Orozco y Chiara Oliver como invitados sorpresa del concierto de Pablo López
La noche del sábado 21 de junio, Pablo López conquistó el Palacio Vistalegre con una nueva parada de su gira 360º. Bastaron un piano, una guitarra y su voz para levantar de sus asientos a un auditorio entregado y hacer vibrar a todo Madrid.
El malagueño se dejó la piel en un espectáculo que fue pura emoción desde el primer minuto. Vistalegre tembló con su música, directa al alma. Tras uno de los primeros temas, el público respondió con tres minutos ininterrumpidos de aplausos y gritos que lo conmovieron visiblemente. “Cuando se hace una canción, se convierte en vuestra. Es el robo más bonito de la vida”, confesó con honestidad.
El recinto, prácticamente lleno, fue testigo de una actuación en la que Pablo López volvió a demostrar por qué es uno de los artistas más queridos del panorama nacional. Sin necesidad de grandes artificios, emocionó desde el primer acorde.
Así empezaba la magia de Pablo
Sin presentaciones ni acompañantes, Pablo apareció solo en el escenario, acompañado únicamente de su piano. Abrió con La niña de la linterna y, desde entonces, el público no dejó de corear cada palabra. Con El mundo como segunda canción, la locura ya estaba desatada en Carabanchel.

Durante las dos horas de concierto, interpretó más de veinte canciones, entre ellas algunos de sus grandes éxitos como Tu enemigo, El gato y El mundo, así como temas inéditos que ya había adelantado en Bilbao, como El niño del espacio, aún sin fecha de lanzamiento pero que ha despertado grandes expectativas.
También hubo espacio para versiones personales de clásicos del pop español, como Rosas de La Oreja de Van Gogh y Barco a Venus de Mecano.
Chiara Oliver entre el público y Orozco en videollamada
Uno de los momentos más especiales llegó cuando interpretó Pedacitos de ti, canción que el público no pudo evitar relacionar con Antonio Orozco. Las voces de los asistentes pedían su aparición y, aunque no estuvo físicamente, Orozco apareció en una videollamada sorpresa. Una conversación entre amigos que el propio López compartió con el público, cargada de complicidad y cariño.

Otra gran sorpresa se escondía entre el público. Chiara Oliver subió al escenario para interpretar junto a Pablo su canción Tulipanes. La potente y delicada voz de Kiki dejó al público boquiabierto. La conexión entre ambos fue evidente, en una actuación íntima y llena de sensibilidad.

Un gran final
Para el final, Pablo López se guardó uno de los momentos más emotivos de la noche. Despidió el concierto cantando a capela, sin micrófono ni amplificadores. Solo su voz, pura y potente, llenó el Palacio Vistalegre en un silencio absoluto que erizó la piel a más de uno. Una despedida que fue, como todo el concierto, honesta, cercana y profundamente humana.

