El teletrabajo, una revolución laboral para repoblar las zonas rurales
La población de la España rural ha aumentado durante los meses de confinamiento. Las familias que residían en grandes ciudades decidieron comenzar una nueva vida en los pueblos pequeños de otras comunidades con el fin de proteger su salud y evadirse de la realidad. Esta decisión que tomaron muchos ciudadanos hizo que los pueblos de la España vaciada aumentaran su censo de población y atrajeran a nuevos vecinos.
El término de España vaciada, comúnmente conocido hoy en día, hace alusión a los pueblos que sufrieron el éxodo rural por la destrucción de la Guerra Civil. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), un 80% de los pueblos de 14 provincias están en peligro de extinción demográfica, lo que conlleva un aumento de la despoblación rural. Las provincias que cuentan con más pueblos vaciados y con las tasas más altas de despoblación son Soria, Zaragoza, Burgos o Cuenca, entre otras. Sin embargo, también las comunidades de Galicia y Asturias se sitúan en el ranking con más aldeas en las que no reside nadie.
Un alto porcentaje de la población que a lo largo de estos meses han perdido sus trabajos y sus casas se replantearon empezar una nueva vida lejos de la ciudad con el fin de tener más oportunidades y volver a sus orígenes. El factor decisivo por el que muchas familias decidieron cambiar radicalmente de vida se debe a una nueva revolución laboral, el teletrabajo. Esta nueva revolución fue clave porque permitió a la gente hacer su vida en los pueblos, una iniciativa también impulsada para repoblar las zonas rurales. ¿Significa esto entonces que estamos experimentado un éxodo al revés, de las ciudades al campo?
La salvación de una pedanía de Guadalajara
Gascueña de Bornova, un municipio en la provincia de Guadalajara que cuenta con tan solo 29 habitantes, ha triplicado su población durante los meses de confinamiento. Esta pequeña localidad situada en la falda de la sierra del Alto del Rey se sitúa dentro de la lista de los pueblos más deshabitados de Guadalajara. Sin embargo, desde la pandemia se ha convertido en residencia habitual para familias y personas mayores porque aún tienen miedo de pasear por su ciudad y se encuentran más seguros en su pueblo natal.
