Se suele hablar mucho de los dramas que se tienen tras una ruptura y de los consejos, pero pocas veces los escuchamos de una manera tan sincera, natural y transparente como lo hace Carmen Lancho en Dramitas, su primer EP: ocho canciones que «no pensaba sacarlos nunca».
Carmen Lancho aterriza en la industria musical con una apuesta de lo más humana e íntima. Además de sacar Dramitas ya la escuchamos en Aprenderás junto a Rigoberta Bandini. Un tema del que la artista ha podido observar y aprender de ella, tomando como referente el impacto o la respuesta del público que han tenido sus canciones: «tampoco ha sido algo loco de decir ‘pero, ¿qué están haciendo?'»
Pregunta: El sonido que escuchamos en Dramitas es muy onírico y dulce. Está eso que se dice de «se nace o se hace», en tu caso, ¿Cómo ha sido?
Respuesta: En mi caso creo que han sido las dos juntas. Desde pequeña ya cantaba bien, pero luego he estado estudiando canto toda mi vida. Entonces, quién sabe cómo cantaría si no hubiese estudiado. No creo que sea todo talento.
P: Esto de la música, ¿viene de familia?
R: Todos han estudiado música como hobby, pero siempre lo han tenido como bastante presente. De pequeña fui al coro de mi padre porque no tenían con quién dejarme (se ríe) e iba a las actividades extracolares de mis padres. Me acuerdo que me decían que me ponía a cantar el arreglo que estaban haciendo, como que de repente paraba el director y yo seguía cantando.
P: Vamos, ¡que ya apuntabas maneras!
R: Total. De hecho por eso me apuntaron al coro de la Comunidad de Madrid a los cinco años y estuve ahí desde los cinco hasta los dieciséis. Era un coro muy estricto, muy profesional y no podías ni reírte ni nada. También hice el superior de canto de jazz, entonces quién sabe qué parte es de la vida misma y qué parte es que me lo he currado.
P: Al final se compaginan y, en tu caso, has sabido cómo sacarle provecho a este talento que puede que tuvieses desde que naciste. ¿Y en cuanto a referentes? ¿Quién dirías que te impulsó a iniciar tu carrera musical?
R: Siempre he querido ser cantante, o sea, no recuerdo ningún momento de duda. De hecho, hace poco fue la primera vez que me lo planteé, rollo «¿quiero hacer esto o es simplemente algo que me he convencido a mí misma desde que nací?»
P: Joe…llegan las dudas después de casi 20 años…
R: Total. Nunca me lo he planteado hasta ahora. De pequeña me gustaba mucho la música clásica y yo quería ser cantante de ópera. Estudié ocho años de conservatorio clásico y a mí me encantaba la música clásica. Mi referente era María Calas, tampoco conocía a muchos más, y estaba obsesionada con sus vídeos que los veía en YouTube a escondidas en el ordenador de mis padres. Durante la adolescencia dije «bueno, a lo mejor no tengo que hacer ópera».
P: ¿Fue porque no llegabas a mejor a las notas o porque es más complicado que dedicarte a lo que estás ahora, que es más pop, quizás?
R: De pequeña quería ser cantante de ópera porque he estudiado música clásica, voz lírica y jazz. La colocación es distinta, la resonancia también…Ahora de repente pienso en cómo cantar natural y es como, ostras, yo al pop no le he dedicado nada, pero en mis canciones lo hago porque me he concentrado en cantar de la manera más natural posible sin ponerle cosas encima.
P: ¿Y has pensado en retomarlo o compaginarlo con futuros proyectos? Eso podría estar interesante.
R: Estoy pensando en retomar algo de eso porque me gusta mucho porque llegó un momento que pasé de amarlo a odiarlo. No sé si incorporarlo o dejarlo como hobby.
P: Volviendo a los Dramitas, he de decir que es de las pocas canciones y proyectos que escucho en los que la voz se come al instrumental. O sea que perfectamente podría escucharlo sin el sonido del piano, por ejemplo.
