Pinterest moldea más de lo que imaginamos nuestros gustos a la hora de vestir. No solo eso: las marcas de moda son también presas de la influencia de la app
Es un día cualquiera en el que una joven de 20 años decide coger el móvil para consultar Pinterest y ver cómo combinar sus zapatos nuevos. Es un día cualquiera, pero esta aplicación se ha convertido en el espejo en el que se mira. Ella y tantos otros jóvenes que encuentran en la moda una manera de expresarse o de crear su lugar en el mundo. Entre sus amigas se dicen: “¡Hoy vas muy office siren!”,“¡Qué bien te queda ese gorp core!”, “¡Vas vestida como una Pinterest girl!”, “Con ese abrigo lucirías muy mob wife”, “¡Qué coquette!”, “Ese top es bastante Y2K (léase en inglés, por favor)” o “¿Crees que es muy heroin chic?”. En fin, todo elogios para cualquier chica actual. Habría que preguntarse ahora qué pensará un estilista ante tanta palabrería y tanta novedad. ¿Dónde quedan hoy la originalidad y la experimentación?
Antes, se forraban las carpetas con fotos de iconos de la moda; ahora, las carpetas se crean en Pinterest y en ellas, centenares de imágenes se agolpan e inspiran. La estética y la apariencia física eran el reflejo de una ideología; ahora, esa estética ha trascendido y es una forma de expresión identitaria, una obra de arte, que no tiene por qué ser fija. Antes, eran muy pocos, como se ha visto históricamente, los que disponían de los medios para cuidar su imagen; ahora, un solo click puede sumergirte en las tendencias de EEUU o de China. Así que sí, es cierto: la moda se ha democratizado. Hasta tal punto que, gracias a las redes, se han conformado estéticas mundiales y tendencias que, como vienen, se van, pero que calan en el público, e incluso, en las colecciones de las tiendas que se consumen con más regularidad.
La nueva moda
Al escuchar la palabra “microtendencia”, Yaiza Díaz enrola los ojos y mira con cara de decepción. A pesar de que su respuesta no será tan negativa, lo cierto es que su rostro se ha nublado y ha decidido dar un sorbo al café, dejando la marca de su pintalabios rosa melocotón en la taza. Comenta lo difícil que es excluir los estímulos que recibimos, y más en la actualidad, donde tenemos un acceso inmediato a cualquier tipo de inspiración. Existe una fórmula en estas tendencias que permite que seas capaz de encontrar esa prenda que acaba de mostrar la celebrity a la que admiras. Cada día decides quién quieres ser en función de a quién sigues en las redes. Es inevitable. Y es imposible no ser una víctima. La moda siempre ha funcionado por periodos; en el siglo pasado, por décadas; ahora, casi por meses. Cuesta lidiar con tanta velocidad.
Un fenómeno viral
Hace poco, la cuenta oficial de Tiktok de Vogue subía un vídeo en el que su plantilla comentaba su look favorito de la MET Gala de 2023. A priori, no es nada destacable, puesto que se trata de un contenido más. Sin embargo, se hizo viral por el conjunto que llevaba una de sus colaboradoras. A raíz de su estilo, surgieron otros vídeos, en tono jocoso, que se preguntaban de dónde habría sacado la idea de vestirse así. Incluso, en la propia cuenta de Vogue, ciertos comentarios aludían a Anna Wintour, su directora, cuestionando si conocía la existencia de este tipo de conjuntos en su oficina. ¿Qué vestía esta joven que generó tanta convulsión? Como señalaba Adame Cross, creador de contenido digital sobre moda, arte y cultura pop, “esta chica parece vestirse con todas las microtendencias posibles (…) Si viajara a la isla de las microtendencias, todo el mundo la conocería”.
Escasa duración
Hagan la prueba. Si introducen esta palabra, microtendencias, o microtrends en Youtube, aparecerán infinidad de vídeos hablando sobre los zapatos Mary Jane, las Adidas Samba, el toque rojo en los outfits, el estampado de leopardo… Y, además, todos ellos, remitirán a contenido almacenado en Pinterest. No es difícil de adivinar pero, como su propio nombre indica, se trata de modas reducidas, de pequeña extensión en el tiempo, que impactan, dejan su impronta y se marchan. Algunas vuelven, otras evolucionan; pero la mayoría, desaparecen. Malena Vázquez, de 21 años y estudiante de moda, dice: “A mí, personalmente, me encantan… Es como qué va a pasar hoy. Creo que revitalizan muchísimo la moda”.
