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Sara Barquinero: «Escribir ‘Los escorpiones’ fue para explorar temas que prefiero no explorar en mi vida consciente»

Barquinero explora las esquinas de internet, las conspiraciones y aquel Memento mori eterno en Los Escorpiones; la «novela más ambiciosa del año»

Los Escorpiones, la monumental novela de Sara Barquinero, es una obra narrativa fascinante que se despliega como una serie de relatos entrelazados. En este thriller psicológico, Barquinero no solo nos sumerge en el perturbador mundo del internet hundido, sino que también invita a reflexionar sobre temas filosóficos y sociales contemporáneos desde el punto de vista de la soledad absoluta y la contemplación obsesiva de la muerte. 

A lo largo de sus páginas, exploramos la adicción a unas redes sociales menos visibles, a  la creación de identidades falsas en internet, así como la peligrosa creencia de que la satisfacción personal y el reconocimiento solo pueden encontrarse en un espacio aislado del mundo virtual. Barquinero nos presenta una visión cruda y realista de la sociedad actual, donde los protagonistas buscan desesperadamente una conexión en un entorno dominado por la superficialidad y la alienación.

Dividida en cinco partes tituladas Cambiatuvida.exe, El perro mexicano, Bajo astral, Tarde para todo y Los Escorpiones, la novela sigue a Sara y a Thomas, dos jóvenes con personalidades opuestas unidos por su obsesión por la misteriosa secta de Los Escorpiones. Los personajes de Los Escorpiones son complejos, humanos. Desde Sara y Thomas hasta una serie de antihéroes poderosos que oscilan entre la angustia existencial y la búsqueda de significado en un mundo cada vez más deshumanizado.

Barquinero nos ofrece un relato inquietante y provocador que no solo entretiene, sino que también nos confronta con nuestras propias ansiedades y dilemas morales en la era digital. Con una prosa ágil y evocadora, esta novela nos sumerge en un viaje emocionante y perturbador que es imposible dejar de leer.

Los Escorpiones portada entrevista
Portada de ‘Los escorpiones’ | Fuente: Penguin Libros

Sumergirse en el lado más profundo de internet

Pregunta: ¿Por qué escribiste este libro?

Respuesta: Dos cosas. Para empezar, a mí siempre me han gustado los libros ultralargos en los que puedes estar una semana metida y te puede durar. Siempre tuve el deseo de escribir un libro así, sobre todo cuando leía novelas contemporáneas de este estilo, pero que estaban más en sintonía con mis preocupaciones, como Foster Wallace, ese tipo de peña. No tenía las herramientas necesarias, porque eso fue como hace ocho o diez años. Pero luego… no tenía las herramientas necesarias. También estaba bastante angustiada vitalmente, porque no tenía mis ideas canalizadas en un lugar claro. Si la escritura es una forma de poner tus neurosis en un lugar, pues venga, ochocientas páginas de neurosis.

P: ¿Es una neurosis este libro para ti?

R: Una puerta de la neurosis distinta a hacer estupideces en mi vida real, que también las he hecho, pero habría hecho más si no hubiese escrito.

P: Entonces lo has utilizado de refugio.

R: Como refugio… y que escribir Los escorpiones fue para explorar temas que prefiero no explorar en mi vida consciente. La pregunta por el sentido del a vida, si te la haces en el sofá de tu casa con tu novio y tu gato se desarticula la realidad, la censuras, la metes en un libro… y de ahí exploras con un arnés en la realidad.

P: ¿Cómo se lleva una novela que está publicada como una de las novelas más ambiciosas de los últimos años?

R: Intento no pensar en ello porque si no, me volvería loca. Si pienso que me voy a a hacer rica con esta novela, o que me va a ir fatal en las entrevistas, no puedo ni proyectar ni al bien ni al mal, a mi gusto.

P: ¿Cuánto tardaste en escribir esta novela?

