El país del Caribe intenta retomar la senda democrática tras casi diez años sin comicios
Haití, un país sumido en las pandillas, desplazamientos masivos y considerado un estado debilitado, ha puesto en marcha la convocatoria para las elecciones presidenciales del año que viene. Así, intenta recuperar la institucionalidad tras casi una década.
Tras el asesinato del presidente del país Jovenel Moïse, el 7 de julio de 2021, Haití se sucumbió en un escenario dominado por las pandillas que mataban a diestro y siniestro. En todo este periodo se impuso un gobierno provisional marcado por la inestabilidad y el bloqueo político. Así, el país del Caribe se encuentra en un periodo de inestabilidad, corrupción y más empobrecido que nunca.
Las pandillas armadas han expandido su control, especialmente en el área metropolitana de la capital, Puerto Príncipe. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), más de 16.000 personas han sido asesinadas desde 2022 y 1,4 millones se encuentran desplazadas internamente.
En medio de esta crisis, el Gobierno transitorio aguarda el despliegue de la Fuerza de Eliminación de Pandillas (GSF). Una misión que ha sido autorizada por el Consejo de Seguridad de la ONU ante la incapacidad de las autoridades locales para frenar la violencia. Esta fuerza internacional, que podría contar con aproximadamente 5.500 efectivos, tendrá un mandato inicial de doce meses. Su objetivo será desarticular a los grupos armados responsables del colapso de la seguridad pública.
Elecciones presidenciales de 2026
En este contexto, con el país enfrentando una crisis estructural fuerte con instituciones paralizadas, sistema de seguridad colapsado y multitud de personas huyendo del país, esta convocatoria electoral se ha visto como una forma de salir de la crisis. La última cita electoral en Haití ocurrió en 2016, por lo que este nuevo proceso representa el intento de retomar esta vía política.
Según el calendario difundido por el Consejo Electoral Provisional (CEP) ante el Consejo Presidencial de Transición (CPT), la primera vuelta de los comicios presidenciales tendrá lugar el 30 de agosto de 2026, mientras que la segunda se celebrará el 6 de diciembre de ese mismo año. Las nuevas autoridades asumirían sus cargos el 20 de enero de 2027. Es decir, aunque se vea una salida democrática, no sería hasta dentro de año y medio que el presidente pueda formalizar su gobierno y realizar sus acciones.
Sin embargo, habrá que esperar para ver si el nuevo presidente logra eliminar las reglas de las bandas callejeras. Estas restringen la movilidad en el país y controlan accesos clave. La vida diaria está marcada por secuestros, homicidios, extorsiones y ataques. El poder de estas organizaciones se ha visto reforzado por la llegada constante de armas de alto calibre y por fuentes de ingresos como el narcotráfico, la extorsión a comercios y el dominio de rutas estratégicas.
Futuros problemas de Haití
Frente a esto, el Estado haitiano tendrá que hacer frente con sus nuevas medidas para contrarrestar la fuerza de las bandas. Además, la policía carece del equipamiento y del personal necesario para enfrentar a grupos cada vez mejor armados, y los servicios públicos operan de forma irregular. El vacío de poder ha permitido que las pandillas amplíen su control. Mientras la población enfrenta una grave crisis humanitaria: escasez de alimentos, escuelas cerradas, hospitales colapsados y un comercio paralizado.
La ciudadanía vive inmersa en el miedo y la incertidumbre, mientras la comunidad internacional intenta promover misiones de apoyo que no han logrado frenar la escalada de violencia. Se verá si el nuevo presidente en 2027 podrá enfrentarse a estas bandas armadas o supondrá un fracaso para el país.

