El film que denuncia y da voz a uno de los problemas más presentes y censurados en países como Estados Unidos
La película El sonido de la libertad del director mexicano, Alejandro Monteverde, muestra una realidad clandestina, cruel y desgarradora: el tráfico de niños y su explotación infantil. Sorprendentemente, basada en una historia real en la que el protagonista hará lo que sea por salvar a dos hermanos secuestrados en manos de las mafias colombianas que te hará salir del cine con los pelos de punta.
El título de la película ya nos puede dar pistas acerca del mensaje que quiere transmitir el director a los espectadores con esta proyección. Y es que este llamado «sonido de la libertad» hace referencia a la libertad de todos los niños secuestrados y explotados a los que se les priva de esta, de una manera injusta y cruel.
“Los chicos de dios no están en venta” es el eslogan que sigue la película y una de las canciones finales como signo de la misma. Y es que siendo un valor tan fundamental como lo es la libertad, es terriblemente impactante que haya personas y sobre todo niños, a los que se les prohíbe gozar de ella.
Esta película está basada en una historia completamente real en la que el actor Jim Caviezel da vida al personaje real de Tim Ballard, un ex Agente de Seguridad Nacional de Estados Unidos, que se involucra de lleno en salvar las vida de una niña en manos de la mafia colombiana para juntarle con su hermano, también secuestrado por estas. El protagonista arriesga su vida a niveles extremos, demostrando sus ganas e interés por cambiar esta triste situación, siendo este personaje un símbolo de valentía pura, digno de admirar.
La historia real de Tim Ballard
Tim Billard, el hombre del que se inspira la película, es un activista conocido por fundar Operation Underground Railroad (OUR), una organización sin ánimo de lucro con sede en Estados Unidos que trabaja para acabar con el tráfico sexual infantil.
La involucración que ha tenido Billard en la vida real con este tema es realmente asombrosa que hasta dejo a un lado su trabajo con el objetivo de al menos reducir las cifras de este trágico tráfico de niños. Con sus acciones, Billard, ha conseguido salvar a mas de 7.000 personas, ha estado involucrado en más de 6.500 detenciones en todo el mundo y ha llevado a cabo más de 4.000 operaciones. Ha sido la figura de la que se ha basado esta película y la que ha resultado ser el héroe de muchos.
¿Qué sabemos de la explotación infantil?
La película muestra un tema delicado y ciertamente ocultado por muchos medios como es la red de explotación infantil que está presentes en varios países. A día de hoy y según la organización internacional del trabajo, el 25 % de las personas que son víctimas de trata son niños, y países como Estados Unidos o México lideran el ranking.
La película denuncia este tema con una historia conmovedora de dos niños pero aparte de esto quiere dejar atrás la invisibilización que tiene este tema en países como EEUU. No se habla apenas de datos y mucho menos de historias reales como esta ni en los medios ni en internet. Por lo que la censura es más que evidente respecto a este tema ya sea por la opinión pública o por el miedo a tener que asimilar esta realidad actual.
El poder de la censura
Lo cierto es que esta película llevaba acabada casi 5 años atrás y no se ha emitido debido a este problema: la censura. El director de la película ha asegurado en varias entrevistas que les “cerraban la puerta en muchos sitios” como Disney o Netflix, debido a la delicadeza de la trama, hasta que por fin tuvieron la suerte en los cines de Europa y Estados unidos.
Un film con presupuesto de 15 millones dólares que lleva ya recaudados cerca de 250 millones se posiciona en el puesto número 10 en la taquilla mundial. Por lo que, de alguna manera, ha cautivado a los espectadores que han acudido a las salas, aunque no haya sido un camino fácil para el equipo del film.
Es una película conmovedora, que te llega de manera muy directa y hasta te emociona, quiere dar voz al tema del abuso sexual infantil y trata de niños tristemente invisibilizado. Independientemente de la ideología política, raza, cultura o costumbres, nadie, absolutamente nadie, debería estar a favor del abuso sexual infantil.
