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Santiago Díaz: «El final de ‘Indira’ es así porque es la opción más honesta»

La pluma de Santiago Díaz teje una red de suspense: Envuelve a los lectores en incertidumbre y desafía expectativas literarias convencionales

Santiago Díaz Cortés (Madrid, 1971) es guionista de cine y televisión. Tiene cerca de seiscientos guiones escritos, pero siempre tuvo ganas de dedicarse a la literatura. A partir de Talión, su primera novela, comenzó a publicar la trilogía de Indira Ramos, que ha sido traducida a varios idiomas y es, actualmente, la novela referente del autor.

Pero esta trilogía ha finalizado, y ahora, Santiago está mirando nuevos horizontes con distintos proyectos que saldrán a la luz en los próximos dos años.

Pregunta: ¿Por qué decidiste escribir la trilogía de Indira? ¿Iba a ser desde siempre una trilogía?

Respuesta: Hay una cosa que es indudable; cuando escribes la primera parte de algo, si todavía no has llegado a un acuerdo con la editorial aún no sabes qué es lo que va a pasar. No sabes si vas a hacer una primera, una segunda, una tercera, o continuar una serie infinita. No sabes la acogida que va a tener una novela. Cuando me planteé hacer esto, sí que me lo planteé como una trilogía protagonizada por una serie de personajes (principalmente por Indira Ramos), y dividir su historia en tres pasos. Llegado el segundo paso, podíamos alargarlo hasta lo que fuera, o cortarlo en tres, y menos mal que se quedó así.

Trilogía ‘Indira’ / Fuente: Penguin Random House

P: ¿El final del tercer libro era el único para Indira Ramos?

R: El final de Indira es así porque es la opción más honesta. No era la única opción que tenía, claro, pero hay un motivo. Cuando presento a Indira Ramos en  El Buen Padre es una persona absolutamente aislada de la sociedad, sometida a su TOC. También está sometida a una honestidad “a prueba de bombas” que causa rechazo a los demás. Es muy honesta, siempre dice la verdad, incluso es capaz de denunciar a compañeros suyos, entonces nadie la quiere a su lado. Su TOC y su forma de ser predominan y prevalecen, es lo que guía su vida. En Las Otras Niñas aparece una persona que cambia toda su vida, que es su hija Alba, y se da cuenta de que hay algo más importante que su TOC. Y al final de esa novela, su honestidad a prueba de bombas y su moral se tambalea. A nivel personal, se acuesta con dos hombres, cosa impensable en la primera novela. Está un poco más integrada en la sociedad. De cara a Indira, ella tiene que salvar a su hija, lo más importante que tiene, pero su TOC está muy normalizado. Si la novela no acabase como acaba… la cuarta entrega de la saga estaría descafeinada totalmente. 

P: Has mencionado que Indira es capaz de reportar a sus compañeros. ¿Por qué esto está tan mal visto?

R: Porque es la hipocresía de la sociedad. Tú puedes pensar algo, pero cortarte en decirlo si el de en frente no se lo toma bien. La hipocresía de ser policía es que ella, al ser tan honesta, tendría que ser la mejor policía. En cambio, al no proteger a sus compañeros y ser capaz de chivarse de algo, está mal, y la tienen por mala policía y compañera. Pero esto es en todo, ¿eh? A lo mejor tú vas a tomar una cerveza con una amiga tuya, se pone un mal vestido, y no eres capaz de decirle “tía, vas hecha un espantajo”. No. No se pueden decir las cosas a la cara, muchas veces. 

No podrás escapar de la inspectora Indira Ramos

La protagonista de la novela, a diferencia de muchos otros protagonistas de novela negra, es una persona retraída socialmente y maniática a más no poder. No siempre se comporta bien con todo el mundo y muchas veces escoge las decisiones que más le benefician a ella. Frente a esto, no tenemos a un personaje cumpliendo el arquetipo de héroe, de hecho, Indira Ramos se acerca más a ser un antihéroe;  ella tiene defectos e imperfecciones que la hacen un personaje verosímil y humano. Es el dolor y el punto débil de tanto los villanos como los personajes secundarios. Nadie puede escapar de Indira Ramos. 

