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Julio Rodríguez: «El objetivo de una relación de mentoría es acelerar el proceso de aprendizaje»

«El mentoring ha establecido un modelo de éxito, y ahora todo el mundo quiere aplicarlo».

El mentoring es una relación de intercambio de conocimientos donde un mentor comparte sus experiencias con un aprendiz que busca algún tipo de desarrollo. Como objetivo tiene el explotar el potencial de las personas para que puedan conseguir su mejor rendimiento en el ámbito que deseen. La popularidad del mentoring dentro de las empresas ha crecido hasta unos niveles altísimos en la última década. En la actualidad se ha convertido en uno de los pilares fundamentales dentro del área de Recursos Humanos de cualquier organización.

Julio Rodríguez Díaz es el director y fundador de la Red de Mentoring de España. Es una empresa puntera con relaciones estrechas en Latinoamérica y una gran importancia dentro de la comunidad hispanohablante. Julio ejerce como mentor y como formador de directivos. Ha publicado varios libros sobre mentoría y es coautor del libro RRetos HHumanos, publicado en septiembre de 2021. Además, es un excelente comunicador en público.

Pregunta: Tú eres director de la Red de Mentoring de España ¿Cómo se llega a ser director de esta empresa?

Respuesta: Lo primero es entender la trayectoria que tengo y lo que me lleva a tener esta responsabilidad. Yo soy Julio Rodríguez, tengo 56 años, de los que llevo veinticinco como empresario. Trabajé muchos años en Accenture. Mi travesía comenzó en México dando servicios de consultoría e información, para luego centrarme en dos grandes áreas: el mentoring y la comunicación. Un día me llamó la Comunidad de Madrid y me pidió que me hiciera cargo de la red de mentores de Madrid. En esos momentos me di cuenta de que había una oportunidad de mercado, ya no solo en Madrid, sino en todo el país. Decidí constituir la Red de Mentoring de España. Esta empresa está muy ligada a mi marca personal, a mi vida y a mi desarrollo profesional. Ser el director de la Red de Mentoring de España es ser en realidad el responsable de esta criatura que creé hace ya más de 15 años.

P: ¿Cómo surge la idea de fundar una Red de Mentoring en común con otros profesionales?

R: La idea surge por una necesidad. Me di cuenta desde muy pronto que tenía una facilidad especial para unir personas. Además, mucha gente me ha ido buscando a lo largo de la vida para buscar mi opinión, o bien para que les transmitiera mi punto de vista. Poco a poco fui estableciendo una red de ayudas entre las personas de mi alrededor. He aprendido mucho a raíz de consultar a mi entorno. También resolví muchas situaciones profesionales llamando a expertos en diversas materias, con los que a veces no tenía relación alguna. La Red de Mentoring de España nace con este espíritu. Una práctica común en este ámbito es el compromiso entre dos personas que durante un tiempo determinado ponen en común sus experiencias, sus vivencias y sus visiones, con el propósito de ayudar a una de ellas. La magia está en que no sólo se beneficia el que lo recibe, sino también el que lo da.

P: La empresa tiene gran influencia en Latinoamérica. ¿Cuál es la clave para dar el salto y darse a conocer allí?

R: La clave para dar el salto han sido las redes sociales. Mi primer vídeo lo publique en YouTube en 2010. Fue un vídeo en una cadena de televisión. Actualmente tiene unas 400.000 visitas, y para algo que es tan específico como lo mío, es realmente increíble. A partir de aquel vídeo me llamaron por primera vez de una empresa de Bilbao, (para que fuera allí a realizar mi trabajo). Con las redes sociales pude tener una proyección sin contar con una compañía de medios detrás. Es así como pude dar el salto. Un día me llegó un correo de una universidad chilena para que trabajase con ellos. Luego vino República Dominicana, Panamá, Argentina, México… Uno de nuestros modelos para crecer es a través de instituciones de gran prestigio. Un reparto de beneficios generoso para aquella parte del charco nos ha hecho expandirnos. De hecho, Latinoamérica también hizo que avanzáramos más en España.

