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Ucrania-Rusia: ¿habrá paz o más guerra?

Las últimas negociaciones que Estados Unidos ha llevado a cabo con Ucrania y Rusia dan esperanza al mundo de que una posible paz en el conflicto se produzca rápidamente, pero no a cualquier precio

La Casa Blanca se muestra orgullosa de que ambas partes negocien, pero Donald Trump quiere vanagloriarse replicando lo que hizo en Oriente Medio pero adaptado a Europa, para mostrar que él es la cura de todas las guerras.

Donald Trump quiere reconocimiento. Su pataleta contra el comité que otorga el premio Nobel de la Paz, por habérselo dado a la líder opositora venezolana María Corina Machado y no a él por su «ambicioso» plan de paz en la Franja de Gaza, es un claro ejemplo de que el presidente estadounidense está dispuesto a cualquier cosa para obtener lo que tanto desea: que el mundo lo admire a él por ser el «salvador» del mundo y por haber puesto fin a dos conflictos que, aunque distanciados geográficamente, son importantes debido a su relevancia histórica, social, política e incluso económica a nivel global.

No obstante Trump, a diferencia de su antecesor Biden y de la Unión Europea, está dispuesto a terminar con el conflicto entre Ucrania y Rusia, que lleva ya tres años de terribles crímenes de guerra e importantes secuelas para ambas naciones.

La fórmula de Trump es simple, concisa y sobre todo beneficiosa, pero solo para una parte: Rusia. Las negociaciones se basan en que Ucrania debe entregar a Rusia los territorios que la segunda ocupó durante el conflicto y donde se ha establecido de forma ilegal, pues solo ella misma bajo un falso referéndum reconoció y se anexionó las provincias de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón.

Ahora, las negociaciones no solo se basan en que Ucrania pierda esa parte del territorio, sino en conseguir que pare de una vez por todas esa guerra que solo ha traído problemas. En el caso de Ucrania, de por sí con una situación económica mala, lo ha empeorado aún más, y en el caso de Rusia, ha conseguido que se quede sola en el plano internacional.

La Casa Blanca ha enviado a Rusia a Steve Witkoff para que sea el principal negociador con el Kremlin. Washington y Moscú quieren que Ucrania y Occidente no solo reconozca a esas provincias como rusas, sino limitar el tamaño del ejército ucraniano, aliviar las sanciones económicas a Rusia, que haya un intercambio humanitario entre ambos países y un cese del fuego.

Mientras tanto, el encargado de dialogar con Ucrania es el secretario del Ejército de EE. UU., Dan Driscoll, quién además de negociar lo mismo que se está negociando con el Kremlin, le está poniendo más trabas a Ucrania, ya que esta nación tendría que aceptar que nunca se podría integrar en la OTAN lo que, sin ninguna duda, supone un varapalo para el gobierno ucraniano, ya que durante varias veces tanto la administración Biden como la Unión Europeo y la OTAN habían dado «falsas esperanzas» a Ucrania de que, una vez que el conflicto terminase, se podría incorporar a la OTAN.

Aunque el plan puede parecer controversial, lo cierto es que ninguna de las tres partes se ha opuesto (como sí lo habían hecho en el pasado Ucrania y Rusia) a negociar, y ya han admitido que aunque hay asuntos más peliagudos que deben negociarse correctamente, los tres países ven cierto progreso.

Sin embargo, este plan, por muy favorable que parezca que es a Rusia, es un gran avance para conseguir la paz en Europa. Nunca antes, desde la Segunda Guerra Mundial, el continente se había visto envuelto en un nuevo conflicto armado cambiando totalmente la geopolítica europea. Países que durante décadas habían hecho alarde de su neutralidad como Suiza o Finlandia cambiaron el argumentario rápidamente, y los más leales al Kremlin hicieron más ruido en Bruselas.

Si bien es cierto que Trump, como todos los políticos en campaña, prometió que acabaría con la guerra en un día y no ha sido así, ha conseguido aterrorizar y desencajar políticamente Europa, pues recordemos que Biden y Von der Leyen (más la segunda que el primero) desde que comenzó el conflicto, se han obcecado en dar dinero y dinero a Ucrania y enviar armas.

Se puede pensar que el problema es únicamente de Rusia, pero lamentablemente, Europa se ha quedado dormida durante mucho tiempo y abrazando a Estados Unidos como su principal ayudante en todos los niveles, sin que Europa tenga una voz propia y una defensa sólida.

Ucrania y Rusia pueden llegar a conseguir la paz, en parte, por la presencia de Estados Unidos. No obstante, hay partes que se deben seguir negociando entre ambos para que este conflicto termine de una vez por todas y permita a ambas naciones, volver a la normalidad.

No me cabe ninguna duda de que Trump no sólo volverá a postularse como el «héroe», sino que también lo utilizará para dar una lección al mundo de que «América es el salvador», pero más lección nos da a los europeos, recordándonos que debemos ponernos las pilas y no ser tan dependientes de ellos, sino más fuertes y más unidos.

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