En cualquier caso, se puede observar el impacto que estas tienen analizando las búsquedas en Google Trends sobre ellas. Por ejemplo, aludiendo al estilo coquette, su popularidad alcanza el pico del 100% en marzo de este año; sin embargo, a mediados de abril, empieza a ser la mitad de popular, hasta desaparecer. Lo mismo sucede con el office siren, en tendencia hasta febrero: desde entonces, bajó en picado. Marina Tovar, influencer y creadora de contenido de moda, lo tiene claro: “Las microtendencias surgen por culpa de las redes sociales y la rapidez con la que consumimos la moda. Pinterest es mi aplicación favorita del mundo, pero hay que saber entrenar el algoritmo. Si no buscas lo que de verdad te gusta, te saldrá aquello que puede ver cualquier persona”.
Consumo y dopamina
En el set de grabación prácticamente no se escuchaban las indicaciones de los directores. La música retumbaba. Un coche granate de hace unos años, un puente abandonado y un muro repleto de grafitis. No había más. Solo un cielo azul, despejado, y varias cámaras apuntando a un mismo sujeto. Abhir Hathi bailaba al son de su single Nené y mientras, le rodeaban varias personas que se movían con él. Tonos rosas, blancos, granates, naranjas… creaban una especie de armonía, un ambiente distendido y dulce. Para Yaiza, se paraba el tiempo; el silencio reinaba en su cabeza mientras observaba su creación tras las cámaras.
Ella ha vestido a los talents de ese videoclipy sonríe, ¡es feliz! Podría decir que es feliz haciendo lo que hace. Desde que estudió moda, su estilo ha cambiado; pero, también entiende que cambia con los contextos o las edades. De hecho, con la pregunta de si existe un estilo propio, ríe irónica y dice: “¡Tu estilo es propio porque lo llevas tú!”. La comodidad es fundamental, no encasillarse es fundamental, sentirse uno mismo es fundamental. Y quizá, este sea uno de los problemas de estas nuevas tendencias: definen y delimitan demasiado. Incitan al consumo masivo, a la compra masiva. Yaiza tiene posiciones encontradas ante esto y piensa en voz alta cuando cuestiona cómo estudiarán en historia de la moda este periodo, si todo cambia cada mes. “Es dopamina constante que se palpa en todos los aspectos de la sociedad”.

Capitalismo cultural: la moda es símbolo
Ding. “Te han enviado una publicación”. Dice: “Si no te han dicho que pareces religiosa o abuelita con tu outfit aesthetic que viste en Pinterest, entonces fallaste como fashion girlie”. La influencia de la app se hace palpable en la autopercepción del individuo; un buen look es el pequeño rayo de sol en un mal día. También en lo social. ¿Han oído hablar del capitalismo cultural? Puede que no lo hayan escuchado, pero en resumen, es la búsqueda de aceptación social. Los objetos tienen significados, se convierten en signos culturales. Y la ropa es lo primero que observamos de una persona. Ya lo decía el refrán: “Una imagen vale más que mil palabras”. Así lo señala Yaiza con total convicción: antes la moda era algo elitista, de desfiles de alta gama y ediciones de revistas exclusivas. Ahora, llega con total inmediatez y repercusión. Las microtendencias son el nuevo dogma.
Pero es que Pinterest no es solo el refugio de la ‘plebe’. Señas tan reconocidas como Louis Vuitton ya han sido presas de las ventajas de esta red social. Un reciente estudio de multimercado realizado por PA Consulting ha demostrado que los consumidores que más buscan las marcas de lujo se encuentran en esta red. La colección de Vuitton con Yayoi Kusama fue lanzada en una campaña en vídeo a través de Pinterest: 3.5 millones de usuarios fueron testigos de ello. Quizá, se podría decir que está en boca de todo el mundo (o de casi todo).
