Más de 2,1 millones de personas sufren un trastorno depresivo en España
La salud mental, en vez de ser un derecho, es un privilegio para la sociedad. La salud mental es para los ricos, sólo para los que tienen una situación económica estable como para permitirse un psicólogo privado. ¿Y qué pasa con la sanidad pública? Vivimos en una pandemia invisible en la que la sociedad está en peligro y no se pone ninguna solución al respecto.
La sensibilidad hacia la salud mental ha despertado en España. Después de la pandemia del coronavirus, la salud mental se ha convertido, de forma inesperada, en un debate continuo en el Congreso de los Diputados.
La salud mental tiene muchas vertientes. Se trata de enfermedades mentales que poco a poco se están convirtiendo en parte de la vida de muchas personas. La depresión, la ansiedad, los trastornos y el estrés, entre muchos otros forman parte del día a día de muchos.
Aunque en ocasiones detectar algunas enfermedades es complicado, aún más cuando una enfermedad que requiere atención directa y continuada no es tratada de la manera correcta entre la población.
Que un joven de 20 años, “sin recursos económicos”, que ha acudido a un servicio de urgencia de un hospital público en España, con riesgo alto de suicidio y muy desesperado reciba su primera cita con el psicólogo clínico entre 12 y 14 meses después, es una señal triste e impactante de la falta de capacidad de respuesta de la sanidad pública que tiene este país ante los aumentos de trastornos mentales entre la población, tanto de adultos como juvenil e infantil.
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La salud mental, ¿Un derecho o un privilegio?
En España, 1 de cada 4 personas tiene y tendrá algún tipo de problema de salud mental. El 6,7% de la población española está afectada por la depresión o la ansiedad. Un 3% de la población adulta tiene un trastorno mental grave. Y casi más de la mitad de los jóvenes entre 15 a 29 años, un total de 48,9% considera que ha tenido un trastorno de salud mental.
Durante la pandemia y posterior a ella, los hábitos y rutinas de la población general se han visto afectados. El teletrabajo, las clases online, la falta de socialización, entre otros se han convertido en la vida de muchos, causando así, un trastorno de la conducta, una enfermedad mental como la ansiedad o la depresión, entre muchas otras. Sin embargo, ante la situación de aumento de casos, la sanidad pública se ha quedado estancada, y ahí está el problema.
Como vamos ayudar a una persona con problemas, como vamos a ofrecer ayuda a quien lo necesita, si no somos capaces de gestionar la sanidad para tener más profesionales de la salud que puedan centrarse de manera correcta en cada caso que les llega.
La cuestión es que hasta qué punto el colapso y la falta de asistencia sanitaria se ve reflejado en este caso, tiene que ver con el preocupante aumento de suicidios, que se ha convertido en la primera causa de muerte después de los tumores entre los 15 y los 29 años.
La sociedad vive en una burbuja en la que debe luchar contra su trastorno sin ayuda de nadie. La sanidad pública está colapsada hasta el punto de que no pasarán menos de 6-7 meses para que te den cita con un psicólogo. Para ir a las consultas privadas tienes que tener una situación económica estable que te permita mantener un hábito durante el largo periodo.
Además, también es importante abordar el estigma social asociado a las enfermedades mentales. A menudo, las personas con trastornos mentales son estigmatizadas y discriminadas en lugar de recibir la ayuda y el apoyo que necesitan para recuperarse. La educación y la conciencia pública son clave para reducir el estigma y fomentar una sociedad más inclusiva y solidaria.
En conclusión, la salud mental es un aspecto fundamental de la salud en general, y por ello es necesario que se enfoque más atención en este tema en España. Poco a poco se han conseguido avances significativos, pero todavía queda mucho por hacer. Es nuestro deber apoyar a las personas con enfermedades mentales y trabajar juntos para lograr una sociedad más saludable y compasiva. También es nuestro deber buscar una solución para que todo el mundo tenga la oportunidad de ir al psicólogo.
Recordemos que la salud mental no es un privilegio sino un derecho. Tener salud mental parece ser de ricos y eso es lo primero que hay que cambiar en un país como España.