La obra de Teatro Los Figurantes, un espectáculo que te hará reflexionar y reír al mismo tiempo
¿Qué pasaría si los figurantes de una obra ya estuvieran cansados de serlo? Esta adaptación del autor José Sanchis Sinisterra refleja lo que pasaría si de repente los figurantes pasan a ser los protagonistas. Todos los domingos en el Teatro Reina Victoria, esta comedia te hace pasar el mejor rato entre risas con un toque de revolución.
La obra es una adaptación de la homónima de José Sanchis Sinisterra, uno de los autores más premiados y reconocidos, quien la escribió en Valencia en 1989. Hoy por hoy, María José Gil y Delfín Estévez se han encargado de trasladarla al teatro Reina Victoria aunque manteniendo su esencia. Con un reparto bastante consolidado y formado por 18 actores consiguen dar vida a lo que sigue siendo una obra maestra. Elene Hernández, Toño Balach y Luisa Barbero, son algunos de sus protagonistas.
Los figurantes vienen pisando fuerte
Algo inesperado está a punto de suceder. Un grupo de figurantes de una obra de teatro vestidos de la época medieval y hartos de tener el papel que tienen, deciden encerrar a los actores principales en el camerino, con la clara intención de ocupar sus papeles y con ello, estar a su mismo nivel. En este proceso de conseguirlo, todos los figurantes, ahora protagonistas, se enfrentan al público que, según ellos, “está esperando a que pase algo” y empiezan a realizar todas las ocurrencias que se les pasa por la cabeza.
Personajes de todo tipo, desde bufones a frailes, de presos a guardaespaldas. Todos los personajes posibles juntos hacen con sus comentarios y disparates para que el público no pare de reír. Indirectamente, sin darse cuenta, ya están captando la atención de los asistentes. No tenían que hacer nada más aparte de su propia rebelión para que los espectadores permanecieran atentos.
Algunos imitando la historia entre Romeo y Julieta, otros como si fueran personajes de la Edad Media, dos frailes que sólo podían hablar a la vez y otros que sólo les bastaba un pollo como mascota para hacer reír. Pero estos figurantes armarán una buena cuando los actores principales se enteren de la que están liando en el escenario.

El público como eje de la obra
Pero no sólo los actores hacen reír con sus ocurrencias sino que sus actuaciones van más allá. Siendo un total de 18 actores subidos en el escenario vestidos con trajes medievales y coloridos, sombreros grandes y pelucas, conseguían compenetrarse de la manera más divertida y original posible. Da igual que estén todos en escena, que consiguen hacer brillar la obra como se merece.
Sin duda, algo que hace de este espectáculo muy personal es cómo los actores tienen en cuenta al público en todo momento. Su objetivo es que esos figurantes entretengan a los asistentes que les han robado a los protagonistas de la obra. Por lo que, ese papel del público lo juegan todas las personas que acuden esa noche al teatro. De alguna manera, consigue que los espectadores se sientan parte de lo que están viendo, ¿y a quién no le gusta eso?
Y es que no sólo se encarga de entretener a los amantes del teatro, sino que además hace reflexionar acerca del papel de estos figurantes. De lo inferiores que se han podido llegar a sentir y se siguen sintiendo al lado de los protagonistas. A veces, un poco de revolución no viene mal para mostrar que todos los actores son iguales aunque no jueguen los mismos papeles.
¿Todos los personajes pueden ser iguales?
Los figurantes se han cansado de aguantar y la única manera de hacerlo ver es a través de la rebelión. Este es el mensaje que el autor, Sanchis Sinisterra, quería transmitir en su momento y que ha perdurado hasta el día de hoy.
Te hace reír, te traslada años atrás, te hace pensar y reflexionar. Pero, sobre todo, consiguen su objetivo: transmitir que los figurantes también pueden ser protagonistas y enganchar al público de la misma manera, o incluso mejor. ¡Se acabó lo de pensar que los figurantes nunca triunfan!