P: ¿Cuál fue la inspiración detrás del personaje de Indira Ramos? ¿Hubo algún suceso o idea en particular que te impulsó a escribirla?

R: No, lo único es que siempre hay que buscar siempre “zancadillas” que poner a los personajes. Yo estaba un poco cansado (que no digo que esté mal) de los polis con problemas de alcoholismo, de culpas por un caso pasado… Tuve que buscar qué otra característica especial le podría dar a Indira que me aportase para desarrollar la trama. Estuve investigando qué podía hacerle, y una de las características (hay características físicas como por ejemplo, el comandante Verhoeven, de Pierre Lemaitre, que es enano, que es lo que llama la atención) por las que me decanté fueron la psicológicas. Dije: “Venga, voy a hacer un personaje que tenga algo psicológico que le cause problemas allá donde vaya”. Investigando, llegué al TOC. Hablando con psicólogos y demás, descubrí que una persona con determinado nivel de TOC podría ser compatible con el perfil de un inspector de policía, y me gustó mucho porque eso hacía que fuese un personaje extraño e incomprendido, de trato difícil, pero que aportase comicidad.

P: Hiciste un: “No estoy viendo una novela que me guste, así que voy a escribirla”.

R: No simplemente la novela que a mí me gustaría encontrar, sino una que a través de las características de un personaje se alimente la trama policial que quería hacer. Si tú tienes un policía felizmente casada, con dos niños que comen verduras y que se acuestan a las 10, su vida personal no influye en su vida profesional. Necesitas ponerle algo difícil. Una persona así de extraña, sin amistades, sin comprensión por parte de los demás, me aportaba mucho a nivel argumental.

Ilustración de María Ortega e Indira Ramos / Ilustrado por Carmen Gómez @999.carmenn

P: ¿Ha sido a posta que en los tres libros la figura del hijo esté tan presente? 

R: No. Me lo han hecho saber, pero realmente no… ¡A no ser que sea algo de mi subconsciente y que lo haya plasmado inconscientemente! Simplemente trato plantear a los lectores la pregunta de “¿Qué harías tú?”, y los apelo a través de los personajes, que puede ser un hijo, padre, o una pareja. El hijo siempre funciona bien. Es lo que más quiere la gente, es lo que dice Belén Esteban: “¡Yo por mi hija mato!”, ¿Por quién serías capaz de hacer lo peor? ¡Por un hijo! A menos que sea inconsciente… no ha sido por nada. No tengo traumas de hijos (risas)

P: ¿Cómo decides qué temas tratar en tus novelas y cómo abordarlos de manera efectiva?

R: En El Buen Padre recuerdo haber buscado el caso del que quería hablar. Yo soy bastante friki en ese sentido… me mando whatsapps a mí mismo. Si tengo una idea, la grabo o la escribo y me la mando. Cuando tengo un rato y me acuerdo, me la apunto en el cuaderno, en mi carpeta de ideas, y ahí se queda en barbecho durante un tiempo. Cuando busco una idea recurro a ese documento, y recuerdo haber visto para El Buen Padre: “Un secuestro, pero no por dinero”. Y esa idea me gustó. Investigando, vi “secuestro por sexo”, “secuestro por venganza”, pero estaban muy vistos. De repente vi “secuestro por justicia”. ¡Esto no está tan visto! Y me puse a trabajar en ella, hasta que se desarrolló toda la trama. Después de Las Otras Niñas, cuando sucedió el caso Alcásser, fue algo que me marcó mucho (como a toda nuestra generación). Había mucha competencia televisiva y había muchos programas de las niñas de Alcásser. Todo el mundo se preguntaba lo mismo; “¿Qué les hicieron? ¿Fueron ellos realmente?”, pero a mí se me quedaba una cosa en la cabeza: «¿Dónde está Antonio Anglés?». Siempre pensé que cualquier día ficcionaria su huída y su posible vida en libertad, y cuando surgió la oportunidad, lo planteé en la editorial. El tercero fue más el encontrar el motivo por el que el final se plantea como el final de la saga.

P: ¿Has tenido alguna experiencia personal o anécdota que haya influido de manera significativa en alguna de tus novelas de thriller?