P: Eres licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales. ¿Cómo vinculaste tu formación profesional con el Mentoring?

R: En cuanto a la empresa, la carrera de empresariales te otorga una clara visión financiera. Uno tiene que pensar en cómo generar recursos para que lo que haga sea sostenible. Siempre he tenido vocación de hacer, de crear empresa, y por suerte he encontrado un producto, una marca y un contenido que me ha permitido desarrollar esta faceta. En cuanto al mentoring… yo creo que las empresas están formadas por personas. Una licenciatura te forma en aspectos que tienen más que ver con el mundo laboral. Por otro lado, el mentoring tiene un carácter más humanista que se basa en la gestión de personas. Uno consigue sus objetivos gracias a la gente que tiene a su alrededor, y por supuesto, hay que agradecérselo. Una parte del mentoring se basa en el voluntariado, pero, de todas maneras, a esos voluntarios hay que recompensarlos. Creo que he encontrado una buena combinación entre ayudar a las personas y gestionar una empresa con pocos recursos. La misión que me movió desde el principio fue la de ayudar a las personas a desarrollarse dentro de la empresa. Con que a una sola persona le haya cambiado la vida alguno de nuestros programas, todo esto habrá merecido la pena.

P: ¿Para qué puede recurrir una empresa a la Red de Mentoring? ¿Una persona también podría acudir de forma particular?

R: La red tiene cuatro grandes servicios. Uno es la gestión de programas de desarrollo. El segundo es la formación de mentores y mentorizados. Otro es la certificación de los mentores. Y, por último, realizar el trabajo en una plataforma que nos permita actuar a gran escala. Si una persona quiere acudir a título personal, se la inscribirá en uno de nuestros programas. No gestionamos de manera individual, pues no sería sostenible. En cuanto a las empresas, acuden para trabajar alguno de los aspectos que te he mencionado. Normalmente quieren, de alguna forma, acelerar el proceso de aprendizaje de un colectivo determinado. Hace 15 años nadie hablaba de mentoring. Era el “patito feo” de los recursos humanos. Ahora se ha puesto de moda, que ojo, no es malo. El mentoring ha establecido un modelo de éxito, y ahora todo el mundo quiere aplicarlo. Muy pocas organizaciones no tienen hoy en día un proyecto de mentoring.

P: ¿Qué objetivos les ayudas a cumplir?

R: El objetivo de una relación de mentoría es acelerar el proceso de aprendizaje. Hay un proverbio japonés que dice que aprendes más en una hora de conversación con un maestro de la materia que estás buscando, que mil horas estudiando. La aceleración del proceso es increíble. Si tú quieres llegar de un punto a otro en la ciudad, bien puedes coger el callejero y llegar igual, pero el GPS acelera, además de recomendar puntos de interés cercanos para hacerte el camino placentero. Siempre has de buscar alguien que haya vivido situaciones que tú te vas a encontrar en la travesía. Al final el que conduces eres tú, pero tendrás un copiloto que te clarificará la ruta. Llegarás sano, salvo, más rápido, y no cometerás errores (ríe).

Julio Rodríguez en Capital Radio | Fuente: Julio Rodríguez

P: Entiendo que una de las áreas de trabajo de la red es formar mentores. ¿Cualquiera puede ser mentor? ¿Qué características ha de tener un mentor?

R: El mentor surge de la necesidad de otra persona (el mentorizado). Cuando hay una necesidad, y encuentras a una persona que ha pasado por esas mismas experiencias y vivencias, ahí es cuando aparece un posible mentor. Partiendo desde ahí… ¿valemos todos como mentores? Son importantes las habilidades. Hay unas habilidades básicas que se requieren para hacer una buena labor de mentoría. El primer punto de todos es la humildad. Un mentor ha de saber dónde puede servir y dónde no. Personalmente, cuando acabo una charla, pido al mentorizado que busque otros puntos de vista para evitar que los que me escuchan caigan en mi sesgo únicamente. Saber comunicar es importante también.

