Sierras encantadoras, pueblos de cuento y parajes naturales de ensueño protagonizan las opciones para viajar por España sin masificaciones durante este verano
Frente al habitual bullicio de las playas o las rutas masificadas, este verano se presenta como una oportunidad para explorar lugares menos transitados de la amplia y rica geografía española. Pueblos tranquilos, espacios naturales vírgenes y comarcas con identidad propia conforman esta selección de destinos para quienes buscan calma, autenticidad y paisajes inolvidables. A continuación, ocho destinos para escapar del turismo de masas en España.
Puebla de la Sierra (Madrid)
En la Comunidad de Madrid, a apenas hora y media en coche del centro de la capital, se esconde uno de los parajes más desconocidos y vírgenes de la región: las pozas de Puebla de la Sierra. Este rincón natural, ubicado en el corazón de la Sierra del Rincón, declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO, acoge una serie de piscinas naturales de aguas cristalinas, rodeadas de un bosque espeso de robles y fresnos. El lugar permanece prácticamente intacto, sin aglomeraciones ni presencia humana, lo que lo convierte en un refugio ideal para quienes buscan destinos para escapar del turismo de masas en España, y a su vez, desean alejarse del ritmo urbano de Madrid y reconectar con la naturaleza.

Ribera del Duero (Castilla y León)
En Castilla y León, la Ribera del Duero ofrece mucho más que sus célebres vinos. Esta región, que se extiende a lo largo del río Duero, conserva una esencia rural y pausada que seduce al visitante desde el primer momento. Pueblos históricos como Peñafiel, con su impresionante castillo sobre una colina, o Gumiel del Mercado, con sus bodegas excavadas en la tierra, permiten adentrarse en siglos de tradición vinícola. Además de catar vinos, es posible recorrer senderos entre viñedos, visitar lugares tradicionales y disfrutar de atardeceres entre cepas. Una zona que invita a viajar sin prisa entre pueblos recónditos que transportan al viajero a una época pasada.

Lago de Sanabria (Zamora)
Zamora guarda uno de los tesoros naturales más sorprendentes del noroeste español: el Lago de Sanabria. Se trata del lago glaciar más grande de la Península Ibérica. Rodeado por montañas, bosques de roble y castaño, este lago se encuentra situado en el Parque Natural del Lago de Sanabria y Sierras Segundera y de Porto y Alrededores. El entorno ofrece rutas de senderismo señalizadas, playas de agua dulce, zonas para piragüismo y espacios donde es posible observar aves o incluso ciervos. Es una excelente opción para viajar en familia o en pareja, debido a los múltiples alojamientos rurales presentes en la zona. Además, pequeños pueblos con sabor auténtico como San Martín de Castañeda, Ribadelago o Puebla de Sanabria, con su castillo y casco histórico empedrado, hacen de este viaje una experiencia rural al completo.

Fragas do Eume (A Coruña, Galicia)
En Galicia, lejos de las playas abarrotadas, las Fragas do Eume ofrecen un paisaje de cuento. Este frondoso bosque atlántico, uno de los mejor conservados de Europa, se extiende a lo largo del río Eume entre brumas, árboles centenarios y ruinas monásticas cubiertas de musgo. El monasterio de San Xoán Caaveiro, accesible a pie por senderos entre la espesura, ofrece una vista inolvidable sobre el cañón. La biodiversidad del parque es excepcional: aves, anfibios, helechos gigantes y líquenes raros conviven en un entorno húmedo y mágico. Debido a los posibles cambios de temperatura y las frecuentes lluvias, se recomienda llevar ropa de abrigo y calzado impermeable.

Pallars Sobirà (Lleida, Pirineos)
En el corazón del Pirineo catalán, el Pallars Sobirà destaca por su autenticidad y belleza salvaje. Esta comarca de montaña, atravesada por ríos cristalinos y salpicada de pueblos con tejados de pizarra, es perfecta para quienes buscan destinos para escapar del turismo de masas en España. Localidades como Esterri d’Àneu o Llessui conservan su esencia rural, con calles estrechas, pastores y queserías artesanas. Las actividades al aire libre son casi infinitas: desde rutas de senderismo por el Parc Nacional d’Aigüestortes hasta rafting o barranquismo en el río Noguera Pallaresa. Su clima suave y seco en verano hacen de este un destino perfecto para respirar hondo y redescubrir la montaña con calma.

Aínsa (Huesca, Aragón)
Aínsa, situado en el Pirineo aragonés, conserva el sabor intacto de un pueblo medieval rodeado de naturaleza. Su casco antiguo, perfectamente restaurado, está declarado conjunto histórico-artístico. Pasear por sus calles empedradas, descubrir la iglesia románica o subir al castillo con vistas al río Cinca son solo algunas de las actividades posibles. Además, Aínsa es la puerta de entrada al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, uno de los más espectaculares de España. A diferencia de otros destinos más conocidos del Pirineo, este pequeño pueblo mantiene un ambiente tranquilo incluso en verano. Su oferta gastronómica y su céntrica situación en la comarca del Sobrarbe, lo convierten en un lugar idóneo para visitar la zona y escapar del turismo de masas.

Chelva (Valencia)
A tan solo una hora de la ciudad de Valencia, Chelva es una amalgama de historia, frescor natural y autenticidad. Este municipio del interior combina el encanto de su pasado morisco, visible en su barrio árabe de Benacacira, con parajes naturales ideales para el verano. La Ruta del Agua, de unos 7 km, recorre antiguos molinos, pozas donde darse un baño y restos de acueductos romanos. Además de ello, Chelva también destaca por su arquitectura tradicional y su gastronomía basada en productos de huerta. Un destino muy variado, sorprendente por su rica variedad cultural.

Campo del Agua (León)
En la Sierra de los Ancares bercianos, muy cerca de la frontera con Galicia, se encuentra Campo del Agua, una aldea que bien parece haberse detenido en el tiempo. Su conjunto de pallozas, antiguas viviendas circulares con techo vegetal, ha sido cuidadosamente restaurado y declarado Bien de Interés Cultural. El acceso, por una carretera de montaña, no es fácil, pero la recompensa es absoluta: silencio, naturaleza y desconexión. Aquí no hay tiendas, ni cobertura móvil, ni distracciones, tan solo montañas, prados y senderos que invitan a la contemplación. Un destino ideal para aquellos que desean desconectar de verdad y hacer rutas de montaña en un entorno único.

Estos ocho destinos para escapar del turismo de masas en España demuestran que aún es posible disfrutar de un verano sin aglomeraciones, disfrutando del entorno con respeto y a un ritmo distinto. Cada uno de ellos, con su carácter y particularidades, invita a descubrir la intimidad de nuestro país de una forma especial y poco convencional.

