Hubo 56 personas fallecidas y 700 personas resultaron heridas
El jueves 7 de julio de 2005 a las 8:50 horas de la mañana explotaron tres bombas con 50 segundos de intervalo entre una y otra en tres vagones del metro de Londres. Una cuarta bomba explotó en un autobús a las 9:47 horas en la plaza Tavistock. Las cuatro explosiones paralizaron el transporte público de la ciudad y la infraestructura de telecomunicaciones.
En los ataques bomba fallecieron cincuenta y seis personas, incluidos los cuatro terroristas sospechosos, y 700 personas resultaron heridas. Este atentado es considerado el acto terrorista más sangriento en Reino Unido. No se había visto un atentado así desde el que se produjo en Lockerbie (Escocia) en 1988, en el que murieron 270 personas.
Entre las víctimas mortales se encontraban treinta ingleses, cuatro polacos, dos nigerianos y un afgano, australiano, estadounidense, francés, ghanés, iraní, indio, israelí, italiano; otra persona de Kenia, Mauricio, Nueva Zelanda, Rumanía, Sri Lanka y Turquía.
El 21 de julio del mismo año, hubo otras cuatro explosiones en el metro y en un autobús de Londres. Sin embargo, esta vez solo los detonadores de las bombas explotaron y los cuatro terroristas no llegaron a inmolarse. Además, no hubo víctimas mortales y solo se registró a un herido. Todos los terroristas de este atentado fallido fueron detenidos por la policía.
«Sobretensión eléctrica» o ataque terrorista
Los primeros informes señalaron que las explosiones las había causado una sobretensión de la red de suministro eléctrico del metro. Sin embargo, esta hipótesis fue rechazada por National Grid, el proveedor de la energía. Otros comentarios señalaban una «sobretensión eléctrica», que podría haber sido realizada de forma intencionada por las autoridades de los transportes.
No obstante, estas hipótesis se desecharon. El comisionario de la Policía Metropolitana sir Ian Blair indicó que las explosiones se trataban «probablemente de un gran ataque terrorista». La Policía examinó unas 2500 muestras de las cámaras de circuito cerrado de televisión y pruebas forenses de los lugares de los ataques. En los vídeos se podían observar cuatro bombas, que se situaron en el suelo de los trenes y del autobús.
Un aviso internacionalizado
Unas horas después del ataque, alguien que usaba el nombre Nur al-Iman publicó un comunicado que reivindicaba la responsabilidad de Al Qaeda en este atentado.
<<Mundo islámico y mundo árabe: Regocijaros, pues ha llegado la hora de hacer venganza contra el gobierno de los cruzados sionistas británicos en represalia a las matanzas que comete en Irak y en Afganistán. Los heroicos muyahidin han llevado a cabo un ataque bendito (ghazw) en Londres. Gran Bretaña arde ahora de miedo, terror y pánico de norte a sur, de este a oeste.
Hemos avisado de forma reiterada al gobierno y al pueblo británico. Hemos cumplido con nuestra promesa y realizado nuestro bendito ataque militar en Gran Bretaña, después de grandes esfuerzos efectuados por nuestros muyahidin en un largo lapso de tiempo para asegurar su éxito.
Seguimos advirtiendo a los gobiernos de Dinamarca e Italia y a todos los gobiernos cruzados que serán castigados de la misma forma si no retiran sus tropas de Irak y Afganistán. El que avisa no es traidor.
Alá dice: «Tú que eres creyente: Si quieres ayudar (la causa de) Alá, Él te ayudará, y afirmará tus pasos»>>.
Terrible impacto económico
Aunque las bolsas cayeron menos de lo que muchos creían, la libra esterlina cayó 0,89 céntimos, el valor más bajo desde hacía 19 meses, con respecto al dólar estadounidense.
Además, el índice de la bolsa de Londres (FTSE 100) cayó unos 200 puntos en las dos horas siguientes al primer ataque. Esta fue su mayor caída desde el comienzo de la guerra de Irak. A pesar de esto, el daño económico causado no fue tan grande como se había pensado inicialmente, ya que un mes después los mercados se habían recuperado completamente.
