El mundo ha cambiado y con ello la manera de relacionarnos. Una forma distinta de comprender la sociedad, de divertirse, incluso de entretenerse
Es muy probable que muchos padres, así como personas de generaciones anteriores, no logren comprender el panorama de las redes sociales. Para ellos, puede resultar algo ajeno o difícil de asimilar, y en ocasiones incluso pueden mirarlo con cierto recelo o emitir críticas, no por mala intención, sino porque pertenece a una realidad distinta a la que conocieron en su juventud. A menudo, aquello que es nuevo o diferente despierta dudas y cuestionamientos, sobre todo cuando choca con las costumbres o valores con los que crecieron.
Adicción a las redes
Si algo queda claro es que los móviles ya no son un aparato, sino que una extensión de nuestra mano. Según la CNMC Ocho de cada diez españoles enviaron varios mensajes online al día con su smartphone. Siendo WhatsApp la aplicación elegida por excelencia para enviar mensajes con un 93,8% de los votantes.
Esto no acaba aquí, entran en juego las 2 aplicaciones que más han crecido en nuestro país en los últimos años y han traído consigo la gripe de la adicción: Instagram, y Tik Tok. Esta última ha alcanzado 1,840 millones de usuarios activos al mes en todo el mundo. Esto de acuerdo con informes de ByteDance Ltd. Realizados en abril de este año, lo que podría resumirse a una auténtica barbaridad y coronarse como la red social triunfadora. Tanto es así que basamos nuestro humor, conocimientos e incluso temas de conversación en lo que sale en nuestro “para ti”.
Lo que para los psicólogos profesionales es una preocupación el desarrollo de los jóvenes con las redes sociales, para los influencers es su trabajo y negocio. Sin importar lo que puede causar en los demás, buscan visitas, likes , visualizaciones y como toda empresa, lucrarse con dinero.
Los factores por los que se esfuerzan dichas empresas para mantenerse en el punto de mira es conseguir con todos sus esfuerzos que la audiencia permanezca el mayor tiempo posible en la propia red.

¿Qué puede provocar las redes sociales en los jóvenes?
Cuando los expertos hablan de adicción o se compara con una droga, no están lejos de la verdad. La necesidad de estar clicando todo el rato, de sentir ansiedad o de lo mecanizado que tenemos entrar en las redes sociales, que a veces, por puro… entramos en la app. Todo ello, como es obvio, provoca a la salud emocional. Genera estrés por estar alerta en todo momento de lo que ocurre y el principal problema viene dado en las comparaciones y por ende en la autoestima de cada uno. Que a ciertas edades puede ser un grave problema que le acompañe el resto de sus vidas.
Seguramente hayan escuchado la palabra dopamina, que se ha puesto muy de moda últimamente entre los jóvenes. Para ponernos en contexto se trata de una molécula que transporta un mensaje desde las neuronas que lo producen hacia otras células. Lo que quiere decir que es el mecanismo de nuestro cerebro que nos refuerza a repetir una conducta.
A medida que el cerebro se acostumbra a los picos constantes de dopamina, comenzamos a necesitar más estímulos para sentir el mismo nivel de satisfacción. Es así como acaba las redes sociales dominándonos y los empresarios de esta app llenando sus bolsillos. Le interesa que la dopamina recorra nuestro sistema.
¿Existe solución?
La cuestión que se plantea una vez llegado a este punto es, cómo se puede solucionar, cómo despego mi teléfono de mí. Pues bien, según publica psicología y mente,
Sustituir el tiempo en redes sociales por actividades alternativas que generen placer natural —como hacer ejercicio, leer o pasar tiempo con amigos cara a cara— ayuda a reducir la dependencia.
Por otro lado, desactivar notificaciones o poner límite de uso horario a las aplicaciones disminuye los estímulos externos que refuerzan el ciclo adictivo. Estas pequeñas acciones pueden marcar una gran diferencia en la forma en que interactuamos con la tecnología.

