Conocida por su papel de Sam Puckett en las series iCarly y Sam y Cat en Nickelodeon, McCurdy desvela la realidad detrás de todo este éxito como estrella infantil
El libro describe más de una década de abusos, relatos que van desde cómo su madre le enseñó a vivir con anorexia con 11 años hasta cómo Nickelodeon le ofreció 300.000 dólares por no hablar públicamente de los abusos y experiencias que vivió en el set.
Bestseller número 1 en el New York Times durante un año entero, el título de este libro es impactante y el éxito innegable, pues nadie se imaginaba la realidad que esta actriz vivía, ni si quiera al principio su compañera de set en iCarly, Miranda Cosgrove, la cual describe en su libro como gran amiga y apoyo para ella. “Cuando eres joven, estás demasiado metido en tu propio mundo y no te das cuenta de que otras personas están pasando por cosas mucho más difíciles que tú. No te imaginas eso de la persona que hace reír a todo el set todos los días”, señaló.
Un hogar marcado por la adversidad
Jennette McCurdy (Los Ángeles, 31 años) creció en el seno de una familia mormona relativamente pobre, compuesta por sus tres hermanos mayores, su madre Debra y su padre no biológico Mark. Jennette en su libro describe su hogar como el lugar que más odiaba, las peleas eran constantes. Relata cómo era usual ver a su madre amenazando al padre con un cuchillo o incluso cómo le echaba de casa, incluyendo una ocasión en la que el padre tuvo que dormir en su coche durante un mes. Otro factor que hacía que odiara su casa era el desorden de ella, era tanto que los niños no podían dormir en sus propias camas, lo hacían en unas colchonetas en el salón de la casa.
Debra fue diagnosticada por primera vez con cáncer de mama cuando Jennette tenía 2 años, este reapareció en el año 2010 y finalmente falleció en el año 2013 cuando Jennette tenía 21 años. La identidad de su padre biológico no se conoce pues ella creció toda su vida pensando que era Mark, el cual tras la muerte de su madre le confesó que no era él y se lo habían estado ocultado. En el libro relata como ella busca a su padre biológico y lo llega a conocer, aun así no revela su nombre.
La lucha por un sueño ajeno
Comenzó a actuar con seis años por deseo de su madre, era el sueño frustrado de ella, el cual impuso en su hija a pesar de que ella en realidad no quería eso en absoluto. “Mamá quiere esto más que nada, yo no. Este día fue estresante y no divertido, y si tuviera la opción, elegiría no volver a hacer nada parecido nunca más”, expresó en su libro tras realizar el primer casting de muchos en su trayectoria. Narra cómo constantemente su madre usaba para su propio beneficio el cáncer al que se había enfrentado: “A todo el mundo le encanta la historia de alguien que supera la adversidad, si mencionas mi carcinoma ductal obtendrás el voto de simpatía”, le instaba su madre en sus castings. Con el tiempo, fueron los trabajos de Jennette en el mundo de la actuación la principal fuente de ingresos para su familia. Convertir a su hija en una estrella se volvió en una obsesión y la pequeña actriz lo único que deseaba era hacer feliz a su madre, a la cual adoraba e idolatraba y por ello nunca cuestionaba las decisiones que tomaba.
Una anorexia provocada
Con 11 años su madre le enseñó a llevar una dieta de restricción calórica tras la preocupación de Jennette cuando le empezó a crecer el pecho. Sabía que mantenerse pequeña era una ventaja en los castings y debido a la obsesión de su madre de conseguir contratar más papeles le preguntó cómo podía parar de crecer. Se pesaba cinco veces al día y bajó en seis meses tres tallas, lo cual preocupo enormemente a su pediatra quien le comentó a su madre que su hija sufría una clara anorexia y debía vigilar sus hábitos alimenticios encarecidamente. Esto causó mucha confusión en Jennette ya que era su madre quien contaba las calorías que ingería y planificaba sus comidas, no entendía que pasaba, ella solo confiaba plenamente en su madre y creía que ella todo lo que hacía era para ayudarla.
También sufría de un trastorno obsesivo compulsivo, del cual ella no era consciente debido a su corta edad y, manifiesta en su libro cómo ella simplemente pensaba que era Dios hablándola. La madre a pesar de ver estos indicios y tras el abuelo de Jennette repetirle en varias ocasiones que debería llevarla a un médico, decidió ignorarlo. No permitía tampoco que se duchara sola, en ocasiones incluso la duchaba junto a su hermano de 16 años, pues si alguno preguntaba si se podía duchar solo, ella lloraba y decía que no quería que se hicieran mayores. Además le realizaba rutinarios exámenes vaginales y mamarios para comprobar que no tenía cáncer: “Trato de pensar en Disneyland cuando mamá está haciendo los exámenes. […] Cuando terminan, una enorme ola de alivio recorre todo mi cuerpo y, por lo general, me doy cuenta de que es la primera vez que siento mi cuerpo desde que comenzó el examen.” Esto se prolongó hasta que ella tuvo 17 años.
Secretos y maltratos silenciados
Con 14 años comenzó en la serie iCarly, la serie por la que es mayormente conocida. “Estoy eufórica. Todo va a ser diferente ahora. Todo va a estar mejor. Mamá finalmente será feliz.”, pensó Jennette al recibir las noticias de que había obtenido el papel. Además en su libro también relata su experiencia en el set y más concretamente los abusos que vivió a manos de un trabajador de la serie. Evita mencionar el nombre y se refiere a él como el creador, sugiriendo que es algún directivo de la serie. Se especula que este es Dan Schneider, creador de esta serie y otras muchas de Nickelodeon, incluida en la que Jennette continuó tras finalizar iCarly, llamada Sam y Cat. Estas especulaciones que levantan los lectores parecen ser ciertas tras el documental recientemente estrenado llamado Quiet on Set: The Dark Side of Kids TV, traducido como Silencio en el set: El lado oscuro de la televisión para niños.