R: Mi primera novela, Talión, trata sobre una periodista a la que le dan dos meses de vida y se toma la justicia por su mano. Es muy visceral, es muy: “¡Yo quiero ser como Marta Aguilera!”. El germen de esa novela es muy curioso. Mi hermano Jorge me dijo que debería escribir una novela, pero se quedó ahí, porque no encontraba el tema. Comiendo con unos amigos en una terraza, salió por la televisión del sitio la noticia de Marta del Castillo. Su madre, la pobre, totalmente drogada de pastillas, dijo a la prensa: “Nosotros lo único que queremos es encontrar el cuerpo de Marta y que los culpables paguen, que se haga justicia”. Alguien en la mesa de al lado gritó: “¿¡Qué coño justicia!? ¡Que los maten!”. Y de ahí surgió la novela. Y la gente comenzó a animarse y a sumarse a los gritos, porque una novela así te lleva a eso. Pensé: “¿Yo sería capaz de ser ese padre y pedir justicia, o venganza?”. Eso me llevó a pensar en qué te impide a tomarte la justicia por tu cuenta… y ahí surgió Marta Aguilera. 

Mantener la originalidad y otros auxilios para escritores

El thriller ha estado resurgiendo en los últimos años de una manera incontrolable. Es normal que, con el auge de un género, muchas historias recuerden a otras y los estereotipos se perpetúen en las tramas. Sin embargo, la saga de Indira Ramos tiene muchos elementos que son únicos dentro de la clase. ¿Cuáles son las claves para destacar, en un mundo en el que todo está escrito?

P: ¿Cómo mantienes la originalidad en un género tan popular como el thriller?

R: Eligiendo no la primera, no la segunda, ni la tercera, sino la cuarta opción. O sea, cuando yo llego a una encrucijada, tengo que salir de ella. Si me centro en la primera opción, seguramente sea la que ha pensado todo el mundo. ¿Es más pesado? Sí. ¿Te ralentiza a la hora de tomar decisiones? Sí. Pero también te da mucho más para poder contar tus historias. Hay una frase que está muy molida, pero que es muy real, que es que los escritores tenemos que andar por caminos poco transitados. Si vas por donde va todo el mundo, lo va a escribir todos. Si buscas algo diferente, habrá menos gente que que haya ido por esa senda.

P: ¿Cuál crees que ha sido el caso más difícil que has tenido que escribir?

R: Quitando la historia que acabo de escribir, pero yo creo que el caso de Antonio Anglés. Me enfrentaba a mucha inseguridad. Pensaba: “¿Comprenderá la gente lo que quiero decir? ¿Me van a acusar de morboso? ¿Se va a enfadar alguien? ¿Va a causar rechazo?” Era una inseguridad después de haber escrito un éxito como El Buen Padre. Pero vuelvo a la pregunta anterior… hay que ir por caminos poco transitados.

P: Los personajes complejos y ambiguos son a menudo un elemento central en los thrillers. Si no hay un protagonista bueno, no hay un villano bueno, nadie se va a leer el libro. ¿Cómo te aseguras de que tus personajes sean convincentes y multidimensionales?

R: Normalmente hago una biografía de todos ellos. Desde que son niños hasta la actualidad, de las relaciones que han tenido, de quiénes son sus familiares, todos esos detalles. Con eso consigo conocerlos tan bien como tú conoces a un amigo. Cuando tú los echas a una situación en el relato, sabes perfectamente cómo van a reaccionar en cada situación, porque los conoces como si fuesen amigos tuyos. Esto te sirve para conocerlos a echarlos a andar, pero también para depurar las cosas que no te funcionan… por eso Jotadé funcionó tan bien. Jotadé inicia en Indira yendo casi a matar a un hombre que ha maltratado a su hermana. Ya tiene al público ganado. Luego ya puedo meter sus fallos. Con eso, yo ya puedo mejorar las cosas que van a llegar a los lectores.

P: ¿Cuál es tu proceso de investigación para asegurarte de que los detalles y la trama de tu novela sean realistas y creíbles?