P: ¿Y los mentorizados? ¿Cuál es el perfil de los mentorizados?  ¿Suelen tener las mismas dificultades e inquietudes?

R: A veces la palabra mentor tiene una connotación de demasiada responsabilidad. Lo cierto es que los términos han evolucionado hasta ser consejero-aprendiz. En este entorno digital se acentúa aún más. Todos somos consejeros en lo que sabemos y aprendices en lo que no. El que diga lo contrario sería un mal mentor. Hay que tener una vocación continua de aprendizaje. Por eso todos somos posibles mentorizados. Aquel que tiene avidez de conocimiento, lo es. Lógicamente tienen diferentes problemas, que varían según la necesidad de cada mentorizado. Además, no todos los mentorizados son iguales. Hay unas características del buen aprendiz. En primer lugar, han de localizar su locus de control. El locus de control es un concepto que explica de qué manera las personas pensamos que lo que nos sucede depende, o no, de nosotros mismos. Existe el locus interno (aquello que se corresponde con errores o malas acciones de las propias personas) y el externo (aquello que se achaca a factores de fuera del alcance personal: catástrofes, crisis, diferentes situaciones…). El buen mentorizado es consciente de su locus de control, y es reaccionario ante lo interno. Además, es alguien que confía, es generoso, se deja ayudar y es agradecido.

P: El mentoring está muy normalizado en las empresas y algunas asignaturas de universidad se asemejan mucho a una charla con un mentor. ¿Crees que sería bueno introducir el mentoring en los programas de universidad? ¿Cómo podría ayudar a los estudiantes?

R: Igual que una empresa tiene su consejo de administración, nosotros a título personal deberíamos tener nuestro propio “consejo de mentores”. No hemos de delegar estas razones en factores externos. “No claro, como la universidad no me da tal y cual…”. Es responsabilidad de cada estudiante buscarse su red de aprendizaje. Otra cosa es que las instituciones puedan facilitar programas para ayudar a los estudiantes en ese camino de desarrollo. De hecho, ya hay universidades que lo hacen. Quizá habría que anunciarlos más, pero estos programas e iniciativas de mentoría ya están propuestos. ¿En qué puede ayudar a los estudiantes? Hay que mirar según las etapas. A un estudiante de Bachillerato un programa de mentoría haría que la persona identificase aquella carrera que mejor se adapta a sus gustos, fortalezas y competencias. En cuanto a universitarios de cursos avanzados les ayudaría a familiarizarse con el mundo laboral. De todas maneras, el mensaje es que cada estudiante asuma la responsabilidad de su desarrollo y se procure de gente en su entorno que le pueda ayudar por sus puntos de vista y experiencias. Tienen que crear su propia red.

P: ¿Sueles variar el enfoque de atención al mentorizado según si es un perfil más juvenil o más adulto?

R: Realmente yo soy el mismo. Aunque claro, en función de las necesidades, los contenidos de los que se habla son distintos. Es cierto que si hay una distancia de edad muy grande entre mentor y mentorizado es posible que ciertas experiencias se hayan quedado obsoletas. La relación con la gente más joven requiere otro tipo de comunicación. Es muy distinto mentorizar a un adulto con más bagaje que a un joven. Por lo general los jóvenes son más impacientes con el mentor y a veces pecan de falta de compromiso. Obviamente no todos son así. También hay casos de gente adulta que se comporta de la misma manera. En definitiva, las posibilidades de éxito que tiene un joven paciente y comprometido son mucho mayores.

P: ¿Puedes compartir con los lectores alguna experiencia laboral que haya sido gratificante a nivel de desarrollo personal?

