No eres ni un bicho raro, ni la primera, ni la última persona en pedir ayuda
La semana pasada, una universitaria de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense (UCM) saltó de un décimo piso. Este suceso pasó a las 9.30 de la mañana del jueves 29 de febrero. La noticia llegó a todo el mundo a través de las redes sociales y Twitter (X) se llenó de mensajes de compañeros abrumados por la situación, compañeros que lo vieron todo y compañeros que a las 10 de la mañana volvieron a entrar en sus respetivas aulas para continuar como cualquier día normal. La víctima fue trasladada en Samur al Hospital San Carlos y su vida terminó por apagarse en el hospital. Y es que no podemos ni debemos echar la cara a un lado, pasar de todo y seguir con nuestras vidas.
No es normal que una chica pierda la vida de esta forma y de ahí este escrito: No hay que esconder el suicidio, ni taparlo con otras palabras como ‘fallecimiento’ o ’muerte’ como hacen a veces los medios de comunicación, quizás para suavizar la situación, pero la palabra correcta es suicidio. Al enterarme de lo sucedido no dejé de darle vueltas todo el día al hecho de cómo una persona puede llegar a querer perder voluntariamente la vida. Por muy fuerte que suene, en el año 2023 en España, el suicidio fue la primera causa de muerte externa, 1967 personas tomaron la decisión de no seguir viviendo, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Al informarme de esto, mi burbuja se rompió y fui consciente de la realidad en la que estamos viviendo.
Por ello, quiero centrarme en mi generación, en ti y en mí. En eso de que somos ‘la generación triste’, ‘la generación débil’, e incluso he llegado a escuchar eso de ‘generación de cristal’. Y no es que nos guste estar tristes o sentirnos débiles, frágiles y hasta de cristal, es que vivimos en una sociedad en la que es no es raro ver a gente triste y débil a nuestro alrededor. He tenido mil charlas con amigos sobre esa tristeza interna que compartimos, ese desasosiego unido a la incertidumbre del futuro que nos atormenta día a día. Vivimos en una sociedad que no sabe gestionar sus problemas y solo unos pocos gozan de dicho privilegio sin sentir un caos por dentro. Igual nos ahogamos en un vaso de agua y cualquier problema que nos parece un mundo es mucho más sencillo de lo que pensamos, pero para llegar a esa conclusión es importante contar con un buen entorno para ayudarte a salir de la nube gris que te has puesto encima.
Sé que la vida no es fácil, es un camino de rosas precioso, pero lleno de espinas. Los años universitarios comprenden ese momento de madurar, tener responsabilidades, crecer y hacerse adulto en un exprés que genera presión y ansiedad en muchos jóvenes. Todo parece un mundo, pero solo hay que mirar a tu alrededor para saber que se puede conseguir, piensa en tus padres, tu familia, tus profesores, tus abuelos y hasta ese señor que te has cruzado en el bus, todo el mundo ha tenido que cruzar ese camino de rosas y ha tenido que enfrentarse a esas espinas.
Me gustaría mandar un abrazo a la familia de esta chica y a todo el que la conociera porque uno considera estas situaciones lejanas hasta que las mira de frente. El dolor y el duelo son sentimientos que no le deseo a nadie, es una de esas espinas, posiblemente la más dura de sobrellevar. Por ella, por esa estudiante, por ese amigo que ha dejado de ir a clase por lo que sea o por ti que estás leyendo esto y llevas un tiempo sintiendo algo que no sabes ni lo que es dentro de ti, es importante que sepas que no estás solo, ni sola.
Todas las universidades cuentan con ayudas y servicios psicológicos gratuitos. En el caso de la UCM es ‘Psicall UCM’, un servicio telemático y gratuito de atención psicológica para estudiantes. Además del 024, el teléfono gratuito y confidencial para la prevención del suicidio, el cual está disponible las 24 horas todos los días de la semana.
La salud mental es lo más importante. Para entenderte, entender tu cabeza y la de los demás, a veces es necesario hablar con alguien más. No hablo de desahogarse en una terraza con dos cervezas y entre amigos, hablo de hablar con un profesional que te ayude a gestionar tu cabeza. No eres ni un bicho raro, ni la primera persona que necesita ayuda y mucho menos la última. Recuerda que todo tiene solución, y que por muy grande que te parezca ahora un problema, solo debes ponerte en buenas manos y confiar.

