El técnico repasa los momentos más duros de su carrera, su filosofía de trabajo y la importancia de encontrar la felicidad dentro y fuera de la pista
Desde la calma y la experiencia, Iñaki Martín, actual entrenador del Flexicar Fuenlabrada. Nos habla sobre su trayectoria, el inicio de su vocación, sus años en África y el proceso de reconstrucción de un equipo nuevo que hoy ilusiona a toda la afición.

Pregunta: Iñaki, en tu carrera como entrenador, ¿cómo surge ese inicio por querer ser entrenador. ¿Cuándo llegaste a saber que ibas a jugar como entrenador de baloncesto?
Respuesta: Muy temprano, más que muy temprano, porque yo jugaba en mi colegio, en mi clase San José de Valladolid y desde temprana edad. Mi afición en el recreo era jugar, el cole era jugar, pero a la vez, me acuerdo yo que en fiestas organizaban ahí campeonatos entre clases y decían un poco, a la gente un poco más mayor, por ejemplo, lo utilizaban para benjamines, a lo mejor a los infantiles que estábamos federados nos decían: «venga, les podéis llevar para cambiarlos, aunque solo sea para que no jueguen los mismos».
Y en esas fiestas decías: «esto está muy bien». Aparte de que me dirigieran a mí, luego, en los elementos de los partidos, veía que me gustaba. Y fue tempranísimo porque, fíjate, yo llevaba el alevín del primer año de mi cole y era infantil. Empecé con esos benjamines en esas fiestas del cole y acabé entrenando a un alevín de segundo entrenador. Pero un alevín, y era yo infantil de segundo año. Ya entrenaba a los alevines en el cole. Y luego, fui subiendo, y no había cumplido los 18 años, y ya me llamaron del Fórum Valladolid, que era el principal equipo de Valladolid.
P: Y con tantos años de experiencia, ¿crees que esto te definió a ti mismo como entrenador?
R: Yo creo que es diferente. O sea, yo cuando creo que estás con el cole, e incluso aunque te llame el Fórum Valladolid, que eran auténticos equipazos, pero eran equipos incluso de campeonatos de España cuando los campeonatos de España eran de 8. Yo creo que la formación va a otro nivel.
La formación va a otro nivel que el profesionalismo
Entonces, evidentemente, yo entrené todas las categorías prácticamente, y lógicamente me gustó desde un principio porque, poder estar en el deporte que te gusta, que amas, con jugadores a los que puedas darles un poquito de tu visión o de tu conocimiento, y que ellos puedan crecer y ser mejores, eso al final es una cosa que fue en mí.
Desde que entré en ese alumno de primer año como entrenador del cole en infantiles tuve bastante claro que me gustaba. Lo que pasa es que el profesionalismo. Al final, yo llegaba a llevar un club de coordinador y entrenando a un equipo infantil de campeonato de España y no cobrar.
Valladolid es diferente, es muy diferente a Madrid
Al final lo vas llevando, dependiendo de tu nivel, dependiendo de los logros y del nivel que estás dando como entrenador en categorías inferiores, ya te puedes plantear un poquito el paso hacia adelante.
yo realmente me planteo ser profesional cuando a mí me llama Quino Salvo
Yo estaba en Valladolid; mi primer equipo profesional no fue Valladolid, fue Palencia, el actual Super Agropal Palencia, de segundo entrenador del equipo de LEB Plata. Y bueno, ahí, es verdad, estabas al lado de casa, viví lo que es ser un equipo profesional, viví lo que es una distribución, que Quino salió y llegó Nacho Lezcano. Yo fui segundo de él en ese equipo.
Y luego, yo creo que el click en mi cabeza lo da cuando el año siguiente me llama Lobos Cantabria, con Quino Salvo otra vez de entrenador. Salvo, alternaba su actividad profesional con entrenar y yo ahí tuve que dar un paso adelante como entrenador. Y ahí es cuando yo me di cuenta de que podía ser profesional. En Lobos Cantabria, en la 2008-2009, de la LEB Bronce, que duró dos años esa categoría.
