Desde hace siglos, la historia de la humanidad ve su lado más familiar reflejado en este emocionante día. Desde los griegos homenajeando a Rea, hasta los romanos a Cibeles, la figura maternal siempre ha tenido su jornada de festividad para celebrar el amor universal depositado en nuestras madres. Hoy, día 2 de mayo, se celebra en España, y desde El Generacional queremos dedicar un artículo al inmensurable amor que compartimos hijos e hijas por nuestras madres.
Durante nueve meses nos llevaron dentro de ellas, y fue entonces cuando sus primeras renuncias por nuestro bienestar comenzaban a materializarse en forma de prescindir de ciertas comidas, evitar algún que otro vicio, o afrontar una pausa en sus carreras laborales. La vida de una madre es el relato de una persona que se ha sacrificado de manera altruista por otra y que nos deja, a nosotros, con la celebración de un simple día hasta que en algún momento de nuestra existencia nos dejen recompensarlas cuidándolas de vuelta. Aún entonces, irónicamente lo único que estaremos haciendo será homenajearlas, poniendo en práctica todo lo que ellas mismas nos han enseñado.
Dicen que ser madre viene sin manual de instrucciones, y ser hijo carece del mismo. De ahí que estas relaciones varíen de casa en casa, de madre en madre, y de hija en hijo. Sin embargo, algo ha de unirlas, al menos, a todas ellas. Quizás, sea la sensación de presenciar como nosotros, sus hijos, les resbalamos entre los dedos; cómo el tiempo, enemigo de cualquier ser humano -pero sobre todo de las madres-, hace de mediador y les muestra y demuestra en qué clase de ciudadano se ha convertido el proyecto de su vida.
Somos aquellos sobre los que ellas depositaron tanto amor, como esfuerzo, ganas, errores, y alegría. Somos productos de grandes mujeres, porque eso es lo que cualquier madre siempre será: una mujer extraordinaria y valiente. Porque el mundo no se para cuando una mujer decide parar su mundo para que nosotros aparezcamos en él; porque tener facilidades y comenzar una familia nunca ha sido un gran símbolo distintivo de nuestra política social y económica; porque hoy más que nunca es un reto para las generaciones de jóvenes mujeres.
El día de la madre debería ser todos los días, no solo porque para ellas prácticamente todos los días son el día de sus hijos; sino para alentar a los hijos e hijas a hacer mucho más por y para ellas de lo que normalmente se tiende a hacer. De la mano con la reivindicación que tiene el 8 de marzo, este 2 de mayo también debería de aspirar a convertirse en una jornada acompañada de reflexión, de cambios de actitud y de compromiso. Y más tras este último año.
Durante la cuarentena, muchas mujeres encontraron en sus hogares el deterioro de su estado de bienestar al concentrarse en ellos tanto trabajo, como educación, cuidados y ocio. Un estudio para Estados Unidos elaborado por Boston Consulting Group y publicado por el New York Times, muestra que las horas dedicadas a los cuidados en el ámbito doméstico pasaron de ser 30 a 59, con las madres dedicando 15 horas más en promedio que los padres. Ser madre durante el confinamiento consistió para muchas en un desafío de mantener una triple jornada. Este es un gran año para recordar que una madre por supuesto que es una supermujer, pero eso no la otorga superpoderes. El mejor regalo que podemos hacer los hijos e hijas a nuestras madres es humanizarlas. Con ello vendrá el ayudarlas, apoyarlas, agradecerlas, cuidarlas, y quererlas, aunque no nos lo pidan.
A todas las madres de este país, a todas las abuelas que han hecho de madres, a todas las madres que han sintetizado ambas figuras paternas convencionales: hoy es vuestro día. Gracias por mantenernos a salvo a vuestra vera, aprender a base de errores y aciertos a cuidarnos, y enseñarnos el regalo que verdaderamente implica este día: ser vuestro hijo o vuestra hija. Feliz día de la madre.
En especial a ti, mamá. Ich liebe dich.
