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Víctor Camino: “Claro que se ha hecho un avance, pero estamos focalizados en lo malo”

Entrevista a Víctor Camino Miñana, presidente de las Juventudes Socialistas de España

Víctor Camino explica su punto de vista sobre la  reforma de ley del «Solo sí es sí», y recalca el modo en el que permite avanzar en la libertad sexual de las mujeres, sin negar los efectos indeseados causados en las penas. También analiza y crítica la posición adoptada por el Partido Popular y las declaraciones de sus diputados.

Pregunta: ¿Cómo definirías la ley del solo sí es sí?

Camino: Yo creo que es una buena ley que hace avanzar la libertad sexual de las mujeres. Vivimos en un mundo en el que aún continuamos teniendo un alto grado de machismo y, sobre todo, en las cuestiones de las agresiones sexuales, que algunas se denuncian y otras no. Pero también en una cultura en muchas ocasiones patriarcal, con esas cifras de violencia machista que nos conmocionan, pero no paran y son un constante goteo. Por lo tanto, hay que hacer algo, la política tiene que hacer algo y tiene que poner soluciones. En ese sentido, esta ley avanza radicalmente respecto a la protección de la credibilidad de las mujeres. Veníamos de un paradigma en donde una jueza preguntaba a una víctima que denunciaba si había cerrado demasiado o poco las piernas. Esta ley lo que hace es poner en el foco la credibilidad de las mujeres y también el consentimiento. En resumen, es una buena ley, pero ha producido efectos indeseados y hay que corregirlos. Las leyes están para adaptarse a los momentos sociales y por eso yo creo que esta es una muy buena ley, pero con efectos en las penas complicados.

P: La gran cantidad de reducción de penas que han ocurrido han dado lugar ha originado la nueva situación de controversia y polémica que rodea la ley. ¿Podrías explicar con tus apalabras en que consiste la reforma propuesta?

Camino: El tema de la reducción de penas viene porque se juntan dos tipos delictivos: el tipo de abuso sexual desaparece y se funde en agresión sexual. Por lo tanto, tú cuando cometes un delito hay una serie de atenuantes y agravantes según dónde, cuándo y por qué se ha cometido ese delito. Por eso, en cuanto se funden esos dos delitos, penas que estaban, por ejemplo, de dos a cinco años, ahora pasan de dos a cuatro, y en esa horquilla se rebaja un año y tú tienes que aplicar sí o sí los cuatro años. Aquí hay que explicarlo todo muy bien; de las 400 o 500 penas que ya se han revisado, la mayoría son rebajas de uno o medio año, de dos años a lo sumo, y en algunas ocasiones de que está a punto de salir, a la salida directa. Honestamente, es una situación alarmante, pero se puede atajar. ¿Cómo se puede atajar? Subiendo las penas y las horquillas, en lugar de los dos a cuatro años que comentaba antes, volver a los dos y cinco años. Eso significa que hay que conseguir, o probar, las agravantes en las cuestiones de delitos de agresión sexual. No es lo mismo que haya una situación en la que se dé un exceso de violencia, autoridad, o que una persona genere sumisión química, a que se haga en otro tipo de condiciones que también están penadas. Aquí es donde entra la confrontación con los socios de gobierno, que piensan que todo tiene que estar baremado de la misma forma. En ese debate lo que tenemos que hacer es ser muy pedagógicos, lo que queremos es elevar las penas sin tocar el consentimiento y sin regresar jamás al momento anterior en el que había dos tipos delictivos: abuso y agresión sexual. Ahora mismo es todo agresión sexual, el consentimiento está en el centro, y simplemente queremos elevar las penas para evitar este goteo de condenados que están viendo sus penas reducidas.

P: ¿Qué ha llevado al PSOE a llevar la reforma en solitario?, ¿es verdad que hoy en día no habéis contactado con Podemos para ello?

Camino: Cuando la propuesta se expone en rueda de prensa, todos los grupos parlamentarios disponen de ella. Hay muchas negociaciones abiertas con muchos sectores, con muchas personas de Podemos, del Gobierno de coalición y también con los socios de investidura e incluso conversaciones muy informales con gente que no pertenece al espacio progresista del congreso. Ahora bien, lo que nos lleva a plantearla es la responsabilidad de no soportar, no poder soportar, lo que está ocurriendo. Está generando una alarma social, que encima empaña lo bueno que tiene esta ley. Yo estoy seguro de que el 95% de la ley es positiva, buena, hay un 5% que son los efectos que produce, que es mala, pero no estamos hablando de ese 95%. Ahí es donde creo que también podríamos poner foco.

P: Dejando a un lado el tema de la reducción de penas, ¿tienes alguna opinión formada respecto al resto de enmiendas planteadas en la ley?

