Dos días, 34 artistas y miles de personas hicieron de Zaragoza un fin de semana brillante del Vive Latino 2025
Zaragoza, una vez más, volvió a convertirse en esa querida capital que tanto ama la música, todo gracias a la llegada de una nueva edición del Vive Latino. El festival celebró este 2025 dos jornadas intensas en las que mezclaron generaciones, estilos y escenas distintas.
En esta edición, el cartel ofreció un total de 34 artistas que desplegaron su talento en los tres escenarios principales: VL, Caja Rural de Aragón y Ámbar. A lo largo del recinto, la organización apostó por propuestas paralelas como la lucha libre mexicana, que aportó un toque cultural diferente. Dos días de música que demostraron que Zaragoza vive este festival como parte del corazón de toda una ciudad.
Organización y ambiente
Uno de los aspectos más comentados por los asistentes fue la excelente organización. La disposición de los escenarios permitió disfrutar de los conciertos sin agobios, y la puntualidad de cada show fue un detalle que marcó la diferencia.
El ambiente dentro del recinto también fue un punto destacado. A lo largo del día, el clima acompañaba y había tanto opciones gastronómicas variadas como espacios que facilitaban la movilidad. La convivencia fue genial, desde los más jóvenes que acudían hasta quienes ya habían vivido otras ediciones.
El toque de identidad estaba muy bien trabajado, como la decoración hasta lo que hemos comentado antes, esas luchas libres mexicanas que animaban los intermedios. Esa combinación de música y espectáculo hace que la experiencia sea mejor aún.

Primer día: viernes de descubrimientos y grandes nombres
El 5 de septiembre marcó el inicio con un arranque enérgico. Puño Dragón y Total Noventa fueron los encargados de abrir la jornada. La llegada de El Cuarteto De Nos consolidó ese arranque con un directo sólido, y poco después, Johnny Garso y Alcalá Norte aportaron esa frescura distinta que demostraba la amplitud del cartel.
La tarde subió de intensidad con Shinova, que a las 19:15 reunió a un público ya masivo. Miles de personas cantando a coro mientras el sol caía sobre Zaragoza. Después llegaron Los Secretos, que ofrecieron un repaso a clásicos inmortales, y la energía se repartió entre José Madero y G-5, que supieron mantener el listón alto en paralelo.
La noche estuvo marcada por actuaciones inolvidables. Coque Malla congregó a miles de asistentes con un repertorio lleno de emoción, mientras que Monsieur Periné aportaba color desde el escenario alternativo.
Los Ángeles Azules transformaron el festival en una pista de baile con su cumbia inconfundible, preludio perfecto para el turno de Love of Lesbian que realizó un concierto de diez. El cierre de la jornada quedó en manos de El Momo y Alizzz, que hicieron vibrar al público tanto con rap como electropop en un hasta pronto porque el día siguiente venía fuerte.

Segundo día: sábado de emociones y consagración
El sábado 6 de septiembre comenzó con María José Llergo, cuya voz abrió el festival con un aura de espiritualidad y emoción. A primera hora también brillaron Los Punsetes y Señoras y Bedeles, que marcaron la línea de diversidad musical de la jornada. La tarde fue ascendiendo con Zahara y Conociendo Rusia, ambos con actuaciones que conectaron de lleno con el público.
La llegada de Maldita Vecindad y la propuesta especial de La Estrella Azul Live marcaron un contraste interesante, pero el gran momento de la tarde lo protagonizó Fangoria. Su espectáculo, cargado de luces, coreografías y himnos, fue considerado por muchos como el punto álgido de todo el festival.
Ya entrada la noche, Iván Ferreiro y Depresión Sonora ofrecieron alternativas para públicos diferentes, mientras que el turno de Kase.O convirtió el festival en una cita histórica. El rapero zaragozano celebró su gira 33 aniversario sobre los escenarios con un show que repasó todas sus etapas y que emocionó especialmente a su público local.
León Benavente y Modelo continuaron el recorrido, este último con un gesto simbólico: los pañuelos amarillos que se repartieron entre la audiencia. La recta final quedó en manos de Molotov, Son Rompe Pera y Macaco, que sellaron el cierre con un despliegue de fiesta hasta la madrugada.

Más allá de la música: detalles únicos
Uno de los elementos que distinguió al Vive Latino 2025 fueron los detalles que lo alejaron de otros festivales. La inclusión de la luche libre mexicana entre conciertos sorprendió y encantó a muchos, especialmente a quienes venían de fuera de España.
El público también fue protagonista. La interacción constante con los artistas, los cánticos, los bailes y todo lo de alrededor convirtieron el Vive Latino 2025 en una edición irrepetible. Cada año se superan y este año no ha sido menos.
Zaragoza se reafirmó otra vez como una ciudad de acoger eventos de gran envergadura sin perder calidez. El festival dejó una huella no solo en quienes asistieron, sino también en la vida cultural de la capital aragonesa, que ya espera con ansias las Fiestas del Pilar, entre ellas, Espacio Zity, y, por supuesto, la próxima edición del Vive Latino.

La promesa de volver
El Vive Latino 2025 terminó como empezó: con éxito y con la promesa de volver. La organización impecable, la riqueza del cartel y la respuesta del público han confirmado que el festival se ha convertido en una cita de sobresaliente.
El futuro se plantea brillante. Ya hay quienes especulan sobre los nombres que podrían formar parte del cartel del próximo año, y la expectativa crece con fuerza. Lo cierto es que la edición 2025 ha dejado el listón muy alto.
Con alrededor de 40.000 asistentes, dos días de intensidad musical y una organización muy trabajada, el Vive Latino vuelve a demostrar que es un espacio de memoria y un lugar donde la música se vive en comunidad. Y así, con la emoción todavía reciente, Zaragoza despide un fin de semana inolvidable y se prepara para volver a abrir sus puertas a la música el próximo año.