P: Ya adentrado en este mundo del profesionalismo, como tú comentas, que has tenido experiencias tanto en España como fuera de España, como seleccionador de Mozambique, por ejemplo, ¿cuál dirías que ha sido el entrenamiento más duro dentro del mundo del profesionalismo? ¿Qué es lo que más te ha marcado?
R: Me han marcado cosas para bien y para mal. Lo que me marcó para bien fue, sin duda, mi estancia en Mozambique. Creo que aquí es verdad que venía de ser segundo entrenador de LEB Plata en Palencia, venía de ser segundo entrenador de Lobos Cantabria en LEB Bronce, muy buenos jugadores en ambos equipos. Pero luego, cuando salí a Mozambique a ser primer entrenador y crear prácticamente un club de cero, y a la vez que era un club histórico, tenías que tener resultados.
Y luego, cuando me llegó, gracias a dos años exitosos en ese club, la llamada de la selección de Mozambique, la selección nacional, yo creo que ahí fue algo que marcó ya mi carrera. O sea, lo hizo en el sentido de que yo, en África, gracias a Dios, he tenido la puerta abierta siempre que aquí se me ha cerrado, porque me valoran mucho y no me valoran solo a nivel Mozambique, me valoran a nivel FIBA África. Eso me ha marcado para bien.
el momento más duro creo que lo he vivido en casa
Lo he vivido tanto el primer año del club, que es ahora el Ciudad de Valladolid Baloncesto, como este último. Este último lo viví mal, pero más que por lo deportivo, por los resultados que se estaban dando.
Porque al final un cese es jodido, pero un cese cuando vienes de ganar tres de los últimos cinco partidos, ganando el último en casa remontando, es un cese, digamos, que sabes que no es por lo deportivo, que es por lo personal.
Y ahí sí que es verdad que ha sido muy duro. Este último año ha sido muy duro. Incluso necesité, con el consiguiente sufrimiento de mi familia, me hace irme dos meses a África, porque yo quería estar fuera del circuito.
Entonces, yo creo que ha sido lo más duro que he vivido, pero más que por lo deportivo y por los resultados, por lo personal que vivía diariamente. Pero son épocas. Ahora estoy feliz, vivo feliz, vengo a trabajar feliz, tengo una relación excelente con todo el mundo y la verdad es que es un lujo.

P: La llegada a Fuenlabrada: llegas en un momento más duro, después de esa primera llamada de Edu. Te enfrentas al reto de montar una plantilla de cero, con poco tiempo, problemas económicos…. ¿Cómo afrontas esa primera llamada, ese primer reto?
R: Bueno, es que a mí, cuando me llama Edu, yo no le hablo ni de dinero. Primero, hacer una plantilla de cero es muy fastidiado a la altura que lo hicimos nosotros, pero tenerle como director deportivo facilita muchísimo las cosas, eso que vaya por delante.
Luego, yo soy un entrenador que conozco mucho mercado, tanto en Gipuzkoa como en diversos equipos. Yo ya tenía mis listas, los agentes saben perfectamente que yo trabajo en la evolución de jugadores y, de mercado hablo, no de tecnificación, sino de jugadores que tengo un poco vistos. Y entre los dos fue más fácil.
¿Problemas económicos? Bueno, no, porque fuimos muy claros los dos. Él me lo pintó muy negro, pero a la vez que me lo pintaba muy negro, esto es un club histórico. Y él fue absolutamente honesto en todo lo que se me dijo, y yo fui honesto. Yo le dije que solo había dos cosas que necesitaba para firmar, y era que estuviéramos todos en el mismo camino, tanto de objetivos, de realidades y de cómo debíamos de llevar el equipo, y de apoyo; estar todos en el mismo barco y en el mismo camino.
Y luego, la otra realidad. Si tenemos el presupuesto 15 de la categoría, ya intentaremos, en vez de ser el 15, ser el 10 o el 9 en juego. Pero si tenemos un buen presupuesto, asemejar los objetivos a este.
¿Hemos tenido dificultades? Bueno, es verdad que alguna agencia no nos ha ayudado. Incluso agencias que yo mismo he ayudado, sus propios entrenadores, para conseguir equipos. Al final, esto es un negocio. La gente también tiene que vivir, tiene que recibir, y al final, igual que ha habido alguna agencia que no, también ha habido agentes que nos han ayudado y que han sido pilares para construir un equipo de estas categorías que estamos a un gran nivel de esta competición.