R: En general no toco muchos instrumentos ni soy como muy prodigiosa en los instrumentos, pero porque he centrado casi todo mi aprendizaje en la voz. Entonces lo que otras personas han dedicado al piano o han dedicado como a cosas armónicas, yo lo llevo todo en la voz. A la hora de componer hay veces que me siento y no encuentro el acorde con las manos y lo canto primero, canto las notas, y las busco en el piano. O sea que todo parte de la voz.
P: ¿Entonces el sonido que escuchamos en este primer EP, Dramitas, es algo que tenías premeditado? ¿Así era como querías que sonase?
R: Cuando compuse los temas no pensaba sacarlos nunca. Estos temas los escribí porque me los mandó la psicóloga de intentar componer. Tenía mucho juicio a la hora de componer y lo sigo teniendo, me daba pánico pensar en lo que fuese a pensar la gente y más con toda mi formación en la música clásica y el jazz…Al sentarme a componer y que me saliese cantar pop, me dije «¿Cómo lo voy a utilizar para esto? ¡Qué horror!» Me propuso intentar componer pensando que eso lo puedes quemar luego y nadie lo tiene que escuchar nunca.
P: De una forma u otra te expones en cuerpo y alma con estos ocho Dramitas y eso hace que sean aún más honestas.
R: Total. Quería que sonase más a una versión cruda del tema que a una demo o con una producción de estudio mejor montada y artificial. No hice nada estético o tratando de embellecerlo, sino que me permitía decir lo que me daba la gana, de la manera que quería porque era lo que estaba sintiendo en ese momento. Lo estaba componiendo para mi.
P: Esto la verdad que ayuda a que suene más cálido, íntimo incluso, al estar grabando tu voz con el piano. ¿Cómo fue a lo hora de grabar el sonido?
R: Grabamos el piano y la voz a la vez en tomas enteras. Normalmente se graban las cosas a trozos, pero como lo hicimos al mismo tiempo, no puedes luego afinar o cambiar algo. Hay cosas desafinadas, pero le da más humanidad. Cuando lo regrabábamos quedaba limpísimo, precioso, pero no funcionaba.
P: Al final estás contando esos Dramitas y la perfección no está invitada jajaja.
R: Total, total. Hay como algunos inicios falsos y eso, pues que literalmente la grabación fue así y decimos dejarlo.
P: Hablando de esas imperfecciones, al final de Qué Manía se escucha como si fuese un disco «pensar en dolor», ¿fue intencional?
R: Es una manera de representar la sobrecarga del sistema. Esa canción es como decir «estoy diciendo cosas súper graves, pero a la vez es como otra vez la misma mierda de siempre». En ‘Selección natural’ también hablo de mis síntomas sobre entrar en una etapa depresiva. Con Qué Manía hablo de la etapa en la que se supone que tienes que estar bien, pero sigues estando mal aún sin tener nada que te dé estrés, ansiedad o para estar de bajona. Era un poco representar ese ruido mental.
P: Sí, como ese sentimiento de pensar que no avanzas y estar en el mismo punto.
Dramitas: una carta personal y una oda al dolor
P: Cuando lo escuché fue como si estuviese escuchando todos los pensamientos que se tienen después de una ruptura. Esta podría ser como una descripción de tu primer EP: Un diario.
R: Bueno, es que es justo lo que hacía. Si trabajaba algo con la psicóloga o tenía algo que me estaba como atormentando un poco y en vez de escribir un diario, que también, me pongo a escribir como por mi cuenta sin que sean canciones.
P: Al final es un poco esto que se dice que cuando un artista comparte la obra con el resto, se vuelve algo colectivo. Al ser algo tan personal, tan íntimo, luego no te sientes como pequeña o desnuda de decir, joder, todo esto que al final ha salido a la luz, que no solamente es mío y de mi psicóloga, sino que lo estoy compartiendo con el resto.
R: Intento no pensar mucho en la gente que lo pueda escuchar porque lo que me hizo decidirme a sacarlo fue la cantidad de chicas que han tenido exactamente las mismas experiencias que yo, la mayoría son mujeres, jóvenes sobre todo. Escribí estos temas porque no los encontraba. Me los escuchaba compulsivamente diciendo «esto es lo que quería escuchar».
