En Voces del 11M: Víctimas de la mentira, Víctor Sampedro Blanco recopila 8 desgarradores testimonios sobre el terremoto mediático posterior al atentado
A primera hora de la mañana del jueves 11 de marzo del 2004, trece bombas fueron detonadas a lo largo de la red ferroviaria de Madrid. 192 personas perdieron la vida a causa de este atentado, el mayor en suelo europeo. Desde la esfera política, se utilizó la tragedia como el as bajo la manga de la campaña electoral. La autoría de este ataque repercutiría decisivamente en los resultados de las urnas, que se llenarían con los votos de los españoles ese mismo domingo 14 de marzo.
Si había sido ETA, la victoria sería del PP, muy exitoso en la lucha contra la organización; no obstante, de haber sido obra de un grupo islamista, el desastre estaba asegurado para este partido, que había implicado a España en la Guerra de Irak. Había mucho en juego y se decidió recurrir al arma menos democrática, aunque más efectiva: la mentira.

En Voces del 11M: víctimas de la mentira, Víctor Sampedro Blanco, catedrático de Comunicación Política de la Universidad Rey Juan Carlos, recopila ocho testimonios de personas cuyas vidas fueron irrevocablemente transformadas por el fatal acontecimiento. Familiares de víctimas desatendidos por los políticos, periodistas cesados por no adscribirse a los comunicados oficiales y chivos expiatorios que pasaron por un calvario mediático luchan por que su verdad, tanto tiempo silenciada e ignorada, sea escuchada en el vigésimo aniversario del atentado.
A través de sus historias, se recuerda un triste episodio de la democracia española que ha sido aprovechado en el Congreso de los Diputados durante años como munición para arremeter contra el partido de la ideología opuesta, sin respetar el dolor de los afectados ni el derecho a información veraz.
El autor incorpora reflexiones personales sobre la «pseudoinformación» y la «espiral de mentiras prudentes» con la que se intentó controlar la opinión pública en una guerra cultural que fue germen de la desinformación de nuestro país. En su entrevista para El Generacional, Sampedro explica las claves por las que el ataque tuvo lugar y expone la importancia como periodistas de decir «no» ante la publicación de información engañosa.
Aprendiendo a decir «no»
P: ¿Cuál fue el motivo por el que decidió dar voz a estos testimonios?
R: Yo doy clases en la Universidad Rey Juan Carlos. Lo he escrito para que los estudiantes de periodismo tuvieran consciencia de que este tipo de periodismo se puede hacer. Lo único que hay que tener son las ganas y la paciencia. Los tres periodistas que aparecen y compadecen en el libro son personas a las que les fue muy bien en la vida profesionalmente una vez que plantaron cara a los teóricos de la conspiración.
Gumersindo Lafuente se convirtió en referencia de innovación digital en todo el mundo. Dejó elmundo.es, pero fundó Soitu, que era un portal de noticias donde se formaron los mejores periodistas digitales de la actualidad, y levantó El País digital. A Zarzalejos le echan de un medio de comunicación, nada menos. Y es una de las pocas veces del espectro conservador madrileño que se ha escuchado fuera de Madrid, que tiene una autoridad muy fuerte. Martínez Soler lo que te dice es que si eres una periodista independiente y criticas, siempre vas a poder trabajar, incluso con dueños como los de 20 Minutos que pusieron muchísimo dinero en la edición especial sobre el 11M y lo perdieron, pero tenían claro que debían que hacerlo. 20 minutos es el único periódico con tiradas millonarias en este país.

Lo que uno puede perder en audiencia o en notoriedad pública por decir «no» luego se convierte en un capital de confianza muy fuerte. Este libro da claves a las que estudiáis periodismo para hacer un periodismo como el que se merece la sociedad española. Quería darle a mis alumnos el ejemplo real de cómo se puede parar una espiral de mentiras y cómo proteger y dar voz a las fuentes más cívicas es la tarea que nos corresponde hacer, independientemente de la ideología. Lo que cuenta es el intento de ser veraz y de ser consecuente con tus principios, tu código deontológico,… Ese sentimiento de lealtad, ese sentimiento de integridad personal es lo que nosotros tenemos que recibir de las fuentes, que no es precisamente lo que hicieron los conspiranoicos.