La sorpresa del inicio de temporada y el grupo en Fuenlabrada
P: A pesar de este reto inicial y estos problemas que se han podido ir planteando a lo largo de la conformación del equipo, ahora estáis en un muy buen momento. Habéis empezado 4-0 en Liga, 1-0 en Copa, y justo consiguiendo eso que comentabas antes, que el equipo está en el mismo barco, en una misma dirección todo. ¿Cómo consigues que se dé esto en un grupo que es totalmente nuevo y con jugadores que vienen con una cabeza a esta liga?
R: Primero porque, evidentemente, esto es un trabajo del director deportivo y mío, que hay muchos jugadores que nosotros conocemos y queríamos. Es verdad que yo los quería de unas determinadas características, y para eso Edu Pascual trabajaba para ponerlos encima de la mesa. Pero aparte, hemos mirado mucho el nivel personal de cada uno.
Lógicamente, yo he trabajado con Dani Manchón en el Real Valladolid Baloncesto el año pasado. He trabajado con Alex Murphy. Es el jugador que viene a Gipuzkoa, rookie de esta competición, y me acuerdo que yo hacía las veces de estar ayudando en la secretaría técnica, y claro, él valora que soy yo el que prácticamente viene conmigo a Gipuzkoa con el equipo de Marcelo Nicola ese año. Son relaciones personales que tienes, que les conoces.
Edu Pascual ha trabajado con Mateo y con Roma Belemene. Las referencias que teníamos del resto, buenísimas. Hemos juntado un poco todo eso y sus personalidades, junto con que yo creo que la manera de hacer y de actuar, tanto del staff como del propio club, han ayudado a ello.
Yo creo que los ambientes y los entornos de un equipo son absolutamente importantísimos. Lo he vivido negativamente, y creo que el entorno, el tener tranquilidad, el estar entrenando normal, los chicos confiar en decir una cosa y no magnificarla ni despreciarla. Los chicos lo están viendo, que estamos en esa línea. Y yo creo que estamos logrando ser un excelente grupo, porque creo que todos estamos dando de nosotros mismos para que el grupo prevalezca por encima de nosotros.
P: Dirías que es justo el entorno seguro y el tener relaciones con muchos de los jugadores, lo que hace la facilidad del grupo al comenzar y que sea esa la clave que hace diferente a este grupo.
R: Y el club, que la directiva nos está ayudando. Yo, he vivido en la pretemporada un 0-6, con dos equipos de LEB Plata, y a mí nadie me ha dicho absolutamente nada. De hecho, al revés. Cuando estaba un poco más decepcionado, cabreado, me han dicho «esto es así, hemos empezado tarde«.
Y claro, eso para un entrenador, para que los chicos vean que hay una tranquilidad, que hay una manera de hacer las cosas, que hay una manera que se les ha dicho y se está cumpliendo. Creo que eso genera un buen ambiente y genera venir a trabajar absolutamente feliz, cada uno en su rol.
Evidentemente, esto es profesionalismo. Te engañaría si te dijese que las victorias no ayudan. Si todo esto, pero luego perdemos, hombre al final todos somos profesionales.
Al final esto es mi profesión. Si va mal el equipo, soy el principal responsable y, seguramente, sea la primera persona en la que pondrían los ojos todos de que va mal.
Y los chicos igual. Si no hacen buenas performance dentro de los partidos, también iría contra ellos.
Bajo esa presión profesional que tenemos, estamos súper a gusto trabajando unos con otros, con el club que tenemos, con toda la confianza que se nos está dando y con el comportamiento que están teniendo. Y luego hay otra cosa absolutamente clara, que no he hablado hasta ahora, pero que incluso en mi confianza de ser el entrenador de este equipo también contó, y es la magnífica afición que tiene este equipo.
Tener esta afición, tener esta confianza que tienen en nosotros, tener ese apoyo, tener ese cariño, no es fácil.
Yo lo he dicho desde un principio: los nombres que estaban sonando para ser entrenador de esta entidad tan histórica, tan buena. Al final, se eligió a un entrenador que el año pasado fue entrenador, pero que no consiguió acabar la temporada. Es verdad que a falta de tres partidos, y estando el equipo —como Real Valladolid— en permanencia, pero al final no terminé la temporada.