P: Fue como escuchar todos los pensamientos que he tenido en mi cabeza tanto tiempo. Así que gracias jajaja.
R: Justo cuando ya había hecho las paces con que no me afectase después de haber sacado el EP, me sentí fatal, la verdad, fue como decir «Carmen, ¿Qué haces? Te has flipado». De hecho me pareció como los vídeos de gente llorando en Instagram que de repente se graban y se ponen a llorar. También es como enseñar otra cara además de la risueña que suelo mostrar, entonces es como que ya no puedes «falsear» que no estás triste.
P: Bueno, artistas como Zahara por ejemplo también «utilizan» esa voz más inocente para contar cosas que duelen o son duras de contar. Al final no se puede complacer a todo el mundo y de haber sido por ese miedo no habrías sacado este EP ni esa colaboración con Rigoberta Bandini que, a todo esto, ¿Cómo surgió?
R: Pues nos conectó C. Tangana porque él como que escuchó mis
temas, le gustó y lo compartió, entre esas personas estaba Rigoberta. Luego me escribió por Instagram y me fui a Barcelona para componer en un fin de semana. Muy loco.
P: Hicisteis Aprenderás y de vuelta a casa jajaja.
El dolor se lleva mejor desde la ironía
P: Vamos a desengranar los Dramitas de Carmen Lancho porque vaya tela. Hay simbolismo por todas partes: desde la portada hasta en los videoclips y en tu top de I love boys.
R: La portada iba a ser simplemente la foto de la camiseta, que es una que hice yo con trozos de otras mías cuando era un bebé. El rencor que tengo a los hombres se refleja en esta camiseta porque una de las cosas que más me duele es el hecho de haberme quitado mi inocencia. Poner Boys en lugar Men fue por el hecho de que son críos, niñatos. Ya con el título y mi voz en las canciones como que suavizan todo el mensaje, aunque luego letras dicen lo contrario.
P: Háblanos de ese corsé en la portada o de las tiritas en las manos mientras tocas el piano en la portada del EP.
R: En el primer videoclip, en el de Hijo de Puta llevo una máscara que cubre los ojos, que también es referencia a otro cuadro, y un corsé que representa lo que es la feminidad y el estar oprimida por tener que estar en unos estándares que hace que no puedas ni respirar. Aparezco tocando el piano porque al final el concepto del disco es piano-voz. Llevo unas tiritas en las manos porque en el tema de Hijo de Puta digo «y no me da ni una puta tirita» y es una forma de expresar mi dolor a través de la música, del piano.
P: Y todas esas personas, esos cuerpos sin cabeza que estás detrás tuya…
R: Toda esa gente forman parte de un concepto general que teníamos sobre la imagen de la intimidad y la exposición de lo privado. Al final Dramitas va sobre mi va sobre mí, sobre mi vida que, casualmente, me la han jodido ellos, pero no va sobre ellos.
P: A pesar de contar todo ese dolor y el proceso tras la ruptura, vemos que en la portada tienes la mirada fija y desafiante incluso, ¿no?
R: Es un poco medio llanto, medio enfado y medio desafío, como que al final probamos distintas cosas y esa fue la que nos parecía más potente porque el disco son muchas cosas y que se llame Dramitas ya lo endulza mucho, entonces el hecho de que la mirada fuese como más tajante también le da ese otro lado.
«La complacencia, el no saber irme y el pensar que estaba destinada a estar en una relación donde no me querían», así se podría resumir el primer EP de Carmen Lancho, pero se quedaría demasiado bien resumido para todo lo que nos tiene que contar en ‘Dramitas’.
Ya con estas ocho canciones que componen su primer EP y los tres primeros videoclips que ha lanzado la cantante vemos las primeras dosis del talento que tiene para dar y regalar. De El primero a El último viajamos con ella por todo el daño causado por diferentes relaciones. Después de toda la toxicidad y el horror de lo vivido, Carmen Lancho nos deja un final abierto y de libre interpretación: una luz al final del túnel o volver al ciclo.
Dramitas es una oda al dolor tras la ruptura, pero también es una tirita y una carta muy personal que Carmen Lancho nos presentará en directo el próximo 20 de mayo en el Teatro Pavón, Madrid.