Camino: Hay que ponerlas en valor. Esta ley, por ejemplo, hace que haya modificaciones a nivel laboral: hace que una mujer en su nivel de trabajo que está siendo agredida, o acosada por el agresor, tenga posibilidades de cambiar de trabajo, o dejarlo, y hacerlo en unas condiciones mucho más favorables que el anterior marco normativo. Temas también de movilidad geográfica, te permite o te da más incentivos a la hora de moverte para no estar en la misma posición o localización que tu agresor. Las cuestiones del acoso callejero. Al final, ese miedo que padecéis las mujeres a la hora de volver a casa y ver que alguien os está persiguiendo y os está generando una sensación de miedo, o incomodidad, también está penalizado y penado con una multa. El tema de la sumisión química, por ejemplo, el otro día en una discoteca de Madrid, una persona volvió a ir al servicio de urgencias para denunciar aquello. Hay muchos avances. Hay que poner el foco en lo que generaciones anteriores pasaron, nuestros padres, madres, abuelas, que en esas situaciones nunca pudieron denunciar porque no eran creídas y ahora sí que lo van a ser. Por eso yo creo que es una buena ley y hay que sacar pecho por ella. Ahora bien, los efectos que producen: por una parte, pedir disculpas; y, por otra parte, arreglarlos, que es en lo que está el partido socialista.

P: Frente a esta reforma ha salido mucha gente a decir que se vuelve al modelo anterior. ¿Qué opinas ante esta crítica?

Camino: El artículo 178.2 que es el que justo condensa los dos tipos, no se modifica, y, por lo tanto, no se modifica el consentimiento. Simplemente, se vuelve a un marco de penas que era más alto para evitar que suceda lo que está sucediendo. Ahí es donde Podemos tiene que hacer la pedagogía. Es cierto que puede haber un debate, mediáticamente todo se exagera, pero debemos hacer algo porque yo me pongo en la piel de una víctima y veo como a mi agresor le reducen la condena y me frustra.

P: ¿Qué opinas de que la primera reacción por parte de Podemos a las reducciones de condenas fuese culpar a los jueces y señalarles de machistas?

Camino: Tú puedes hacer una reflexión acerca de la judicatura, de cómo, a lo mejor, la judicatura permite que haya gente con más recursos y la haga menos plural. Tú puedes hacer esa crítica. Ahora bien, tú no puedes hacer una enmienda a la totalidad. Ahí hay personas con reconocido prestigio que están adoptando simplemente lo que el legislador les ha puesto encima de la mesa. Hay que tener un cierto respeto al Estado de derecho y, sobre todo, hay que hacerse más autocrítica a los partidos políticos, porque nos podemos equivocar, y aquí estamos para hacerlo todo más fácil y enmendar los tropiezos. Que no se nos caigan los anillos por el hecho de generar un espacio en el que no salgan más agresores de las cárceles.

P: Pilar Llop, ministra de Justicia, declaró en la Cadena Ser: «La víctima tiene muy fácil probar que hubo violencia, solo con una herida ya puede». ¿Crees que la violencia e intimidación se pueden demostrar?

Camino: Opino que al final, donde tenemos que poner foco es en la versión de la víctima, en su credibilidad. Al final, si una persona va a denunciar unos hechos tan graves como una agresión sexual, hay que tener credibilidad. Lo hemos visto también en otras cuestiones como con la violencia machista, donde decían que había muchas denuncias falsas. Solo el 0,97% de denuncias producidas en comisarias son falsas. Por lo tanto, aquí también tenemos que creer a las mujeres. En este caso es muy complicado. Yo escuché esa entrevista y todas las declaraciones se cogieron con pinzas. Sabemos que ahora mismo te cogen un cachito de una declaración y te lo cambian por completo en el mundo en el que vivimos, en el que las redes, Twitter, Instagram y todo está hecho para que el que esté en una posición se reafirme en ella y no que dude. Y yo pienso que aquí hay que dudar, y, sobre todo, confiar en el Estado de derecho y en el Sistema. Hay una serie de denuncias que tienen que investigarse, que deben tener un procedimiento y una ley que ampare en este caso, la libertad sexual de las mujeres. Yo haría un ejercicio de preguntar a nuestras abuelas o madres, que hubiera pasado si estas leyes hubieran estado en marcha. El caso de Ana Orantes, al que su marido quemó viva, por no haber leyes como esta, se le obligó desde la judicatura a que conviviera con su marido después de haber denunciado. Ahora mismo esto no ocurriría. Por lo tanto, claro que se ha hecho un avance, pero estamos focalizados en lo malo, porque claro, las noticias buenas cotizan a la baja.

P.: En el mismo programa de la Cadena Ser, Pilar Llop acusó a los socios de coalición de confundir a la opinión pública sobre la reforma del solo sí es si, justificando que la reforma trata de un reajuste técnico y que no se tocan ni modelos ni consentimientos. ¿Estás de acuerdo?

Camino: Es cierto, no se toca el consentimiento. No hay ninguna parte que diga que volvemos al modelo anterior en el que el abuso es sin consentimiento y la agresión es con consentimiento. Aquí hay una cosa clarísima y es que no se vuelve al modelo anterior, y en este caso ya no es confundir, simplemente es intentar buscar una batalla de relato que realmente la gente no quiere relatos, sino que no salgan más agresores a las calles o que no se les bajen las penas.

