Recordamos al personaje famoso en los años 80 por sus rompedoras canciones
Tal día como hoy, 22 de septiembre, hace 30 años, Tino Casal perdió la vida en un accidente de tráfico en Madrid. Un artista atrevido y vanguardista en una España a la que, aun presumiendo de modernidad, todavía le quedaba un largo camino por recorrer.
Comenzó su carrera como cantante en su Asturias natal, en la década de los 60, en un grupo llamado Los Zafiros Negros. Unos años después entró a formar parte de Archiduques, banda que abandonó al poco tiempo para irse a Londres. Allí afianzó su estilo, empapándose del glam inglés y aumentando su devoción por David Bowie. En 1977 continuó su trayectoria musical en solitario. Sus allegados dicen que le encantaba experimentar con toda la tecnología que tuviera a su alcance y no le gustaba encasillar su música en ningún género concreto.
Este gran exponente de la Movida madrileña no solo se dedicó a la música, fue también pintor y escultor. Y al igual que le ocurría en el arte sonoro, en las artes plásticas destacaba por su afán por experimentar y por su amor hacia la psicodelia y el neobarroco. Estudió artes y oficios en Oviedo al tiempo que comenzaba sus andaduras en su primer grupo. En 1991 presentó la exposición Pinturas de guerra en Madrid. A la pregunta de si pintaba escuchando música, Tino Casal respondía que no; “suelo pintar por la noche y como en silencio”, decía, “lo único que hago es desnudarme y establecer una batalla con los lienzos y los colores”.
Su estilismo, clave para entenderle
Al igual que fue considerado un precursor del pop moderno, también lo fue en cuanto a la estética que tanto le caracterizaba. Cueros de colores, estampados animales, chaquetas customizadas, cinturones anchos, pendientes, pulseras, anillos… le conferían una imagen propia. Le apodaron el tigre bengalí y, en 2016, el Museo del Traje le dedicó una exposición. Se atribuye parte del mérito de su estilismo a la diseñadora Pepa Ojanguren, que fue su pareja durante más de diez años.
Tanto es así, que con motivo del 30º aniversario de su fallecimiento, la Joyería Suárez le ha dedicado una colección de joyas. A partir de objetos personales que la familia le ha facilitado al equipo, han creado la colección Eloise, en honor a la canción que le condujo a la fama. Realmente, no es un tema propio, sino una versión traducida al castellano cuyo autor fue Paul Bryan (aunque el intérprete era su hermano, Barry Ryan).
“Fui encontrando mi persona a medida que me soltaba la melena y me crecía el tacón”
Pese a todo, la memoria colectiva no ha sabido hacerle un hueco. Sin embargo, los compañeros de gremio sí lo recuerdan como un genio. Era un artista entregado a su arte y no vendía su vida privada. Por ello, aún sigue habiendo muchas preguntas a su alrededor que lo convierten en un personaje misterioso y, para algunos, extraño. Son más los que lo recuerdan por la canción que lo condujo a la fama que por ser lo que realmente era: un artista de los pies a la cabeza.