparte con más mujeres.
A lo largo del ensayo se recalca la dicotomía existente en el significado que cobran algunos adjetivos atendiendo a si se habla de un hombre o una mujer. La autora lo demuestra y es lo que se queda rondando en la cabeza del lector cada vez que termina un capítulo. Sin duda, un mensaje con muchísima fuerza y que deja un mal sabor de boca al abrir los ojos y ver todo lo que queda por cambiar.