Bruno León nos presenta un relato íntimo e introspectivo para reflexionar sobre sus vivencias, destruir estigmas y abrir un camino al entendimiento.
A partir de la narración de sus vivencias, el autor hace un llamado a la acción: «A vivir sin miedo, a amar sin reservas, sin límite, a usar el corazón como una maldita arma de expansión masiva, y a ser nosotras mismas en un mundo que a menudo nos pide lo contrario».
Todo lo que me escondieron es todo lo que soy es el primer libro de Bruno León. Además de escritor, también es periodista y creador de contenido. A través de sus redes sociales comparte su experiencia como persona trans y reflexiona sobre la perspectiva de género.
Esta reciente publicación de En el mar editorial genera un diálogo con el lector para cuestionar el ideario impuesto y restrictivo que envuelve a la identidad de género. Ofrece respuestas a planteamientos que todos hemos tenido alguna vez; pero, sobre todo, genera muchas preguntas. Se trata, en palabras del autor, de «un libro de un hombre trans explicando, cuestionando y reflexionando sobre sus vivencias y sus ideas sobre el género como disidente de este».
Expectativas que aplastan la infancia
Bruno León, en su libro, nos presenta las distintas etapas que ha experimentado en su transición. En primer lugar, nos habla de su crianza y de cómo las expectativas sociales y familiares pueden condicionar la autopercepción de los niños y niñas.
En este momento vital aparece «el primer alud«, resultado de todos los «ojalás» que los padres y madres ponen sobre sus hijos. Estas expectativas «empiezan a crecer, cual bola bola de nieve» hasta que precipitan sobre los niños, condicionándoles la niñez.
Reconocer y respetar la autodeterminación
Después, llega «el segundo alud«, con el que, no solo se precipitan expectativas, sino que niega a los niños y niñas su «infancia trans». «Nos aterra que un menor diga que es trans, cuando lo que nos debería aterrar es que no sea capaz de decirlo», reivindica el autor.
Según explica, la identidad de género se constituye como una dimensión interna y personal de cada individuo que «no puede ser completamente moldeada por la crianza o el entorno social». La identidad de género es, por tanto, algo complejo e íntimo que forma parte de la identidad de cada persona y que debe ser reconocido y respetado. «Autodeterminación en cualquiera de las direcciones», concluye Bruno León.
Más allá de los estereotipos
El libro de Bruno León también plantea una reflexión sobre los estereotipos y los roles de géneros que tanto restringen nuestra visión de lo que significa ser hombre o mujer. Así, por ejemplo, «la reducción de la identidad de la mujer a meras características biológicas es una perspectiva problemática». Y es que, entidades médicas (como la OMS) sostienen que «la identidad de género es un espectro y no una entidad fija determinada únicamente por la anatomía».
Larga vida a los monstruos
«Sabía que quería ser un chico, sin saber que ya lo era», confiesa Bruno León. Salió del armario como lesbiana, creyendo que así se acercaría a su realidad, evitando, así, una confrontación directa con las expectativas sociales. Gracias al feminismo comprendió que los géneros son «construcciones sociales» y que no tenía por qué conformarse con las imposiciones de la sociedad.
El movimiento morado le enseñó a cuestionar y desafiar, pero no le liberó de las ataduras del autoengaño. Su verdad se encontraba en el entendimiento y aceptación de su identidad como hombre trans. «Hagas lo que hagas, uno no puede escapar de su verdadera identidad», uno no puede escapar del «monstruo» que es.
«Soy un monstruo que advierte y muestra la gran mentira del género»
No, no soy normal
Bruno León es un hombre, un hombre trans. Ha roto muros, ha abierto puertas y se ha curado las heridas ante el público lector. A una persona no lo hace trans su historia, ni las operaciones, ni las hormonas, «a uno lo hace trans su historia».
Bruno León no es normal, pero tampoco quiere serlo. Él quiere «que la verdadera normalidad sea el cambio«. Que la sociedad contemporánea sea capaz de liberarse de todas las barreras que restringen no solo, la autopercepción del género, sino también cualquier aspecto de la identidad de los individuos.