Estética con nombre
Yaiza Diaz es capaz de identificar la Pinterest aesthetic, ya no solo como una microtendencia sino, prácticamente, como un modo de vida: un look limpio, delicado, tranquilo y de colores neutros. Las estéticas, las tendencias y los moodboards copan el vocabulario de la vestimenta, se han convertido en el espejo desde el que una se proyecta. Esa es la visión de la estilista: todo esto nos habla, ya no por lo que se es, sino por lo que se quiere ser. “Me niego a pensar que ahora la moda la hacen las redes sociales”. Y como ella, Sara Jiménez, compañera de profesión, se resiste ante la dictadura de la moda online. No soporta Pinterest. Lo detesta.
Nadie utiliza Pinterest… ¿o sí?
“Cada día puedes ser lo que te apetezca ser”. Sara comprende su trabajo como una más de las artes mayores, como un lienzo en blanco en el que pintar, garabatear y descubrir. Su pelo rubio y liso cae por los hombros descubiertos, y ella se coloca, mientras habla, el bandeau de estampado militar que combina con unas botas de infarto en el mismo tono verde caqui. Es natural, directa y sencilla, no le da muchas vueltas a los conceptos y las teorías; ella actúa por impulso y según el cliente. En cualquier momento llega la inspiración, especialmente, fuera de las redes: revistas, pasarelas, la calle… Y solo pide una cosa: ¡huyan de Pinterest! ¡Por favor, huyan de ahí! No comprende la afluencia de esta aplicación en la que solo hay publicidad, contenido que no interesa, y links a páginas de fast fashion que desaconseja.
“Ni siquiera tanta gente la utiliza”. Y… ¿está en lo cierto? Según el tercer informe trimestral de 2023 de la aplicación, el número de usuarios mensual era de 450 millones (en el mundo), siendo casi el 70% de ellos mujeres. Si bien es cierto que no está en las cifras de Instagram –que en 2022 poseía casi 2.000 millones de usuarios–, su crecimiento es cada vez mayor y su penetración inminente, pues muchas de las influencers y creadoras de contenido de moda poseen cuentas en esta red social, en la que suben propuestas que se solapan con las que publican en otras redes como Instagram o TikTok.
La comodidad de las microtendencias
En cualquier caso, ella misma se pregunta quién no se va a poner un leopardo o una raya diplomática. Estas modas se adoptan rápido porque son estilosas, elevan los outfits, son baratas (suelen serlo) y pegan con cualquier fondo de armario. Vamos, lo tienen todo. Ahí reside su éxito: no necesitas haber estudiado para ver cómo casan los colores, cómo equilibrar los estampados. Jiménez, sin embargo, habla de la moda como un arma de doble filo, que igual que ha permitido a cualquier persona verse bien (y aumentar, incluso, su autoestima), también se ha convertido en una vara de medir que crea prejuicios, internos y externos. Es algo endogámica, a veces… y en lo ordinario, hay poca experimentación: “La gente siempre va a ir hacia su zona de confort. A mí eso me parece aburrido… Yo tendría un grupo de amigos diferente cada día si me basara en eso”, señala.

Pensar en uno mismo
La moda debe ser lo contrario a aburrido. O al menos eso piensan ellas. La moda es un acompañamiento. Es una segunda piel, pero también es un proyecto. Una camiseta no es una simple camiseta: puede ser el reflejo de tu estado de ánimo, de tu periodo vital. De hecho, Diaz comprende que existen varios estilos y varios usos de la moda: la creación en pasarela o para una revista, responde a conceptos o ideas; el estilismo en el trabajo, corresponde a una imagen corporativa; el estilo diario, puede ser lo que más se identifica contigo o lo que sientas en ese momento.
