Tras aproximadamente un mes del fin del estado de alarma, las calles se han vuelto a llenar de gente, los lugares pintorescos de las ciudades vuelven a recobrar su luz y todo, aparentemente, se acerca a la normalidad en la que vivíamos antes de la pandemia. Paradójicamente, esta nueva normalidad se nos hace bastante inusual. Hemos comenzado a vivir entre geles, guantes, mascarillas y muchos otros elementos que han roto nuestra realidad concebida. Este trabajo fotográfico trata la vuelta a la normalidad de muchos de nosotros, una normalidad anormal.










En las últimas semanas han aumentado notablemente los casos de coronavirus y están apareciendo nuevos focos, como en Aragón y Cataluña, que son los más preocupantes. Ya sea por falta de responsabilidad, de recursos, o de medidas, España podría afrontar una segunda oleada que acarrearía graves consecuencias, como las pérdidas que tendrán los autónomos si se vuelve a establecer el estado de alarma. No sabemos cuánto durará este estado de (a)normalidad frente a una pandemia que sigue cobrando víctimas a lo ancho y largo del mundo.