Tras una cuidadosa remasterización por parte del equipo de Peter Jackson, la película de Michael Lindsay-Hogg volvió a ver la luz tras 50 años en el olvido, el pasado 8 de mayo
Con Disney+, The Beatles: Let It Be tiene una segunda oportunidad en un contexto muy distinto al de su lanzamiento, en mayo de 1970. La película comienza en la actualidad, con un diálogo entre el director original de la cinta (Michael Lindsay-Hogg) y su restaurador (Peter Jackson). A lo largo de una hora y 21 minutos, Let It Be nos abre la puerta a la intimidad de un grupo que ha marcado la historia como ningún otro, y nos permite acceder de primera mano a su proceso creativo y sus conversaciones más profundas.

El proyecto ‘Get Back’
El documental refleja cómo fue el proceso de creación y producción del duodécimo y último álbum de estudio de The Beatles, Let It Be (1970). Este laborioso proceso se dilató entre los días 2 y 29 de enero de 1969, debido a la participación de Ringo Starr en un proyecto ajeno al grupo. 27 días para componer, memorizar, ensayar y grabar 14 nuevas canciones. Además, de manera simultánea, compusieron y grabaron la mayor parte de las piezas de su undécimo álbum de estudio, Abbey Road. Pan comido para el «mejor grupo de rock de la historia», según el ranking de la revista Rolling Stone.

Lo cierto es que Peter Jackson ya había lanzado su propio documental en 2021, empleando el material grabado por Michael Lindsay-Hogg hace 50 años. El propio Hogg considera a Let It Be el «padre» de Get Back (también disponible en Disney+). Está compuesto por tres episodios, casi ocho horas de metraje, y recoge la historia de los Beatles desde sus inicios como The Quarry Men. Ofrece un trasfondo completo de la trayectoria de la banda y, al igual que la película de Hogg, es un obligado para cualquier beatlemaníaco que se precie. Pero el montaje es actual y, por tanto, se realizó en un contexto muy alejado al que estaban viviendo en ese momento. Y qué contexto…

Let It Be: La salida de George Harrison
A la semana de empezar la grabación, el viernes 10 de enero de 1969, George Harrison dejó The Beatles. No estaba de acuerdo con la decisión del concierto en vivo, y la tensión es palpable incluso a través de la pantalla del televisor. Especialmente en lo referido a sus interacciones con Paul McCartney. Es notable la discusión que surge entre ambos cuando Paul le hace una crítica a George sobre su forma de tocar, un tema aparentemente recurrente.

A pesar de ser un documental galardonado con el Oscar a la Mejor Banda Sonora y de relatar la época más prolífica de una de las bandas más famosas de la historia, ha tenido más de una crítica desde su lanzamiento, e incluso antes de estrenarse. Las más notables son las de los propios miembros de la banda, en especial las de George Harrison y John Lennon. Señalaban un percibido «exceso de protagonismo» de Paul McCartney en la cinta. Durante toda la grabación, podemos verlo liderar al grupo, dando dirección musical a sus compañeros, pero es que su talento es innegable.
Junto a Lennon, McCartney ha compuesto la gran mayoría de las canciones del grupo, entre ellas algunas tan reconocibles como Hey, Jude o el propio Let It Be. Las obras escritas por Lennon/McCartney fueron una constante desde el momento en que ambos crearon The Quarry Men. En la película, John y Paul recuerdan con nostalgia la adolescencia, cuando compusieron cientos de canciones en su horario de clase.

Si bien Let It Be marca el momento del declive de la relación entre los cuatro miembros de The Beatles y el choque de sus objetivos individuales, también es su álbum más icónico y referenciado. Y la propia cinta documenta más de un momento de complicidad entre todos ellos. Se nota su química en el escenario, cuando están tocando, creando. Cuando comparten un micrófono de pie, cuando improvisan o cuando cantan entre dientes, compartiendo muecas graciosas y divirtiéndose, en su elemento.
En momentos, Let It Be muestra una cara del grupo plagada de tensión y diferencias, pero también muestra su cercanía, fruto de una carrera de diez años, que han compartido desde que eran jóvenes. Una hora y veinte no da para reflejar todos esos sentimientos. Es imposible comprimir las más de 60 horas de material inédito grabadas por Hogg en 1969. Un ejemplo de esto es el icónico concierto de la azotea de Apple Corp, que se muestra al final de la película. Fue una decisión prácticamente de última hora.

Concierto en la azotea de Apple Records
El concierto sobre el edificio de su productora, Apple Corp, fue su última actuación pública como grupo antes de su ruptura. El montaje para sacar adelante este proyecto fue bastante complejo, y Michael Lindsay-Hogg se encargó de dirigir simultáneamente diez cámaras distintas. Cinco en la azotea del concierto y una en la del edificio de la calle de enfrente, tres captando eventos a pie de calle y una cámara oculta en la recepción del edificio. Esta fue la que captó la entrada de dos policías en el edificio, atraídos por la música y movidos por las casi 30 quejas por el ruido.
Quejas o no, las calles estaban atestadas de espectadores, y los viandantes se agolpaban en las calles y en los tejados para poder disfrutar de la actuación. Las opiniones de la gente fueron mayormente positivas, con excepción de quienes habían sido despertados de la siesta. Finalmente, tuvieron que contentarse con tocar seis canciones, entre ellas Don’t Let Me Down y Get Back, en dos ocasiones, acortando el concierto a 35 minutos. Estas actuaciones son las que más tarde aparecerían grabadas en su álbum.

The Beatles: Let It be fue estrenado durante la peor época posible, apenas unas semanas después de que llegara a la prensa la noticia de la separación del grupo. El propio Lindsay-Hogg lamenta el pobre recibimiento, y agradece esta segunda oportunidad para la película. El tiempo hace ver las cosas desde otra perspectiva. Lo cierto es que es una cinta muy ilustrativa de una época y, sobre todo, muy real. Nos muestra el punto de vista de los distintos protagonistas, sus dinámicas e incluso sus miedos y preocupaciones. Es una forma de poner punto y final al legado inmortal de The Beatles.

