Hoy día 15 de febrero es el Día Internacional del Cáncer Infantil, una fecha para crear conciencia y mostrar apoyo a los afectados
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer es una de las principales causas de mortalidad entre los niños y adolescentes a nivel mundial. Cada año se diagnostica cáncer a 280.000 niños entre cero a 19 años, aproximadamente.
La OMS define el término “cáncer” como un conjunto de enfermedades que se pueden originar en casi cualquier órgano o tejido del cuerpo cuando células anormales crecen de forma descontrolada debido a fallos en el proceso normal. La masa anormal de tejido que aparece cuando esto sucede recibe el nombre de tumor y pueden ser malignos (cancerosos) o benignos (no cancerosos).
Existen muchos tipos de cáncer y se denominan según la parte del cuerpo donde se desarrollen. Las etapas van desde la etapa 0, donde las células se multiplican sin síntomas, hasta la etapa 4, donde la enfermedad es irreversible, los síntomas son graves y no responde a los tratamientos. Cuanto más temprano se detecte y cuanto menor sea su etapa, mayores suelen ser las opciones de tratamiento y las tasas de supervivencia.
Hay muchos tipos de tratamientos y el recibir uno u otro dependerá del tipo de cáncer y de lo avanzado que esté. La mayoría de los pacientes reciben una combinación de cirugía, radioterapia y quimioterapia. La cirugía consiste en extirpar el cáncer del cuerpo, la radioterapia es un tratamiento en el que usan altas dosis de radiación para dañar el ADN celular y la quimioterapia es un tratamiento farmacológico con sustancias químicas fuertes que destruyen las células de crecimiento rápido en el cuerpo. En este último, los medicamentos usados tienen efectos secundarios porque actúan en las células malignas y en las sanas, indistintamente.
La mezcla de estos tratamientos resulta en efectos a corto y largo plazo en el organismo de los niños, lo cual afecta al desarrollo físico y psicológico de ellos, limitando su socialización primaria además de aportar traumas a temprana edad. A esta realidad se enfrentan desgraciadamente día a día niños, los cuales deberían estar en el parque preocupados por no perder su turno en el tobogán y no en un hospital preocupados por medicamentos y dolores. Niños a los que no les queda otra que vivir con valor desde demasiado pequeños.
El cáncer, además, cuenta con diversas facetas. Hay víctimas de la enfermedad a la que no les toca afrontar de primera mano esta batalla, sino que les corresponde dar la mano a los que sí les toca. Héroes silenciosos que aprenden a gestionar el miedo y la incertidumbre, que encuentran fuerza para transmitir en momentos de vulnerabilidad. Los padres de estos pequeños luchan cada día con ellos aunque sea de distinta manera, son un apoyo fundamental.
Cabe destacar también la labor de cada profesional, ya sea médico, enfermero, limpiador o cualquier otro. Todos contribuyen a crear un ambiente de apoyo crucial para el bienestar y la recuperación de los pacientes. Estos profesionales son fuentes de esperanza y consuelo para los pacientes, ya que no solo abordan la enfermedad, sino también sus complejas dimensiones emocionales. Que las batallas a las que miles de niños se enfrentan día a día inspiren esperanza, conciencia y un compromiso continuo hacia la investigación y el apoyo a quienes enfrentan este desafío.