R: Es un tochón. La primera idea, que es la primera parte, muy muy chiquitita y la he reescrito un millón de veces, estaba en tercero de carrera, y ahora tengo treinta años, así que ha pasado tiempo. Luego la abandoné por un tiempo, cuatro, cinco años, y me puse con la primera parte en 2017-2018. No lo he escrito del tirón. Escribía una parte, descansaba seis meses, y a veces escribiendo cosas en medio. Acabé este verano. Me estuve peleando con el final, y podría seguir peleándome si no hubiese sido por mi editora.

P: ¿Cuál fue la parte que más te ha costado escribir?

R: La quinta. Quería meter todo lo que había puesto y tenía menos libertad. Las partes son más o menos aisladas, así que, si veía una peli o algo que me gustase, lo metía. Pero en la quinta estaba muy constreñida, tenía que cerrar todos los temas.

P: ¿Cómo has hecho para recapitular todo estos años de escritura?

R: Tenía un esquema casi total de la novela, y cada parte la iba atacando por separado. El problema de la quinta era que no se podía tener por separado, tenía que releer mucho. La gente que te corrige es muy útil, en general, pero para esta quinta parte mi correctora fue fundamental. Me decía: “Perdona, para esta parte has puesto 2017, y antes habías puesto que era en 2018”, y es como: ¡Gracias!

 

P: Para el tema de la investigación, ¿de dónde has sacado toda la documentación?

R: De internet profundo. Reddit, mucho tiempo gastado, demasiado. También de teorías de la conspiración en Instagram y en TikTok, que hay un montón de vídeos de minuto y medio de este tipo de temas y de repente estás muy puesto. Para el foro de los suicidas… entré de verdad en el foro de los suicidas y pasé mucho tiempo en él. El objetivo era ver de qué tipo de cosas hablaban. Los testimonios que aparecen son inventados, pero intentando coger la temperatura que tenían los posts reales.

P: ¿Estuviste bien mentalmente pasando tanto tiempo en estos lugares?

R: Bueno, como no se diferencia tanto de lo que hago muchas noches, no hay una diferencia radical. Puedo investigar de según qué temas porque ya los conocía de antes de escribir, si no, no sabes dónde mirar. Es una conducta internetística distinta a pasar mucho tiempo viendo vídeos de cómo levantar las cejas en Instagram para tener una mirada más despejada. No sé cuál es mejor o peor, cada uno tiene el suyo.

Retrato de dos almas en conflicto

P: ¿De dónde viene este interés tuyo en esta angustia existencial?

R: Para mí, es el tema principal de la literatura, siempre lo ha sido. No me refiero a que no haya novelas buenas que traten una novela de amor, o novelas alegres, que son bonitas de leer. A mí los que me gustan más son los que te bajan a la desesperación y luego te sacan de ahí. Es lo que me gusta hacer. Yo me tendría que esforzar mucho para hacer una historia bonita.

P: ¿Te costaría escribir una historia bonita?

R: La verdad es que sí. Me siento más cómoda en este tipo de registros porque yo misma empezaría a sospechar de mis personajes. Me pondría: “Venga, hago la historia de dos personas que se conocen, se casan, tienen dos hijos y todo bien”, ese tipo de novelas de un verano precioso (que a mí me gusta leerlas a veces), empezaría a meter mis cosas… y saldría algo distinto.

P: ¿Cómo te interesaste en este tipo de registro?

R: Por un libro que se llama La casa de hojas, que me flipó, y siempre quise hacer algo así. Cuando estaba en el delirio de Thomas, estaba ya escribiendo muy raro y dije: “Buah, ¿y si pongo una parte que sea Casa de hojas?”. De hecho, fueron unos días de escritura super raros. No sé si a ti te ha pasado, pero me sorprendía lo que me encontraba al día siguiente, no lo asociaba tanto a mí misma. Toda esa parte final de la dos fue sorpresa tras sorpresa.