R: Yo trato de darle credibilidad a los personajes. Si no reales, verosímiles. Entonces, todas sus reacciones también son verosímiles y parecen reales. A la hora de meterlos en una trama, es como todo en esta vida: Hay que rodearse de gente que te aporte. Si te rodeas de un comisario, tienes la posibilidad de invitarle a comer, y como escritor, preguntarle cosas para mejorar tu trama, para hacerla verosímil. Siempre habrá alguien que te diga que así no es… pero está cerca de ser así. Me criticaban El Buen Padre porque había un interrogatorio en el que estaban el juez, el fiscal, el policía y el abogado. Me decían: “¡Es que son interrogatorios diferentes!”… ¡Ya, pero en una novela no voy a poner el mismo interrogatorio cuatro veces! ¿Es real? No. ¿Es verosímil? Sí. 

P: ¿Qué crees que lleva a alguien a cometer un asesinato o a cometer un crimen?

R: Hay dos motivos fundamentales: Pasionales o económicos. El 99% de los crímenes tienen esas dos características. Todo lo que te afecte de esa manera puede llevarte a tener una reacción violenta, y depende ya de tu capacidad para controlarte, o explotar. Los crímenes pasionales son por esa explosión de violencia que la gente es incapaz de controlar. La motivación económica, por su parte, es en el gran sentido de la palabra: Negocios, robos, atracos… todo es una modulación económica, al final.

P: La estructura narrativa es esencial en los thrillers. ¿Tienes algún enfoque específico en cuanto a la estructura de tus novelas?

R: Mi truco es que yo tengo la novela en mi cabeza entera antes de empezar a escribirla. Hago una escaleta bastante detallada (no tan cuadriculado para que no me deje improvisar en el camino), pero sí que sé perfectamente cómo empieza mi novela, lo que va a ocurrir a grandes rasgos, y cómo termina. Eso me permite hacer una escaleta detallada y plasmarlo con más seguridad. Si yo me pongo a escribir a dónde me lleve, puede que llegue a un sitio del que no sé escapar. Para mí, la estructura es fundamental, y la escaleta también. Es la clave para hacer un thriller en el que tú no escasees de detalles y puedas dar la información poco a poco y no cuando se te ocurra de repente.

El autor de "El buen padre" es una de las voces más interesantes del thriller en España. (Foto: Miguel Garrote).
Santiago Díaz Cortés © Miguel Garrote

P: Hay un comentario de Carmen Mola en tu primera novela que pone “Supera todos los límites morales”. ¿Hay límites en lo moral a la hora de escribir thriller? Y si los hay, ¿cuáles?

R: No los hay, eso es lo bonito del thriller; que te los puedes saltar, no como en la vida real. Es conveniente que te los saltes en un thriller. ¿Me parece bien que un anciano vaya secuestrando a jueces? ¡Obviamente no me parece bien! Pero en un thriller me encanta.

P: ¿Qué es lo más arriesgado a la hora de escribir thriller?

R: Pasarte con esos límites. Hay que tener cuidado con esas líneas rojas, porque puedes incomodar, tanto con la violencia (los Mola lo han hecho muy bien porque han llegado más allá que nadie sin llegar a causar rechazo), como con el sexo (en una novela, el sexo está muy bien siempre que no te incomode), hay cosas con las que te puedes pasar de la línea. Hay personas que la tienen más cerca, y otras más lejos. Consiste en intentar escribir sin echar a la mayoría de tus lectores. 

P: ¿Crees que el género de thriller está trillado?

R: ¿Qué hay mucho? Sí. ¿Qué hay cada día más? También. Pero si es cierto que el thriller, en general, aglutina todo tipo de géneros. Yo en un thriller puedo meter una historia de amor como protagonista, o una historia de enigma, mafias o policiales. Es tan amplio el abanico que tienes muchas posibilidades. Si nos quedásemos solo con la novela de enigma de Agatha Christie (un muerto, seis sospechosos. ¿Quién ha sido?), y llevamos cincuenta años escribiendo lo mismo, probablemente estuviese trillado. Pero al poder incorporar cada vez más géneros, se pueden hacer millones de historias. Las combinaciones son infinitas.

Nuevos horizontes para Santiago Díaz

El autor finalizó la trama de Indira Ramos para poder dar voz y foco a otros personajes que tenía en la mente. La nueva trilogía estará protagonizada por el ya conocido Jotadé, mientras que de su próxima novela, un thriller ambientado en el siglo XV, solo se conocen los detalles mínimos.

