El crecimiento de AfD en la ex RDA y la victoria de CDU en la ex RFA ilustran la polarización política en Alemania
Los ganadores de las elecciones
En las elecciones europeas celebradas el pasado 9 de julio, el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) ha aumentado su porcentaje de votos obtenidos en casi 5 puntos con respecto a 2019. El partido ha pasado de ser la tercera formación política alemana en el Parlamento Europeo con un 11%, a ser la segunda con un 15,9%. Uno de los aspectos más destacados de estas elecciones ha sido su éxito en los estados federados que durante la Guerra Fría formaban parte de la República Democrática Alemana (RDA), bajo ocupación soviética. La excepción es Berlín, donde Die Grünen (Los Verdes) se ha mantenido a la cabeza.
CDU/CSU se han consolidado de nuevo como los ganadores en Alemania, afianzando su posición como el partido dominante. Obtienen 29 de los 96 eurodiputados que hay en total (AfD tiene 15), tan solo superado por Marie Le Pen, cuya formación ostentará 30 escaños. Con un 30% de los votos, CDU/CSU ha logrado aumentar ligeramente su porcentaje de votos en comparación con el 28,9% obtenido en 2019.
Estos resultados reflejan un cambio significativo en el paisaje político alemán y europeo, con la CDU consolidando su liderazgo, y el AfD emergiendo como una fuerza poderosa. Los resultados ponen en tela de juicio al papel de la Unión Europea y de la OTAN en la tensa situación nacida del conflicto entre Rusia y Ucrania. Los Verdes, en consecuencia, enfrentando desafíos considerables. La evolución de estas dinámicas será crucial para el futuro de Alemania y su papel en la Unión Europea.
Socialistas y Verdes contra las cuerdas
El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), el partido del actual canciller de Alemania Olaf Scholz, ha experimentado un retroceso. El partido ha pasado del segundo lugar en 2019 con un 15,8% al tercero en 2024 con un 13,9%. Esta caída refleja un cambio en las preferencias del electorado alemán, que busca alternativas tanto a la izquierda como a la derecha del espectro político tradicional.
Los Verdes (Die Grünen) han sido los grandes perdedores de estas elecciones, viendo reducido su apoyo del 20,5% en 2019 al 11,9% en 2024. A pesar de este descenso, han mantenido un fuerte respaldo en grandes ciudades como Berlín y Hamburgo. De todas formas, esto no ha sido suficiente para contrarrestar las pérdidas a nivel nacional.

La polarización política en las antiguas zonas ocupadas por la URSS
La victoria de la extrema derecha en los estados federados de la RDA refleja el creciente descontento de la sociedad civil con el panorama internacional. Tras la caída del Muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética, varios países de Europa del Este vieron un resurgimiento de movimientos de derecha y ultraderecha. El descontento con los legados de los regímenes comunistas, combinado con la inestabilidad económica y social de la transición al capitalismo, alimentó el apoyo a partidos que prometían un retorno a valores tradicionales y estabilidad.
Si bien AfD ha negado contundentemente su identificación con el calificativo de “neonazi” frente a ciertos comentarios controvertidos de sus miembros. Además de comparaciones de los medios de su programa con un programa político fascista. En algunos países de Europa del Este, como Polonia y Hungría, los partidos de ultraderecha han ganado poder utilizando un discurso que combina el nacionalismo con el anticomunismo. Aunque el contexto es más complejo y los discursos también incluyen el rechazo a la inmigración y la globalización.
En varios países, la memoria histórica de experiencias traumáticas bajo regímenes comunistas sigue influyendo en el espectro político. Partidos de ultraderecha utilizan estas narrativas para legitimar sus posturas y descalificar a sus oponentes políticos. Etiquetándolos como comunistas o simpatizantes del comunismo, incluso cuando estos oponentes pertenecen a la izquierda moderada o socialdemocracia. Es por ello que, frente a una creciente polarización política, no debemos olvidarnos del juicio crítico y que prime la armonía, el diálogo y, en suma, la democracia.
Escrito por Pedro Cubría

