La semana de fiesta en Sevilla ha evolucionado con el tiempo, aunque sigue representando cultura y tradición en estado puro
La celebración de la feria de abril en Sevilla se remonta a la actividad comercial de la compraventa de ganado, y en la actualidad es una festividad que alberga diversión, hermandad y diferentes actividades de consumo.
1846
José María Ybarra y Narciso Bonaplata fueron los fundadores de esta tradición mercantil que perdura hasta el día de hoy. Ambos eran comerciantes y empresarios en Sevilla, aunque provenían de otros puntos de España.
Desde sus respectivos puestos en la alcaldía de Sevilla, y como director en la fábrica de fundición de hierro cobre, decidieron apostar por la elaboración de una feria de compraventa de ganado durante los días 19, 20 y 21 de abril. Fue una actividad muy demandada y, un año más tarde, la reina Isabel II determinó la exclusividad de su celebración en la actual capital andalusí, durante el mismo mes y de manera anual.
En un principio, los comerciantes montaron los puestos en la zona del Prado de San Sebastián. No obstante, en 1973 la feria se trasladó al recinto ferial de los Remedios, en Triana.

Tradición
Ya hemos nombrado la originalidad y el fin del festejo, pero con el pasar de los años se ha ido modificando la comercialización del evento. Sin embargo, hay actividades y manifestaciones culturales como la “noche del pescaito”, o vestir el traje de flamenca y el traje de corto.
En el caso de los trajes tradicionales simplemente hay que echar la mirada atrás en la historia, y saber cuales eran las vestimentas que se usaban en el mundo del campo y las ferias. En el caso de las mujeres, el vestido de maja era exclusivo para las labores feriantes e igualmente, para los hombres, lo más cómodo era vestir de corto para elaborar las actividades comerciales y agrarias.
El hecho de comer pescado frito la noche antes de la inauguración de la feria, proviene del pasado humilde y la tradición del aprovechamiento que se promovía en la época. Andalucía era una tierra pobre , por lo que la conservación de alimentos era una tarea dificultosa. Por ello, para no tirar comida y gastar poco dinero se freía pescado para mantener saciado a los comerciantes durante los tres días de comercio.

Otras tradiciones han venido con el tiempo, por ejemplo beber rebujito. La vida en el sur es naturalmente calurosa, y aún más en la época de primavera. Por eso, para conseguir que comerciantes, feriantes y consumidores se mantuviesen despiertos durante los días del festejo se elaboró una bebida que fuera refrescante y baja en cuanto al nivel de alcohol. De ese concepto se creó el rebujito, una mezcla de vino con refresco gaseoso, que se sirve a una temperatura muy fría y que consigue mantener despierto y activo a aquel que lo consume durante el día y la noche. Es importante recalcar que en sus inicios se elaboraba con poco vino y bastante refresco.
Actualidad
En la época de ahora la feria de abril se celebra con finalidades muy distintas. Las concepciones de las casetas y la rentabilidad económica han hecho un claro hoyo en cuanto a la visión del festejo.
Por un lado, existen casetas públicas a las que todos pueden acceder y pedir consumiciones, aunque también es cierto que, en su mayoría, son privadas. Esta privacidad se debe a que hay casas de hermandad, de clubs, de trabajadores, de negocios, etc., la clave para tener acceso a una de estas, es conocer a un miembro asociado, o ser tu mismo quien está hermanado a la fraternidad de la que subyace el montaje de los telones a rayas.
Sin embargo, lo realmente importante es que siempre podrás disfrutar de un buen rato en compañía de seres queridos, socios y familiares.