P: Como sociólogo, ¿cómo vivió el 11 de marzo de 2004 y todo el escándalo mediático posterior?
R: Yo estaba casi recién llegado en la Universidad Rey Juan Carlos, donde todavía doy clases, y vivía en el barrio de Lavapiés. Siempre me he movilizado, nunca políticamente con partidos pero sí con movimientos sociales, asociaciones de vecinos, etc. Estaba muy metido en las redes contra la guerra y participé en lo que fueron las convocatorias de las manifestaciones más grandes contra la guerra de Irak.
Cuando vino el atentado mi primera reacción fue culpar a ETA, pero muy poco después me empecé a dar cuenta de que aquello no podía ser ETA y de que el gobierno nos estaba mintiendo. Y como formaba parte de las redes estas en las que nos habíamos estado movilizando todo el tiempo, participé en las convocatorias de manifestaciones que se hicieron frente a las sedes del Partido Popular.
Nos convocamos a pedir la verdad ante las sedes del Partido Popular porque el gobierno llevaba mintiendo desde la mañana del día 11 y había convocado una manifestación con un lema que era casi su programa electoral de defensa de la Constitución y de derrota al terrorismo. Claro, apelaba a las víctimas, ¿quién no iba a salir esa noche?
Esa manifestación nos puso a todos en riesgo. Éramos dos millones y medio de personas en las calles contra ETA, cuando en realidad quien había convocado esa manifestación sabía que había un comando yihadista suelto. Nos pusieron en riesgo para poder ganar unas elecciones en medio de la mentira. Y entonces, la gente desde abajo se convocó, como luego se convocarían en el 15M. Aquello fue un precedente, sin ninguna duda.
Y decir que fue el PSOE o Izquierda Unida intentando ganar las elecciones de una manera espuria es simplemente seguir en estas teorías de la conspiración. Los políticos y los periodistas se creen que son los únicos haciendo cosas y moviendo cosas en la esfera pública. Aquello fue la ciudadanía empoderada tecnológicamente, autoconvocándose con sus teléfonos móviles. Confirió legitimidad a las elecciones porque hasta entonces se seguía manteniendo un doble lenguaje y una autoría falsa de ETA sin ninguna evidencia. En el libro también se demuestra que aquella manifestaciones impulsaron a que 20 minutos sacase esa edición especial, que fue el único medio de comunicación que dijo claramente lo que en el resto del mundo se estaba diciendo, que había sido Al-Qaeda, y lo dijeron desde el momento cero.
¿Qué habría pasado si…?
P: ¿Cómo cree que habría afectado en la opinión pública y a los afectados que el PP se hubiera retractado públicamente al perder las elecciones?
R: Yo creo que es tan grave lo que ocurrió en esos 72 días. Una vez mientes, tienes que seguir mintiendo para que no te cojan. La dejación de responsabilidad, la falta de previsión, el modo en que se desoyeron las advertencias cada vez más claras de que iba a haber represalias por participar en la Guerra de Irak, los atentados previos de Bagdad y Casablanca…Aquello fue un atentado que fue posible por errores gravísimos y una total y absoluta falta de coordinación entre los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. En el último libro de Fernando Reinares, cuyo título es Se pudo haber evitado, lo reconoce.

Imagina lo que significaría que el señor Aznar y sus ministros reconociesen que nos habían mentido sobre la Guerra de Irak con embustes sobre las armas de destrucción masivas. Bush se ha retractado, Blair se ha retractado, el presidente portugués se retractó y confesó estar equivocado. Pero Aznar nada.
Habría significado el debacle total y absoluto de esta gente durante mucho tiempo. Cosa que no ocurrió, mantuvo un suelo electoral muy importante y, de hecho, a los siete años volvieron a ocupar el poder. Estamos hablando de personas que ocupan puestos claves, en los consejos de administración del IBEX 35, en las presidencias y en centros de pensamiento de muchísimo poder. Estamos hablando de gente que compadece en los medios un día sí y otro también, como si tuvieran una autoridad moral y profesional, de la cual yo creo que a todas luces carecen.