P: Tus nuevos proyectos, ¿qué podrías decir de ellos?

R: Ahora para mayo tengo pensado publicar una novela histórica en la que he estado trabajado, un thriller inspirado en el siglo XV. Después, para 2025 comenzará la trilogía de Jotadé. La novela histórica puede que sea muy arriesgado, no he seguido con mi línea de thriller contemporáneo, pero me lo he pasado como nunca. Es mi mejor novela, con una diferencia abismal. Es muy divertida, me ha encantado escribirla.

P: ¿Te ha resultado más fácil escribir Indira o la novela histórica que estás haciendo?

R: Más fácil, Indira. Pero es más fácil porque yo, ante las dudas de documentación, llamo a mi amigo el comisario y me las resuelve. Con la histórica no. La histórica supone leer biografías, documentos, estar deteniéndote por preguntarte cosas… Son cosas que hacen que se dificulte el proceso de escritura. 

P: ¿Te sientes cómodo escribiendo también algo de novela histórica?

R: Yo me he sentido comodísimo, me ha encantado. Me lo he pasado genial, de verdad, pero reconozco que es difícil, trabajoso, y desesperante. A veces tienes que leerte la biografía de un personaje para un capítulo de cinco páginas, o preguntarte cuánto tardaban en ir de Valladolid a Madrid en esa época, y piensas: “¡Qué pérdida de tiempo!” Pero yo lo he disfrutado mucho, la verdad.

P: ¿Te alejarías del thriller algún día?

R: No sé por dónde va a ir la vida. Si esta funciona de maravilla y después de la trilogía de Jotadé me proponen hacer otra histórica, yo estaría encantado. Si no funciona, a lo mejor no vuelvo a hacer histórica en mi vida. Cualquiera sabe. Pero a mí me gusta escribir, me gusta mi oficio. Yo tengo una novela infantil-juvenil (Taurus. Salvar la Tierra) de la que estoy orgullosísimo, y me parece un novelón, pero no se ha comido un rosco. ¿Volvería a escribir una así? Tal vez sí, pero no tengo un público asegurado a leerme. 

P: ¿Cuáles son principales inspiraciones literarias?

R: A mí me gusta leer de todo. A nivel thriller, el autor que cada vez que lo leo encuentro inspiración para crear mi propia historia es Pierre Lemaitre. Me encantan sus premisas aunque después su desarrollo no me convencen. Son sencillas, pero potentes. Después, a nivel novela histórica, Santiago Posteguillo me gusta porque es un tipo que, de una historia muy compleja, te la cuenta de manera muy sencilla, y eso creo que es buenísimo. La sencillez en esta profesión es buena. Cuando hay algo tan complejo que la gente no lo entiende, pues puedes llegar a un público, pero hay otro mucho que se te queda por el camino. También, un autor que me ha inspirado toda la vida ha sido Paul Auster. La trilogía Nueva York me parece inspiradora. Y luego hay un autor, Charles Bukowski, que me parece buenísimo y lo he recomendado mucho, pero mucha gente me ha tirado su libro a la cabeza. Es un tipo complicado por todo lo que escribe y cómo lo escribe, pero te da una visión completamente distinta de todo. O sea, es un alcohólico, putero, drogadicto, macarra, vive en la calle y se mea encima… y sus personajes son así, y es un tipo asqueroso, pero te aporta una visión que no has visto nunca. Quitando su asquerosidad, te da un conocimiento de un mundo que tú normalmente no ves.

La saga de Indira Ramos ha sido galardonada con varios premiso y ha superado los 100.000 ejemplares en venta. Actualmente, El Buen Padre tiene una edición especial en flexitapa, incorporándose a las colecciones de bolsillo. Ha superado los 100.000 ejemplares en venta y ha dejado a sus lectores en vilo con cada caso presentado. Con esta trayectoria, Santiago Díaz tiene un puesto fijo en el mundo del thriller; su prosa magistral, sus personajes icónicos y su habilidad para crear atmósferas inquietantes hacen de sus obras una experiencia literaria absorbente.

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