P: Has dicho que empezaste a pensar en esto alrededor de tercero de carrera. ¿Te acuerdas por qué empezaste a pensar en este tema?

R: Me marcó mucho la lectura de La broma infinita. De cierto modo, en La broma infinita, hay un programa que lleva con el que la gente se entretiene tanto que se llega a utilizar como arma política. Además de eso, recuerdo que además hablé con mi novio en un Telepizza, y acabábamos de leer el libro y habíamos visto The End of the Tour, y entonces le dije que creía que esa novela no funcionaría tan bien hoy, porque la gente no quiere entretenerse, quiere descansar. Dejar de entretenerse. Pensé que lo que busca la gente es un ASMR perpetuo que te deja tumbado y desconectado de la realidad.

P: Veo muchas referencias tuyas en el personaje principal, ¿esa Sara eres tú, o un reflejo de ti misma?

R: Esto es super raro, pero yo me la imagino con mi cara. Pero en realidad, como persona, no se parece tanto a mí. Mis reflexiones más privadas sobre la vida, el amor y demás, me salen mejor si las pongo en personajes que no se parecen tanto a mí. La gente que me conoce bien, creo que me reconoce más como persona en los personajes de Thomas y Seymour, porque de alma se parecen más a mí. Es porque no soy tan valiente de poner a una persona que en mi cabeza tiene mi cara que dice las cosas que yo no me atrevo a decir.

P: Y entonces, ¿por qué crear al personaje de Sara con estos datos tuyos tan específicos?

R: Fue una mezcla. Cuando escribí no sabía que iba a publicarla. Al principio me atraía la idea fuese como yo, y que cuando alguien lo leyese se lo preguntase “¿Esto es una historia real?”, romper un poco la cuarta pared de la ficción. Luego me di cuenta de que tenía cierto toque de peligro y me eché atrás. Pero tal vez lo hubiese dejado si hubiese estado en una editorial pequeña rollo fanzine lo hubiera mantenido en el misterio.

P: Hay una obsesión, adicción, que se conduce en quien se obsesiona con el gore, con el suicidio, con todos estos temas morbosos. Esto se ve sobre todo en la primera parte, cuando Sara descubre el foro. ¿Se puede salir de este bucle de pensamiento?

R: Yo diría que te da una sensación de seguridad extraña poder estar comprobando esto en tu pantalla, y a la vez quieres que te quiten esa seguridad. Supongo que es el tipo de atractivo de personas que están metidas en el BDSM, el sentir que verdaderamente están en peligro o dudar en si de verdad lo están, pero en realidad no lo están, que es lo que haces cuando consumes cosas horribles en internet. Cuando das un paso más, y a lo mejor te encuentras con: “Hay personas que después de escuchar este audio murieron”. Y encuentras el audio, y entonces estás en un “¿Le doy, no le doy?”, juegas con el límite. Creo que el único problema que le veo a esto, además de que te pueda dar susto, es que muchas veces cuando se consume en internet o se trata en ficción, se convierte en un producto de entretenimiento. Si tú ves a un montón de gente triste, haciendo un oversharing total de un trauma tras otro, muchas veces se convierte en lo mismo que si estás viendo cualquier otro vídeo normal, en vez de tener una reflexión de por qué estás viendo esto. Ahora están de moda los True Crime porque tratan de asesinatos, de gente con trastornos mentales… pero no se reflexiona realmente, se degrada al entretenimiento.

P: ¿Crees que es peligroso ser curioso?

R: Creo que ser curioso es una consecuencia, no el principio. Si eres curioso por esos temas, ¿por qué lo eres? Esa es la verdadera pregunta. No creo que nadie sea un sol luminoso que nada le hace daño que está en su mejor estado vital, algo tiene que faltar antes.

P: ¿Y tú por qué eres curiosa?

