Annie Ernaux y Rose-Marie Lagrave exponen en una conversación su trayectoria feminista y de clase a través de sus experiencias personales y las obras que más las han marcado
La editorial Altamarea publica el próximo 13 de noviembre la traducción, de la mano de Gloria Pérez Rodríguez, de Une Conversation.
Clémence Garrot y Johanna Bourgault, con la ayuda de Étienne Anaheim, editaron dos encuentros entre Annie Ernaux y Rose-Marie Lagrave, dándoles forma de diálogo e ilustrando su amistad.
En Escribir la intimidad, Annie Ernaux y Rose-Marie Lagrave comparten una conversación sobre sus vidas y obras, marcadas por la movilidad social y el feminismo, bajo el mismo prisma de referencias literarias que las han acompañado hasta el día de hoy.
A través de sus experiencias personales, ambas exploran cómo el género y la clase han determinado sus caminos. En este encuentro entre literatura y sociología, las autoras revelan la fuerza política de lo íntimo, invitando a la reflexión sobre las formas de resistencia y emancipación colectiva.
Entre la literatura y la sociología
Ambas mujeres, de la misma generación, entrelazan en esta conversación sus biografías y analizan el contexto social en el que crecieron y se formaron. Annie Ernaux desde la literatura, y Rose-Marie Lagrave desde la sociología, comparten un origen humilde y una historia de resistencia frente a las limitaciones de género y clase que les tocó enfrentar. Esta conversación muestra cómo las vivencias personales pueden convertirse en una herramienta clave para entender las relaciones de poder y exponer los efectos de estas en la vida cotidiana.
Escribir la intimidad comienza con las autoras compartiendo recuerdos de su primer encuentro. Este primer intercambio las lleva a hablar de sus primeras lecturas feministas. Es un libro lleno de referencias literarias y en el que se cita a muchas escritoras, sociólogas e historiadoras. Esto es lo que construye el hilo conductor de la obra en cuestión, pero también de sus vidas.
Es un testimonio de la inspiración que sienten una por la otra. Las obras de Annie Ernaux El lugar, La mujer congelada o Los armarios vacíos, han sido fuente de inspiración en las reflexiones de Lagrave en cuanto a sus relaciones familiares y matrimoniales.
La “autosociobiografía”
Tanto Ernaux como Lagrave consideran que sus relatos no pueden ser sólo autobiográficos, sino que adquieren una dimensión sociológica. Este estilo es lo que Ernaux llama “autosociobiografía”, que revela cómo el individuo no está aislado de la sociedad que lo rodea. Se cuestionan cómo autores como Pierre Bourdieu o Didier Eribon trataron de analizar las relaciones sociales en sus relatos, pero omitían la mirada de género. Este es un ángulo del que los análisis masculinos prescinden. Esta “ceguera de género” deja fuera aspectos de la dominación que, mujeres como Ernaux y Lagrave, logran desentrañar desde su experiencia.
El “autosociobiográfico” es una herramienta para dar visibilidad a las experiencias de opresión y que abre una puerta al cambio.
Un camino compartido
La experiencia de la movilidad social es el epicentro de la conversación. Ambas se vieron empujadas a ocupar espacios que parecían no pertenecer a ellas. Impulsadas por la educación: un espacio de oportunidad que también les hizo cuestionar su identidad. Coinciden en la ambivalencia del sistema educativo, ese que les permitió ascender socialmente, pero que contribuyó a reproducir jerarquías sociales que intentaban romper.
Para Ernaux y Lagrave, la clase social es inseparable del género: “No se puede hablar de un feminismo universal. No se puede disociar la lucha feminista de la lucha social”. No todas las mujeres sufren la dominación masculina de la misma forma. Esto depende de la clase social y el contexto al que pertenezcan.
También coinciden en que la esfera privada está condicionada por las dinámicas de poder de género, y el análisis y reivindicación de la vida personal puede abrir puertas para el cambio social.
Un llamado a la reflexión
Escribir la intimidad se convierte en un llamado a cuestionar las estructuras de poder. Muestra que la intimidad no es solo un espacio personal, sino un campo de batalla en el que se encuentran las luchas de género, de clase y emancipación.
Compartiendo sus historias, las autoras enriquecen el análisis tanto sociológico como literario de sus lectores. Invita a reconocer su propio lugar y tomar iniciativa en su propia liberación.
Sobre el estilo
Con una extensión manejable pero un contenido denso, el libro es un claro ejercicio de “autosociobiografía”. La escritura directa y sin adornos, evita el sentimentalismo para centrarse en dar voz a la opresión que han vivido en su proceso de movilidad social. Este estilo claro, y en ocasiones crudo, ofrece al lector un tono documental que lo aproxima a las tensiones y logros de estas mujeres.
El epílogo de Paul Pasquali da el broche final a Escribir la intimidad. En este, Pasquali subraya el hecho de que las experiencias de Annie Ernaux y Rose-Marie Lagrave no son solo personales, son colectivas. Estas se convierten en una investigación de clase y género arraigada a la historia actual.
Pasquali cierra la obra no solo hablando de este libro como una lectura personal, sino como una herramienta de transformación social.