R: Me gusta pensar en los puntos Jonbar, inspirados en la novela The Legion of Time. En aquella obra el protagonista iba caminando por la playa, y si cogía un guijarro sucedía una cosa, y si no, sucedía otra. De ahí surgen las distintas ucronías, es decir, lo que hubiera pasado si se hubiera tomado la otra decisión. En la vida los puntos Jonbar se traducen en haber hecho una cosa, o, por lo contrario, no hacerla, ha cambiado tu destino totalmente. He tenido muchos puntos Jonbar en mi vida, y ahora trato de analizarlos. Realmente hubo uno en mi vida que tuvo una gran trascendencia, además de que llevaba una lección moral implícita. Cuando terminé la carrera empecé a trabajar en Accenture. Fui a la oficina de Madrid, al área de Recursos Humanos, y solicité un proyecto fuera de España. Fíjate, ahí hay una lección: la iniciativa. Me propusieron la India, Bruselas y México. Me decanté por el último, con la suerte de que recién salía un caballero de la oficina que casualmente era el director del despacho de México. Corrí hacia la persona y le comuniqué mi deseo de irme con él. Charlamos unos minutos y me dijo: en una semana estás allí. Aquel hecho me cambió la vida. Fui a un entorno muy distinto al mío. De repente a los 6 meses de estar allí me encontré gestionando un equipo de siete personas. Aquí en España me hubiera costado muchísimo trabajo.

P: ¿Consideras que tú en tu vida has tenido también algún mentor?

R: Por supuesto. Tengo que agradecer a muchísima gente que me ha inspirado. Empezando por mis padres. He tenido la suerte de tener dos padres y dos madres. Mi tío y mi tía no tenían hijos, y para mí también fueron como mis padres. Muchos de los valores que tengo vienen de ellos. Quizá en aquella época no los reconocía como mentores, pero ahora me doy cuenta de que sí lo eran. He tenido jefes que también me han enseñado mucho. Los peores jefes me han enseñado cosas que no tengo que repetir con los demás. De otros guardo un mejor recuerdo. Tuve un jefe en el año que estuve viviendo en Inglaterra que desde el principio me trató como un igual. Aquello me inspiró muchísimo. Obviamente mis hijos. Por supuesto que sí. En las ocasiones que necesito acelerar mi proceso de aprendizaje en campos tecnológicos son ellos los que me ayudan. Mi mujer también es un gran apoyo y una inspiración para mí. No me puedo dejar a mis amigos. El mentoring es reprocidad. Hay que aprender a pedir consejo. Uno encuentra en su entorno gente experta en diversas materias que están dispuestos a ayudarte.

P: Como profesional también has hecho incursiones en la literatura. Recientemente has publicado un libro del titulado Consejos para consejos y otro del que eres coautor titulado RRetos HHumanos. ¿Estos libros tienen relación con el mentoring? ¿Qué nos puedes decir sobre ellos?

R: El primer relato lo escribí con 14 años. Toda mi vida he escrito. Por otro lado, siempre me ha gustado la comunicación en público. Ese aspecto, sumado a la literatura son pilares en mi vida. Realmente son dos temas que están muy ligados. La creación literaria, el storytelling y el arte de contar buenas historias tienen mucho que ver con comunicar al público. Ahí encontré un punto de fusión que me hizo cambiar la percepción que yo tenía. Esto llevado al mentoring se traduce en la capacidad de comunicarse. Un buen mentor ha de tener la capacidad de transmitir a través de las historias. Es fundamental. De esta manera pude relacionar mis dos pasiones. Ambos libros son proyectos colaborativos. “Si quieres llegar rápido, vete solo, pero si quieres llegar lejos, vete acompañado”. Si ahora mismo tengo 13 libros publicados como coautor es porque alrededor he creado esa red de colaboración que nos ha ayudado a todos a llegar donde queremos. Ahora mismo tenemos 3 libros en preparación que el año que viene saldrán. Esa es la conexión con el mentoring. Dar lo máximo de ti mismo sin esperar nada a cambio. Eso provoca en la otra persona haga lo mismo contigo. La generosidad es clave en este ámbito.

Portada del libro RRetos HHumanos | Fuente: autoría propia

P: Por último, Julio quiso aportar una última reflexión hacia los lectores.

R: Un mensaje para los que nos van a leer. Atrévanse. Tomen decisiones. Salgan de su zona de confort. Sobre todo, que se atrevan. Trabajen por sus sueños.

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