Este abarca los abusos que los actores infantiles sufrieron en la cadena por parte de Schneider y otros miembros del equipo, situaciones de acoso y sexualización constantes. Jennette así describe como se sintió incomoda y sexualizada cuando le hicieron fotografías en bikinis para la serie o la ocasión en la que recibió un masaje de ‘el creador’ en el que ella solo deseaba que parara, también como este mismo la obligo a beber alcohol siendo ella menor de edad. “‘El creador’ puede derribarte y humillarte. […] Le he visto hacer llorar a hombres y mujeres adultos con sus insultos y degradación”, declara en su libro. Le ofrecieron 300.000 dólares tras finalizar los rodajes por nunca hablar públicamente de estas experiencias, lo cual ella denegó pues afirma que eligió el camino de la integridad.
Abuso sin tregua
El cáncer de Debra reapareció en 2010 y la reaparición de esta enfermedad se la llego a atribuir a su propia hija en un momento de enfado tras descubrir unas fotografías de unos paparazzi de ella junto a su novio, del cual su madre desconocía: “Tú causaste la reaparición de mi cáncer. Espero que te haga feliz saberlo. Tienes que vivir con esto”. Otras de las palabras que le dirigió tras enterarse de esta noticia fueron: “Estoy tan decepcionada de ti. Solías ser mi angelito perfecto, pero ahora no eres más que una pequeña ZORRA. […] Te ves más gorda, también. Está claro que te estás COMIENDO TU CULPA. […] Eres un MONSTRUO FEO ahora. Le hablé a tus hermanos de ti y todos dijeron que te repudiaban al igual que yo. No queremos tener nada que ver contigo. Con amor mamá (o debería decir Debra ya que ya no soy tu madre). PD. Envía dinero para una nevera nueva. La nuestra se rompió.”
La enfermedad no frenaba el abuso que Jennette recibía, describe en su libro la vez que comió Burger King en una de sus visitas al hospital y su madre, la cual en aquel momento apenas podía hablar, recobró fuerzas para decirle: “Los chicos dijeron que paraste en Burger King. No necesitas comer eso. Hay muchos gramos de grasa en una hamburguesa”.
Las últimas palabras a su madre fueron “Mami, estoy tan delgada ahora mismo. Por fin he bajado a 40 kg”. Esto cuenta que lo hizo con la esperanza de despertar alguna emoción en ella antes de que falleciera, pues afirma que sabía que eso era lo que más le importaba y era lo único que podía decir que consiguiera una respuesta.
Tras la muerte de su madre sufrió graves problemas de adicción al alcohol y bulimia. Relata como vomitó todos los días durante años, vomitaba unas 10 veces al día y llego a perder un diente por ello, pues este perdió el esmalte que lo cubría debido a los ácidos estomacales. Todo esto lo vivió mientras rodaba la serie Sam y Cat, por ello describe lo duro que fue. También destaca el trato injusto que recibió en este set, ella se veía obligada a rechazar otras oportunidades y rodajes, pues Nickelodeon no le permitía faltar al trabajo, mientras que a su coprotagonista, Ariana Grande, quien tenía una carrera de cantante, sí se lo permitían e incluso se lo facilitaban. Además le prometieron que ella podría dirigir un episodio de la serie, quería demostrar su valor fuera de ser actriz y fue esta promesa uno de los motivos por los que aceptó grabar esta serie. Esta promesa jamás se cumplió.
En busca de la sanación
Jennette tras años de terapia está recuperada de estos trastornos, y fueron estas terapias las que le hicieron darse cuenta del abuso que había vivido. Cuando en su primera terapia le sugirieron que su madre había abusado de ella no pudo aceptar esa realidad y llego a abandonar durante un tiempo la terapia. Ella describía a su madre como perfecta, justificaba todas sus acciones culpándose a ella misma.
Ahora, plenamente consciente del abuso dice que no odia a su madre: “Creo que ella era realmente una persona complicada y trato de articularla de la mejor manera posible, con todas sus muchas facetas y matices. Creo que por eso fue tan importante para mí escribir este libro porque llegar al punto en el que finalmente estaba contenta y aliviada de que ella estuviera muerta me llevo mucho tiempo.”
Eligió tras la muerte de su madre retirarse de la actuación y se centró en ser directora de cine además de escritora. “El tipo de fama que tengo ahora me está causando un nivel de estrés que no sabía que era posible. Sé que todos lo quieren y todos me dicen lo afortunada que soy de tenerlo, pero lo odio. […] Yo no elegí esta vida. Mamá lo hizo”, confesaba en su libro en sus primeros años con Nickelodeon.
En 2021 se estrenó el revival de iCarly aunque Jennette rechazó aparecer en este. Su coprotagonista y amiga Miranda Cosgrove la animó a ello, pero ella mantiene que su salud y felicidad eran más importantes y por ello decidió rechazarlo: “Sentí que era importante reparar algunas de las relaciones realmente cargadas y complicadas que tenía con la actuación. Finalmente estoy diciendo mis propias palabras y expresando las cosas que quiero decir. Soy yo misma.”