Y lo han aceptado. Desde un principio me han apoyado, y eso es maravilloso para los profesionales.
P: Para cerrar, después de tantos años, ¿qué es lo que te motiva a ti más a seguir entrenando y a seguir estando en los banquillos? Y también, ¿qué mensaje le mandas a la afición?
R: Yo hay una cosa que creo que tenemos que valorar mucho más los entrenadores, sobre todo cuando ya tenemos familia, y es que es clave ser feliz yendo a trabajar. Es clave. En nuestra profesión es clave: siendo jugador, siendo entrenador, siendo incluso director deportivo, siendo directivo. Estamos en un entorno muy personal, de relaciones personales.
Y yo lo que tengo claro, mi objetivo para poder seguir entrenando, es ser feliz. Siendo feliz, voy a dar el 300% de mí. Además, voy a hacer crecer a los que tengo a mi alrededor, voy a hacer felices a mi entorno, a mi familia, y no preocuparlos. Y creo que eso, por lo menos hablando del día de hoy, lo he conseguido este año.
Soy feliz cada día que vengo a entrenar. Si tengo que estar aquí 20 horas, estaré 20, porque estoy feliz. Estoy feliz con los jugadores que tengo. Por cómo son, por cómo entrenan, por cómo trabajan.
Estoy feliz con el club que tengo, por el comportamiento que están teniendo conmigo, por el objetivo real que nos hemos marcado y cómo lo llevan, por la afición que tengo. Y eso es clave, para un entrenador, para un jugador, que estamos en la pista todo el día, y es lo que nos gusta y lo que amamos. Creo que es clave ser feliz, pero también ser feliz con responsabilidad. Porque es muy fácil ser feliz diciendo:
“Aquí no tengo ninguna responsabilidad, vengo aquí, si no soy feliz, me piro”.
No. Usted, señor, tiene sus responsabilidades. Tiene que ser profesional las 24 horas del día, porque cuando eres profesional de alto nivel, estás 24 horas viviendo así.
Tienes tu familia, no la tienes que relegar, y es lo que he aprendido en este último año. Pero tienes que ser feliz. Yo, que vivo en la calle Móstoles, cojo la mochila y digo:
“Buah, otro día, qué felicidad, voy al Fernando Martín”.
Y eso es clave. Para mí, para los chicos, para el director deportivo y para el club. Y luego, a la afición ¿Qué les voy a decir?
No están de 10, están de 14. Nos llevan en volandas. Es una pasada.
Yo he estado, gracias a Dios, en muy buenos equipos y en muy buenos clubes, con una afición muy buena y con mucha gente en el pabellón. Y os aseguro que la afición que tenemos, por todo el apoyo, el cariño y cómo se desgastan ellos mismos por llevarnos en volandas. Tendría que pensarlo, evidentemente, he tenido muy buenas aficiones. Tengo muchísimo cariño a todas, pero es verdad que aquí se vive un ambiente increíble desde que entras. Y es una pasada.
No solo cuando el partido se aprieta. Aquí ves que van contigo a muerte desde el primer minuto. Y ya no solo en eso, es que incluso en el comportamiento que tienen contigo fuera del campo, es una afición ejemplar.
Y lo que yo les he dicho desde el primer momento, y les puedo seguir diciendo, vamos a intentar que se sientan orgullosos de nosotros. Nosotros vamos a marcar nuestro camino, partido a partido. Obviamente sabemos nuestras limitaciones.
Obviamente sabemos que el objetivo no es, en principio, el del año pasado, que se tenía un equipo con unos nombres espectaculares. Pero también está viendo la afición que aquí hay nombres que, a lo mejor, no se conocían tanto, que están dando un nivelazo, que están dando todo por este club, por esta ciudad como es Fuenlabrada.
Y que vamos a intentar seguir hasta donde nos llegue, hasta donde llegue la gasolina.
Nos va a poner la liga en nuestro sitio. Lo que no vamos a hacer es defraudarlos, y sí dar nuestro máximo nivel hasta donde podamos llegar.

