La nueva película de A24 “El Clan de hierro” llega a salas este viernes 15 de marzo para contar la increíble historia de los hermanos Von Erich, una de las familias más influyentes del deporte de lucha libre profesional o wrestling.
Una fuerte apuesta de su director Sean Durkin, cuya quinta película podría convertirse en su obra cumbre. De niño creció con la lucha libre y seguía a este famoso clan desde sus orígenes, allá por los años 70.
Como el mismo director cuenta en una entrevista con SensaCine, lo que le llamaba la atención de esta historia era su misticismo. Su semejanza a una tragedia griega hace que se pueda abordar desde un ángulo más emocional y original que otras películas que versan sobre el mismo tema.
Nos sitúa tras la retirada de la lucha libre de Fritz Von Erich (Holt McCallany), un deportista ambicioso que se queda a las puertas de ganar el cinturón de campeón del mundo. La película nos narra como se pasa el resto de su vida inculcando a sus hijos el deber de ganarlo, independientemente de las aspiraciones individuales de estos.
Cuenta con un reparto estelar, encabezado por Zac Efron como Kevin Von Erich, el “mayor” de los hermanos; Harris Dickinson como David Von Erich, Jeremy Allen White como Kerry y Lily James como Pam Adkisson.
A pesar de que quizás los actores escogidos para encarnar a esta familia de luchadores (literal y figuradamente) no son los que nos vendrían a la mente al hablar de lucha libre, han intentado plasmar la historia fielmente. Tanto Zac Efron como Jeremy Allen White han sufrido una transformación física brutal al más puro estilo Marvel.
Lo que fácilmente podría haberse convertido en un biopic deportivo se desarrolla de tal forma que se convierte en una epopeya emocional que va más allá. Nos guía a través de la oscuridad humana, la tragedia familiar y el amor incondicional entre hermanos de una forma sutil, carente de clichés y con grandes actuaciones de personajes complejos.
Funciona muy bien como una historia independiente, sin necesidad de que el espectador sea fan del deporte. No cae en efectos lacrimógenos. Es pausada, aunque grotesca en ocasiones para plasmar la condición del deporte.
La maldición de los Von Erich
Un filme que arranca sin tapujos, hablando de la conocida “maldición” de la familia. Una maldición de la que todos intentan escapar a su manera: la madre refugiándose en dios y el padre en la lucha libre.
Así comienza este desgarrador viaje, como una historia de superación en la que todo vale con tal de romper la maldición. Esta se encuentra muy presente en toda la película, que muestra la delgada línea entre la gloria y la ruina en un deporte aparentemente fingido, pero donde el precio a pagar es muy real.
Una maldición que poco tiene de mística, donde el verdadero monstruo es la imposición de valores. Además de la masculinidad tóxica donde llorar es de cobardes, a pesar de que la recurrente y desgarradora pérdida llame constantemente a su puerta.
Se convierte en una lucha contra el destino que ahoga la libertad personal, en un intento de obedecer al patriarca de la familia y hacer lo correcto.
No obstante, el personaje de Zac Efron es un ejemplo de resiliencia. El actor consigue transmitir la vulnerabilidad del personaje con sus gestos y su mirada, con una actuación visceral como el protector de sus hermanos.
Un viaje al pasado
El Clan de hierro funciona gracias a una historia real que parece imposible, pero para contarla, Durkin se sirve de una magnífica cinematografía.
Gracias a la fotografía de Mátyár Erdély se revela la espectacularidad del ring hasta la frialdad objetiva de la cámara general. Se crea gracias a ella una atmósfera nostálgica que logra sumergir al espectador en el pasado. Una historia que te transporta a finales de los años 70 y principios de los 80 en Texas. Gracias también a la música rock de la época como (Don´t fear) The Reaper.
En definitiva, es una película que, aunque no haya tenido un gran marketing internacional merece la pena ver. Es un filme que no dejará indiferente al espectador, sobre todo si no conoce la historia de antemano.