R: No sé, supongo que… (risas) ¡Siempre he sido curiosa! Si tuviera que analizarlo, creo que cuando era muy niña (que fue cuando me empecé a interesar en el terror), no tenía demasiados amigos y me sentía profundamente incomprendida. Si tengo que buscar la raíz psicológica… leí mis primeros libros de Stephen King siendo super niña, y te puedo asegurar que no era la niña más popular del colegio ni mucho menos, de hecho era todo lo contrario.

P: Tienes un recorrido en internet profundo desde que eras muy pequeña, ¿cuál es tu recorrido en todo esto? Es la raíz del libro.

R: Lo he tenido desde casi que salió. En el verano de sexto de primaria a primero de la ESO, yo estaba en un foro de Bleach, o de Naruto, y tuve una relación muy rara en la que se tuvo que meter mi madre con un hombre de treinta y cuatro años que se llamaba Teodoro por Messenger, ¡ya empezamos así! Y luego he estado en todos los momentos del espíritu de internet. Desde los minijuegos, hasta 4chan, todo, todo.

P: ¿Y por qué abarcar un siglo en el libro?

R:  Podría haber sido más. Ninguna teoría de la conspiración te dice que desde hace un par de años, “estos son los malos”, no, te dicen: “Los aliens vinieron hace mucho tiempo, antes de que el humano…”, siempre es muy amplio. Al principio tuve una tentación de poner una cárcel medieval, pero al final, por el espacio de la novela no lo puse. Me quería acercar más a cómo se construye una conspiración de internet, y es pues eso, desde que el hombre es hombre.

P: ¿Qué tema de la novela quieres que no pase desapercibido?

R: Por su longitud, creo que después de las dos primeras partes, en el interludio, cuando habla Manuel, creo que es posible que algunos lectores maduros (alguien de cuarenta y cinco años), no pueda sintonizar tanto con esa parte, o que piense que es accesoria, o que nos dan datos sobre un personaje que se podría haber resumido, pero para mí es importante. Tanto en Sara, como en Thomas, como en personajes contemporáneos, los encontramos en cierta edad adulta, pero la forma en la que se construye la relación con la soledad y el trauma me parece que solo se explora en un nivel de autogénesis en esa historia. Además, cuando llegas a esa historia, el personaje te cae fatal. A mí me gustó mucho esa parte y temo que a un lector más maduro no le cunda.

P: Las conspiraciones que expones aquí, ¿podrían pasar?

R: No les hace falta hacer algo tan maquiavélico. Por ejemplo, la teoría de la conspiración con Pokémon, lo que te viene a decir es que, como Japón estaba cabreado por haber perdido en la Segunda Guerra Mundial, quiso meter movidas de la grandeza japonesa experimentando con la mente de los niños en Pokémon para difundir la idea de un Imperio global japonés. Si analizas la teoría hasta el fondo, es eso, pero no es necesario tanto porque culturalmente, Japón ha conquistado el mundo gracias a Pokémon, al manga y al anime. No hace falta una música mágica, Pikachu es suficiente.

P: ¿Cómo hiciste para construir a los personajes principales?

R: Normalmente, para empezar alguna de las partes, leía mucho, cosas que me iban a servir para cada parte, excepto para la de Sara, que cuando empecé a escribirla yo estaba fatal. Era un “qué mal estoy”, a lo largo de una historia. Cuando estábamos en la fase de la corrección yo no quería pulirla tanto porque se notaba que yo había estado triste mientras la escribía. Luego, para los demás personajes, iba cogiendo partes de cosas que me gustaban.

P: ¿Te inspiraste en algo que conocieses, en alguien real?

R: La verdad es que creo que, en general, en la literatura, todos los personajes que tienen entidad me los invento, y los demás siempre tiro de stock de amigos de verdad. Ninguno de los protagonistas es nadie. Hay muchos secundarios que tienen la cara de una persona, pero son secundarios. Si no, me coarta tener una referencia real.

ESE lado de internet

P: ¿Tienes alguna preocupación con que los lectores entren a Sanctioned Suicide?