P: ¿Y qué significaría ahora un perdón oficial? Tanto en el documental de Netflix sobre el 11M como en varias de las declaraciones a lo largo del libro se reitera en su ausencia.
Yo no puedo saber que es lo podría pasar con Aznar, ni me interesa. Lo que sí que sé es que está gente no ha rendido cuentas. No ha pagado ni un solo gramo del dolor que ha provocado en otros, ni han sentido arrepentimiento ninguno. Estamos hablando de que algunos testimonios son de gente muy vulnerable y que ha sido muy atacada, muy acosada, muy insultada. Esta gente está enferma. Son psicópatas. Lo único que puede explicar su comportamiento es la patología. Es probable que hayamos estado en manos de gente carente de la más mínima empatía por el sufrimiento ajeno y eso se llama psicopatía.
Desafiando la pseudoinformación
P: ¿Cómo se puede combatir como ciudadano la peligrosa espiral de la mentira prudente que expone en su libro?
R: Diciendo basta ya. Plantándote. Zarzalejos lo dice en su libro: “Pie en pared”. Se acabó. Pilar, Eulogio, Aitziber Berrueta…Yo no voy a prescindir de la memoria y de reclamar justicia para mis muertos. Yo no me voy a callar, ni voy a negar que esto fue el resultado de una guerra ilegal e ilegitima por petróleo y basada en mentiras. Y no voy a permitirte que mientas sobre mis muertos. Con integridad personal, con valor y coraje cívico, con deontología periodística, que te exige no mentir jamás conscientemente.
Distinguiendo desde ya lo que es información de lo que es propaganda. No existen las noticias falsas, existen noticias mentira. Existe la pseudoinformación. Es aquella noticia que no es tal, que en realidad es una propaganda, es un anuncio. Es un boletín de relaciones públicas encubierto como noticia para ganar credibilidad, usando la mentira, es decir, aprovechándote de esa credibilidad y de un pacto implícito en el que tú le estás diciendo a tu lectoras: «Yo no te miento. A mi no me pagan por persuadirte, ni por convencerte de nada. A mi me pagas tú».
No confundiendo jamás esto. Si no, pasará lo que está pasando, que la gente te dice: «Yo no te pago, yo no pago por información que sé que es mentira». Estará pasando lo que pasa, que la gente ataca a los periodistas y las periodistas cuando se movilizan, porque se siente atacadas por ello, claro. Porque no siente que cumplan una función de servicio público, porque no ven valor añadido ninguno a lo que le estamos ofreciendo.
Hemos perdido el protocolo de trabajo que nos distingue de los publicistas y los propagandistas y hemos perdido el modelo de negocio porque hemos perdido la credibilidad. Aquí tienes veinte años de mentiras continuadas y que además no quedaron allí. Son mentiras presentes, son mentiras actuales, son las mismas mentiras que ahora están haciendo y llamando «terroristas» a unos aliados de un gobierno o unos políticos elegidos por los ciudadanos. Son los mismos. Es la misma retórica.
P: ¿Cómo crees que va a acoger la opinión pública este libro?
R: Las primeras reacciones que estoy teniendo este libro está desapareciendo. La gente lo está comprando a mansalva. Ha subido en los puestos de ventas de Amazon una barbaridad. Está entre los 500 libros más vendidos en España, y acaba de empezar a venderse hoy (21 de febrero). Todo el dinero va dirigido a la Asociación 11M Afectados del Terrorismo, incluido el adelanto que me dio la editorial. Yo no he cobrado nada por hacer este libro, he pagado los viajes, el material… Un año de mi vida sin parar y los 20 previos que lo llevo estudiando, porque el libro está plagado de participaciones mías.
Periodistas jóvenes me ha dado las gracias por que les permite decirle a sus jefes que ellos no van a hacer ciertas cosas. Todos y cada uno de los que han participado me han dado las gracias con mensajes muy emotivos. Tengo la sensación del trabajo bien hecho y de haber cumplido. Creo que eso es algo imparable en el oficio del periodista. Creo que uno es periodista por momentos así, que te redimen de muchas cosas. Estoy contentísimo de haber escrito este libro, a pesar de que me haya costado y me esté costando muchísimos disgustos. Porque hay gente muy poderosa que se siente dañada.

