La alarmante realidad sobre el uso excesivo de plásticos en Asia ¿Estamos realmente reduciendo su consumo?
Recientemente volví de un viaje por el sudeste asiático, Malasia, Singapur y Tailandia. Un viaje espectacular aparte de la inoportuna intoxicación alimentaria.
No fueron los templos, los elefantes o los atardeceres en el mar lo que más me sorprendió. Fue algo mucho más común, algo tan integrado en nuestro tacto y vista en el día a día…algo que en Europa pasa casi desapercibido. Era la enorme cantidad de plástico no reutilizable con la que tenía que lidiar en cada una de mis compras.
Asia es responsable de más del del 80% de los plásticos que acaban en el océano. Para mi sorpresa, descubrí que dos de los países que visité estaban en el Top 10 de aquellos responsables de verter una mayor cantidad. Siendo Malasia responsable de un (7,46%) y Tailandia (2,33 %) del total, según el análisis de Our World in Data.
Sin duda, fue en Tailandia donde más me impactó el uso excesivo de este material. Se convirtió en parte de mi rutina diaria, siendo un componente más en mi pedido de café o bubble tea.
¿Qué sucede en las tiendas?
El personal coloca todos los artículos que el cliente lleva a caja en varias bolsas. Añadiendo una cantidad innecesaria, aunque bastante conveniente, de cubertería de plástico, independientemente de si el cliente la ha solicitado o no. A diferencia de España donde solicitar una bolsa conlleva un coste, en Asia, el uso de este material está estrechamente ligado a cuestiones de higiene, el servicio al cliente y la comodidad.
Una persona tarda entre cinco y diez minutos en consumir lo que acaba de comprar. Escasos minutos en los que ese plástico está en sus manos, pero que permanecerá en la tierra durante cientos de años. Pero de quién es la culpa… tuya, del dependiente, ¿o de la empresa…?
La guerra mundial de la basura
El Departamento de Control de Contaminación (PCD) de Tailandia estima que aproximadamente el 12% del total de basura generada en el país, aproximadamente dos millones de toneladas, es plástico. De las cuales, el 80% se encuentran en el mar.
La realidad es que no todos los plásticos que contaminan los océanos proceden directamente de Asia. Oriente y Occidente están involucrados al mismo nivel. Los países localizados en estas zonas geográficas venden sus desechos plásticos reciclados a los países asiáticos, por el simple hecho de que es más fácil cruzarse medio mundo que procesarlos en casa.
China era el mayor importador de residuos hasta que en 2018 puso un punto y final al negocio. Hablamos de una industria valorada en mil millones de dólares. Tan solo China y Hong Kong importaron desechos por un valor de 81.000 millones de dólares entre 1988 y 2016.
El cierre de puertas del Gobierno Chino a la entrada de desechos, produjo que más de siete millones de toneladas fuesen a parar al Sudeste Asiático. Las empresas especializadas en el sector, optaron por desplazarse a países como Malasia y Tailandia donde las regulaciones eran más relajadas y los controles mínimos.
Hablamos de una crisis de residuos ya que estos países no tienen la capacidad de acaparar semejantes cantidades. Al final, son los residentes de estos lugares los que sufren las consecuencias. «Estamos obligados a sufrir la pésima calidad de aire debido a la quema ilegal de plástico,» aclamaba la ministra de Malasia en 2018, Yeo Bee Yin.
Lo cierto es que tan solo un 9 % de los residuos plásticos son reciclados, el 79 % acaba en vertederos o en la naturaleza y un 12 % se incinera, según indica National Geographic.
A la vez que los países del primer mundo imponen estrictas regulaciones sobre el uso de plásticos y promueven la importancia del reciclaje, envían sus residuos a países que se ahogan en mares de desechos debido a la falta de capacidad para gestionarlos.
Mientras que en el mundo occidental creemos que separando nuestros envases en cubos de colores somos los héroes del planeta, la realidad es muy distinta a unos cuantos kilómetros al este.