R: Sí, sí. Si alguien tiene la inquietud por entrar, no hace falta que se lo venga a contar Sara Barquinero. Muchas veces que lo hemos pensado en editorial y tal, escogí a posta cuando estaba explicando un método de suicidio uno muy gore para no estar explicándole a alguien cuántos lorazepams se tiene que tomar. Pero en realidad, cuando alguien tiene un pensamiento así, no hace falta que se lea un libro de ochocientas páginas: Tiene un móvil en la mano. Entonces, a mí, de hecho, me parece que el final es optimista.

P: Los personajes comienzan con este pensamiento sobre el suicidio, y los acompaña en general durante gran parte de su vida. ¿Crees que se puede salir de este pensamiento tan obsesivo?

R: Creo que cuando realmente estás muy desesperado, llegas a una puerta (para mí tiene una forma de puerta en mi mente) la cual la cruzas y está todo el umbral de la desesperación, o si no eres capaz de que te asuste y echas un paso hacia atrás, no desaparece el pensamiento suicida o depresivo a lo largo de toda tu vida. O sea, te das cuenta de que la vida es una mierda, todos te van a traicionar, tu familia no te quiere, y todo lo malo, y llegas hasta el fondo y, ¿qué haces? O te arrojas a eso y entras en la desesperación más profunda, o piensas: “Bueno, ya que estoy viva y como tengo algo de gente, voy a ser más amable con la gente de mi alrededor, porque al final me voy a morir”. Siempre que esta puerta se abre, la vuelvo a cerrar. De hecho, después de estar en este pensamiento, soy más amable y simpática, hasta que se me olvida el pensamiento de «solo tenemos una vida.”

P: Y también, sobre tu investigación, ¿cuál fue tu infohazard? ¿Qué es lo que no puedes olvidar?

R: La experiencia del foro de los suicidas en sí misma, ver a alguien diciendo: “Mi vida es una mierda. ¿Qué hago, me ahorco, o me tiro por la ventana?” y que alguien te diga: “Si eres valiente, tírate”, y ver esa conversación en directo… yo nunca lo voy a poder olvidar. Y no fueron una, fueron muchas.

P: ¿Cuál es tu opinión personal sobre este foro?

R: Yo creo que está bien que la gente tenga un lugar en el que hablar. No hay muchos espacios sociales, ni en internet ni en ningún sitio, para hablar de esto. Es normal, porque si a mí se me acerca un amigo y me cuenta que está pensando en matarse, tal vez no reacciono de la forma en la que mi amigo quiere. No me parece mal que la gente que tenga un espacio para explorar estos temas. Luego, alimenta un morbo horrible. Hay gente que lleva treinta y cinco años en Sanctioned Suicide y es activa, con más de mil doscientos mensajes. ¿Esto qué es? ¿Alienta a los demás? ¿Intenta salir de su propia situación? Tal vez habría que construir un foro fuera de internet para hablar de estos temas con cierta apertura. Tal vez con más recursos en salud pública, o lo que fuera, pero no me parece mal que exista. También creo que es muy normal que un foro así esté lleno de incels. Me parece que una cosa que hace muy bien La mecánica de los fluidos (no me voy a poner a protegerles), es que muchas personas que son así, en realidad lo que tienen es una desesperación muy profundas de ellos mismos. Tal vez, con personas como tú o como yo, si les hubiésemos cogido más jóvenes, pues nuestros colegas no serían incels, pero tuvieron mala suerte. A mí, en realidad, muchos incels me dan pena.

P: ¿A quién quieres que llegue esta novela? ¿Cuál es tu público deseado?

R: A mí me gustaría que llegase a todo el mundo. Creo que trata temas universales; no hay quien se escape de la depresión o el capitalismo. Al tipo de lector o lectora que más le puede interesar es a gente más o menos de mi edad, un poco más joven, que pille este tipo de vibración. Todos aprendemos a estar tristes de la misma manera, aunque no sea de la misma manera que nuestros padres, y nuestros hijos, si tenemos, estarán tristes de distinta forma. Este es lugar para gente de veintipoquitos y treinta y algo.

