Este pasado mes de marzo Cultura Commodore ha celebrado uno de sus “Desayunos” en relación con la efimeridad de las estrellas en el cine de los años 70, unos tiempos en los que las producciones actuaron como unas reales trituradoras sobre la elección de los repartos, según Jaime Vicente Echagüe y Martín Llade, periodistas de La Razón y RNE, respectivamente. Este último ha publicado además una novela biográfica acerca de una de las estrellas involucradas en este tipo de producción cinematográfica: Lo que nunca sabré de Teresa, haciendo referencia a Teresa Ann Savoy.
El coloquio comienza entonces con la primera pregunta: ¿Por qué hay estrellas del Star System que siendo tan talentosas y maravillosas como Teresa Ann Savoy, son tan efímeras? ¿A qué se debe ese breve fulgor, por qué se apagan?
La cuestión se centra pues en el motivo de que los cánones estéticos de belleza cambian con mucha rapidez. Son los valores que inspiran una figura. Teresa, por ejemplo, encaró los últimos años de la época hippie. Eso era de aquellas la libertad, pero hoy en día es mucho más que eso. “Se pone en riesgo el mundo que se ha conocido”, afirma Martín, siendo algunos de los profesionales devorados por el sistema. “Para llegar a lo más alto no solo hay que ser actor de vocación, sino de personalidad. Saber decir que sí o que no en el momento adecuado”.
Ambos escritores afirman que el cine es capaz de explotar estrellas en diversos momentos. La década de 1970 es una época posterior a la liberación sexual de la mujer, en la que destacó la producción ingente de estrellas fulgurantes, pero a su vez una trituradora de estas mismas. Se consideraban juguetes, materializando así una serie de fantasías que podía tener el público. Sin embargo, esto también se trata de un asunto de moda, puesto que tenían fecha de caducidad.
“El tiempo da la razón en que lo implícito demuestra más inteligencia que lo explícito”, recuerda el presentador de RNE, Martín Llade.
Jaime Vicente, por su parte, explica que fue una época en la que se cometieron muchas barbaridades; Hollywood se situaba en teoría en un escenario impoluto. Con anterioridad a los años 70 no había una visión distinta de las mujeres, sino que se dio la hipersexualización de estas en la pantalla. Un claro ejemplo fue el de la representación de Lolita por la actriz Sue Lyon, en el que se aborda la cuestión ética con respecto a su edad. Tuvo participación en películas trabajando además con una gran variedad de directores. Sin embargo, en el momento que creció, dejó de interesar al público. Por el contrario, el caso de Leonardo DiCaprio es una excepción. Se trata de coincidencias casi cósmicas.

Se puede hablar de crueldad de los estudios o de una simple cuestión de ley de mercado
En relación con el caso de Teresa Ann Savoy, uno de los motivos por los que decayó su carrera profesional es el sonido directo con el acento inglés. El siguiente, la cuestión de la ideología familiar, muy tradicional y católica; mientras que ella se adentraba en el mundo hippie. Además, a Teresa no le gustaba verse desnuda y esto le causó mucho trauma. Por otro lado, “la gota que colmó el vaso” fue su enamoramiento hacia un fotógrafo del mismo movimiento que la dejó en la ruina: momento en el que contrajo una anorexia aguda, llegando a pesar 35 kg. Motivo por el que, al retornar a Europa, ninguna productora quería contratarla por tener aspecto de toxicómana. Martín reflexiona sobre todas estas causas en su libro Lo que nunca sabré de Teresa, donde se puede encontrar más información acerca de este y de su autor.
Los años 70 es una época en la que se dan muchas inquietudes de diversa índole y opuesta. Asimismo, se hace mención a distintas cintas como Mas allá del bien y del mal (1977), De la vida de las marionetas (1980) o Novecento (1976), en las que se incluyen escenas pornográficas, las cuales serían “impensables de publicar ahora, pues ofenderían a millones de personas”.
El escritor de La Razón aporta además nuevas formas de ver el erotismo, como puede ser en la escena más sexual de La crónica francesa (2021), producción cinematográfica en la que se muestra qué camino siguen los cánones éticos de la moralidad actual.
El coloquio no ha dejado pasar de largo el nombramiento de películas de los años 70 en gran parte destacables; como pueden ser Salón Kitty (1976) o Calígula (1979); caracterizadas por la hipersexualización de las mujeres y emperadores romanos degenerados o nazis perversos que hacían uso de ellas como meros juguetes.
En conclusión, ha sido un debate en el que se ha puesto sobre la mesa la demanda cinematográfica del público en la época, iconos que eran arrastrados y devorados por el triste sistema y se ha planteado el por qué de su brevedad en el mundo cinematográfico; como pudieron ser Linda Blair, Malcolm McDowell o María Schneider, además de Teresa Ann Savoy.
Así es como Cultura Commodore renueva cada miércoles un espacio que fue lugar de encuentros culturales durante décadas en la historia de España, con gran cantidad de temas que no deben ser olvidados.