Ella lleva un vestido de encaje amarillo, de mangas largas y acampanadas, con escote de pico y un lazo en el centro del volante que lo acompaña. Lleva el pelo por los hombros y un flequillo enmarañado que le da un aire fairy aesthetic o cottage core. Cuando comento estos nombres con ella, aparece una gran carcajada. La conversación mantenida, una mezcla de inglés y español entre tanto “tecnicismo”, ha generado bromas y chascarrillos sobre los nombres que pondríamos a cualquiera de las estéticas que, si bien ella identifica desde lo visual, nunca se ha parado a denominar. ¡Qué empeño con definir todo, ponerle un rasgo a todo, señalar todo! Si dejásemos de hacerlo, puede que las personas fueran más libres de vestir como quisieran de verdad. “Las tendencias no quedan bien a todo el mundo, hay que saber elegir con lo que uno está cómodo”, dice Jiménez.
La colaboradora de Vogue: ¿Cuál es el problema?
Cojo el móvil y al entrar en Instagram, me encuentro con un reel que dice: “POV: tu outfit solo tiene sentido para las personas que se meten en Pinterest, por lo menos, una vez al día”. Y aquello hace que recuerde el look de la colaboradora de Vogue comentada al inicio de este viaje. ¿De verdad creían que no volveríamos a ella? ¡Un ejemplo como ese no lo podemos dejar escapar! Ni Sara ni Yaiza conocían nada sobre esta pobre chica… Seguramente, ustedes tampoco; así que, comencemos.
En la sala de redacción, de colores neutros, una joven viste con una camiseta XL de la Selección Mexicana de Fútbol de color verde, casi fosforito, con cuello blanco y detalles en negro y rojo. La tela es algo satinada y fluida; al igual que sus jorts negros por debajo de la rodilla de estilo cargo, y también talla XL. Su pose es relajada: manos en los bolsillos, sonrisa de oreja a oreja y un clean look –o coleta engominada– permite que sus gafas de pasta negras, sus aros plateados por debajo de la barbilla y los cuatro collares que lleva (uno de ellos, con perlas de considerable tamaño), sean los protagonistas. Pero, ahora, llega la guinda del pastel: los calcetines blancos se adornan con unas manoletinas de puntera cuadrada y lacito en el borde, de color rojo pasión, que se coordinan con el rojo comentado en el polo.
¿Es tan descabellado el outfit?
No. La respuesta es no. No es tan excéntrico, no es tan alarmante. De hecho, hay una cierta armonía en el uso de los colores y cómo los va combinando; o en cómo relaja el toque deportivo con las manoletinas, más arregladas. Entonces, ¿qué sucede aquí? Yaiza tampoco lo comprende, ha visto millones de chicas así en Pinterest, no sabe qué deber criticar. Sara dice: “La moda está para disfrutarla y para vivirla, y esa chica lo ha hecho como le ha dado la gana. ¡Así de claro, tía!”
Pero sigue existiendo una cierta incomodidad ante este outfit porque ha decidido mezclar en él todas las microtendencias que han estado en auge; y solo, por tanto, encuentra a su séquito de seguidores, en esas personas que las conocen y las comparten. Aludiendo al reel de Instagram anterior, “solo tiene sentido para las personas que se meten en Pinterest una vez al día”. Parece algo impostado, poco genuino o creativo. Pero eso no implica que no sea favorecedor o no esté bien combinado; al contrario. Puede que no se comprenda, pero no llega a ser dañino a la vista (por lo menos para las Pinterest girlies).
Un nuevo panorama
Yaiza Díaz y Sara Jiménez, dos jóvenes estilistas, no creen que la experimentación y la originalidad se hayan perdido, sino que se han difuminado. Cualquiera puede vestir bien, independientemente de que lleve piezas de diseñador o microtendencias. La moda ya no es elitista, está abierta, está viva. No se ha perdido esa genialidad porque, lo que sucede, es que quizá más gente la tiene. Y puede que sí exista esa relación entre las redes y las colecciones de temporada en las tiendas, pero se resisten a pensar que la creatividad pende de este hilo. “Para mí la ropa es un diario personal a través de mis prendas”, dice Yaiza. “Somos personas y bebemos de todas las influencias… Solo hay que aprender a usarlas”, recalca su compañera.
En fin. Puede que Pinterest y las microtendencias no sean el único motivo de su locura… Pero sí es algo con lo que batallan (aunque sea solo un poquito) cada día.

