La traición no es más que munición para la venganza
El 15 de septiembre Prime estrenó Wilderness (Senderos peligrosos). Una nueva serie donde el suspense crea una atmósfera en la que el odio y la traición explosionan en un sueño que se convierte en una real pesadilla.
Todo empieza a una edad temprana. Es la persona con la que has pasado el parvulario, aquella que te acompañó en tus primeros días de cole. Habéis dibujado una rayuela en el suelo, compartido chuches, reído por primera vez… Y un día te echa a los lobos. Le dice a la profesora que has sido tú la que ha pintado la pared, o la que no para de hablar, molestándote. Cosas de niños, chiquilladas.
Los años pasan y un viernes por la tarde, disfrutando de una pequeña aventura con tus amigos, antes de entrar a bachillerato te dan la noticia. La persona en la que creías confiar habla mal de ti a tus espaldas. Ésta duele más. Te hace más fuerte, pero no será la última. Conforme pasan los años las traiciones traen consecuencias más duras. Cómo actúas defines quién eres y lo entiendes. Todos podemos llegar a ser discípulos de Judas, pero pocos podemos poner la otra mejilla. Aunque, ¿qué gracia tendría? ¿Cómo si no tendríamos un tipo de literatura tan jugoso?
(In)felices para siempre
Aquí es donde entra Wilderness. Escrito por B. E. Jones (Where She Went, Fear the Dark) y publicado por la editorial Constable por primera vez en 2019, cuatro años después llega a la pequeña pantalla. Al contar con una producción y reparto de lujo, con tan solo seis capítulos, es la propuesta perfecta para desconectar un fin de semana.

Sin entrar en mucho detalle, Wilderness nos trae a Olivia (Jenna Coleman, Doctor Who, Victoria) y Will (Oliver Jackson-Cohen, El hombre invisible, La maldición de Hill House). Ellos son la pareja soñada por muchos, un ejemplo de trabajo en equipo para construir la vida perfecta en el mundo capitalista que vivimos. Él con una carrera que despega y ella siendo el apoyo que él necesita. Sin embargo, la imagen se resquebraja cuando las mentiras se cuelan en su matrimonio, desembocando en un tirabuzón de acciones y consecuencias que pueden ser fatales.
Vistos los dos primeros capítulos se puede decir que no es algo que no se haya visto. Recuerda a películas como Perdida (David Fincher, 2014) o Deep Water (Adrian Lyne, 2022), con el toque perfecto de Un pequeño favor (Paul Feig, 2018). Así, partiendo de esta base uno se puede hacer una idea de lo que se puede encontrar. No es algo novedoso ni hace una maestría con los elementos ya conocidos del género, pero hace que funcione.
Las joyas de la corona
Su primer capítulo, aunque se tambalea en algún que otro momento, siempre llega a mantenerse, al igual que deja al espectador pegado a la pantalla. Sus primeros minutos invitan a quedarse y el resto del capítulo no es más que la bienvenida de lo que está por llegar. Esto es, un segundo capítulo que se mantiene firme y fija las bases de lo que se está viendo.
Una narración atrayente, unos diálogos interesantes, una puesta en escena exquisita y elegante. Es un envoltorio que hace que una serie que podría ser una película de domingo por la tarde se convierta en algo más. Son muchos los elementos que ayudan a esto.

Por un lado tenemos el reparto. Los ya mencionados Jenna Coleman como Olivia y Oliver Jackson-Cohen como Will son la elección perfecta para encarnar este matrimonio cuya estancia en la cima les hace peligrar una fea caída. El magnetismo de Coleman y la disposición de Jackson te guían escena por escena dejándote llevar con gusto y curiosidad del qué pasará, aunque puedas ya saberlo.
El regreso de una estrella
A ellos dos se les une Claire Rushbrook (Spider-Man: Lejos de casa), más conocida por ser la madre de la protagonista en My Mad Fat Diary. También Marsha Stephanie Black (Así nos ven, The Courtroom), Eric Balfour (A dos metros bajo tierra, 24). Sin embargo, mención especial a Ashley Benson (Pequeñas mentirosas, Spring Breakers) quien tras unos años alejada de la pantalla vuelve para un pequeño y especial papel. Tan elegante como divina, roba un par de escenas deslumbrando con su presencia. La mecánica entre la pequeña mentirosa favorita y Coleman funciona perfectamente, poniendo la guinda a un segundo capítulo que mejora por momentos.
En relación a Ashley Benson se ha de mencionar algún que otro guiño, intencionado o no, a la serie que fue la que lanzó a Ashley Benson a la fama. De este modo, a esto último, la imagen y los actores se tiene que mencionar una banda sonora que, aunque puede llegar a abusar de una canción en específico, muchos la agradecerán.

En conjunto, su comienzo es ponerte en la situación casi al momento, dudando al principio sobre dónde aterrizará el punto partida. Una vez puesto el piloto automático es seguir viendo algo ya conocido, pero que se antoja ver si te sorprenderá en algún punto y, si no, saber que al menos se está disfrutando con todo lo que tiene.
Un entretenimiento visual
En definitiva, Wilderness promete ser una serie, como mínimo entretenida e interesante. Una adicción que navega sobre unos temas ya mil veces tratados, pero que bien planteados puede ser toda una delicia narrativa y visual.