La época navideña representa para algunas personas de la tercera edad una época de soledad y angustia
España tiene una sociedad envejecida, con una economía que se apoya en un gran sector de servicios a la tercera edad. ¿Pero qué ocurre con estos ancianos cuando llega la Navidad? Situaciones de soledad y falta de recursos se observan cada año entre nuestros mayores, haciendo que el sueño navideño pase a ser una pesadilla.
Según el censo de residencias alrededor de 280.000 personas residen en un centro geriátrico, en su mayoría privados. En el día de Navidad, muchas personas mayores que viven en estas situaciones enfrentan sentimientos encontrados. Para algunos, esta fecha es una oportunidad de compartir momentos con sus seres queridos gracias a visitas familiares o actividades especiales organizadas por los centros.
Para otros, la Navidad puede ser un día marcado por la soledad y el aislamiento, ya que no todos cuentan con familiares cercanos o visitas. En España, entre el 4% y el 10% de los ancianos residen en estos centros donde la falta de visitas y la desconexión emocional son especialmente notorias en estas fechas. Aunque hay esfuerzos como actividades comunitarias o videollamadas que intentan mejorar la experiencia, aún queda mucho por hacer para que sean una norma y no una excepción.
Un problema también económico para nuestros mayores
Esta temporada no solo representa problemas emocionales, sino también económicos. Muchos pensionistas o jubilados tienen ingresos fijos y limitados, lo que dificulta cubrir los gastos adicionales propios de las festividades, como los regalos, las cenas y las salidas especiales. La media de las pensiones se sitúa en 1.373 euros, aunque en la mayoría de los casos estas son significativamente más bajas, rondando los 800 euros mensuales. Además, sumado al aumento de los precios durante las festividades, tanto en productos básicos como en alimentos, provoca que las personas de la tercera edad, especialmente aquellas que viven solas o sin un apoyo familiar constante, se vean obligadas a prescindir de algunas actividades que otras generaciones suelen disfrutar.
Otro problema económico recurrente es la presión social de participar en la celebración navideña. Para muchas personas mayores, la soledad y la exclusión social pueden agravarse durante las fiestas, lo que les lleva a intentar hacer frente a gastos innecesarios para sentirse integrados o evitar el aislamiento.
Sin embargo, la falta de una red de apoyo familiar o social dificulta que encuentren alternativas económicas sostenibles y las obliga a tomar decisiones difíciles. En muchos casos, las dificultades económicas de la tercera edad durante Navidad se vinculan a una falta de recursos, tanto materiales como emocionales, lo que aumenta la vulnerabilidad de este sector de la población frente a la pobreza y el abandono.
Voluntariados para ayudar a ancianos
Durante la Navidad, diversas iniciativas y organizaciones se movilizan ayudar a los ancianos que enfrentan soledad y dificultades económicas. Una de las principales iniciativas es la organización de campañas de recogida de alimentos, regalos y ropa para las personas mayores en situación de vulnerabilidad. Muchas ONG se encargan de distribuir paquetes de Navidad que incluyen productos básicos y regalos para aliviar la carga económica de los mayores. Asociaciones como Amigos de los Mayores y Grandes Amigos se dedican a combatir la soledad de los ancianos mediante el acompañamiento y actividades especiales en estas fechas.
Estos programas buscan ofrecen tanto apoyo material como emocional, visitando regularmente residencias de ancianos o a domicilio. Además de existir iniciativas de «adopción de abuelos», donde las personas pueden regalar tiempo, llamadas telefónicas o pequeños gestos de amabilidad a los mayores. Creando una red de apoyo y solidaridad, mostrando a los ancianos que son valorados y que no están solos durante las celebraciones navideñas.
Una época que para muchos mayores significa una cuesta arriba en sus vidas y que estos factores de soledad y crisis lo hace peor. La compañía y ayuda no son necesarias sino vitales para este porcentaje de la población que ya vive en situaciones frágiles y que la Navidad hace ver que necesitan mucho más de lo que se les da normalmente.