P: ¿Crees que debería tener un tipo de disclaimer esta novela?

R: Es un tema complicado. Sé que hay gente les viene muy bien tener algún tipo de disclaimer en esto, pero a mí en ficción no me gusta. Si tú ves el argumento de una novela, o empieza una película y aparece: “DISCLAIMER: VIOLACIÓN”, te estropea un poco la novela. Esta manera de catalogar todas las emociones humanas… no vaya a ser que haya algo que sobrepase tus límites… pues no sé, la ficción también está para sobrepasar algún límite. ¡No te imaginas la de veces que invesigando para la novela Google me sugería teléfonos por si no estaba bien! Visité el foro de los suicidas en 2018, pero a veces, para recordar cosas y tal, ponía la dirección del foro, o cosas así, y acto seguido, Google: “¿Te encuentras bien? Puedes llamar a este número…”

P: ¿Te has quedado con ganas de añadir algo más?

R: Se me ocurrirán muchas más cosas que añadir, pero también había que parar en algún momento. Hubo un momento en el que yo estaba con mi novio y mis amigos, y me estaba quejando: “¡Es que este mundo editorial en el que te meten tanta prisa…!” Y me dijo: “Sara, llevas a lo tonto siete años. ¿No crees que es momento de cambiar a otro libro?” Y no lo había visto así. No era una cosa de que en enero empecé a escribir y en marzo ya me estaban metiendo prisa. También me destacaron que las cosas nuevas que iba añadiendo no tenían la textura del principio, entonces lo mejor era escribir otro con estas movidas que me interesaban.

P: También has publicado algunas otras novelas mientras que escribías este libro, ¿Cómo ha sido ir cambiando de proyecto?

R: La anterior novela la tenía escrita antes de empezar este libro. Entre que acabé la novela, la corregí, la mandé… pasaron años. Esa no la escribí a la vez. En medio de esta sí que empecé a escribir otra que estoy acabando, pero no sé si la voy a publicar. Yo tenía un horario de escritura, y no podía seguir escribiendo eso, y entonces, ¿qué hacía mientras tanto? Pero era un poco para desconectar.

P: ¿Cuál es ese proyecto que estás escribiendo? ¿De qué trata?

R: De las relaciones de poder entre profesores adultos y alumnas jóvenes en contexto universitario.

P: ¿Es una experiencia propia?

R: No, la he visto hasta morirme, pero a mí no me ha tocado, por suerte.

P: ¿Qué opinas de este tipo de abuso de poder?

R: Me parece una vergüenza absoluta cómo en el ámbito de las humanidades sucede permanentemente, en las ciencias no me atrevo a decirlo, pero en las humanidades es el típico profesor guarro que te pone Dogville en la primera clase y dice: “Vamos a explorar las mentes ocultas…». En fin. No puedo con esto. Entiendo que hay temas moralmente grises y sí que es cierto que una persona de veintiún años se puede enamorar de un hombre de cuarenta, entiendo que sea posible, pero… ¿no hay un compás moral? Cuando prácticamente todos los profesores de la facultad han tenido o tienen una novia a la que le sacan veinte años, es que ahí hay una situación. Estoy super en contra. 

P: Para finalizar, ¿cuáles son tus principales influencias para escribir?

R: La literatura americana muy tocha, como Hanya Yanagihara, Foster Wallace, todos estos gigantes americanos. Didiot, Stephen King, Ottessa. Por ejemplo, Despentes me gusta también, pero escribe como una americana.

P: ¿Consideras que tu estilo ha sido americano?

R: Mi formación ha sido super americano, no puedo evitarlo. Yo no he leído en mi vida una novela de Ana María Moix. No es que no me parezca interesante. Ahora mismo estoy leyendo más literatura española del siglo XX.

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