P.: ¿Qué opinas de que el Partido Popular haya estirado la mano a favor de esta ley con la única condición de que suban las condenas?

Camino: El Partido Popular es siempre responsable respecto a la suposición cuando hay avance de derechos de las mujeres. Votaron que no al divorcio, votaron que no a la ley de igualdad, votaron que no a la ley del aborto, y ahora mismo, de repente, se vuelven los máximos defensores de las mujeres. Por votar que no, votaron también que no a que hubiera sectas que acosaran a las mujeres en las clínicas abortivas. Esto es, al final, algo que afecta a la democracia y a los derechos de las mujeres. ¿Qué ocurre? Que aquí, ahora mismo, han visto un espacio en el que poder hacer oposición y en el que no hablar de economía, de empleo y de qué ha bajado la factura de la luz, cogen un hueso y no lo van a soltar. Su propuesta es, siempre, ir hacia atrás en derechos. Si se juntan con Vox, pues ir un poquito más hacia atrás. Ahora, si de repente consideran que nuestra proposición es la más adecuada, al final nosotros ponemos los avances encima de la mesa, ojalá se sumen. El Partido Popular luego se acaba sumando 20 años después, es como con la ley del matrimonio homosexual, que salían con pancartas a la calle diciendo que no existía el matrimonio homosexual y 20 años después, de repente, ahora ellos fueron los adalides del tema. Creo que aquí pasará lo mismo, lo que ocurre es que generan un ruido innecesario para que la gente pueda entender este tipo de avances.

P: ¿Qué opinas de que, ante la negativa del PSOE de sentarse a negociar con el PP, los populares les denominen de soberbios? Citando las palabras de Borja Sémper, según el diario Libertad digital: “Nuestras condiciones no van a ser ni sentarnos a negociar, ni tomarnos un café ni darnos un abrazo. Nuestras condiciones son que se modifiquen las chapuzas derivadas de esta ley. Y si va en la senda de volver a la racionalidad ya alertada por el Ministerio de Justicia, nos parecerá bien. El problema, en este caso, no va a ser el PP, sino el debate en el seno del Gobierno».

Camino: Borja Sémper que parecía muy moderado, se le ha acabado la moderación en tres días. Ahora mismo está en el ala más radical y en la más dura. No, aquí no hay soberbia. Simplemente, se trata de hacer avanzar los derechos de las mujeres. Esto no es soberbio, no es una cuestión de insultarnos. Es una cuestión de sacar un avance, de protegerlo y mantenerlo, y que produzca los efectos adecuados a los que buscó el legislador. Lo que le pasa al PP es que aún no asume que en 2019 perdieran cinco elecciones, y que de esas cinco elecciones perdidas continuamos en la legislatura. Este es un año en el que hay muchas leyes encima de la mesa y hay que seguir avanzando. Se han aprobado alrededor de 200 leyes, que eso ningún gobierno en cinco años lo ha hecho. Hemos padecido una serie de crisis, que no las voy a enumerar porque son de sobra conocidas, en la que la mano del Partido Popular ha estado para estrangular la mano del gobierno. No para ayudar o acordar. Y ahora mismo, en los últimos minutos de partido, hay que estar más pendientes de las encuestas, de que Feijóo no hable mucho y que la derecha pueda seguir manteniéndose para ese pacto con Vox que no va a llegar porque no van a sumar mayoría.

P: ¿Qué opinas de que la derecha generalice toda la ley como una chapuza? Llegando incluso a crear el #OtraLeyChapuza.

Camino: Chapuceros fueron ellos que hicieron leyes cómo la de amnistía fiscal, que servía para que los ricos que defraudaban a Hacienda pudieran volver campando a sus anchas. Chapucera es la ley que hicieron de la reforma laboral que hacía que los jóvenes cogiésemos las maletas no para irnos de casa de nuestros padres, sino para irnos fuera del país. Chapuceras eran todas las leyes que estrangularon para llevarse el dinero con las manos llenas con la trama Gürtel, cuya sentencia, recordemos, les desalojo del gobierno con una moción de censura.

P: ¿Cómo crees que los jóvenes pueden participar y ayudar al desarrollo de la ley del solo sí es sí en la actualidad?

Camino: Sobre todo, contando su experiencia a través de la educación, es decir, fomentar que todas las jóvenes hablen y cuenten sus experiencias, lo que les ha pasado en sus relaciones, lo que les ha ocurrido a nivel de la calle, lo que ocurre en esa fiesta que tienes que estar mirando el vaso por si te ponen esa pastilla que tú no has decidido. Eso también entra dentro del consentimiento y de qué se expresen, porque el mundo ya no es como era hace 10/15 años.  A pesar de que haya nostálgicos que quieran regresar a ese panorama en el que se podían hacer chistes de violar a mujeres, de quemarlas, de asediarlas, acosarlas, etc. Ahora ya no estamos en eso. Estamos en un momento en el que los derechos de las mujeres se van igualando a los del hombre, y si no continúan por ese camino estaremos cometiendo un grave error.

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