¿Qué pasaría si, para que un niño de tres años fuera admitido en un colegio, se pusiera de condición que debe haber estado en otra escuela antes? ¿Qué pensaríamos si, la tienda nueva que han puesto en nuestro barrio únicamente permitiera el paso a gente que ya ha comprado antes en ella? A cualquiera con un poco de razón le suenan absurdas estas situaciones.
Sin embargo, hoy en día “España es uno de los países donde más se exige experiencia y más dificultades ponemos a encontrar un trabajo sin ella», según afirma la directora de Comunicación de InfoJobs, Mónica Pérez en una entrevista que le realizó Business Insider España. Y, por algún motivo, el hecho de que no nos dejen adquirir en ningún sitio la experiencia que nos piden en cualquier lado no nos resulta absurdo.
De pequeña me encantaba jugar a ser profesora delante de mis peluches, los sentaba en un banco y les mandaba deberes para el día siguiente. Pero dudo mucho que esa experiencia sea la que piden en el sector de la enseñanza y la formación. En este, el 87,1% de ofertas que se realizaban hace unos años requerían haberse puesto al frente de situaciones laborales parecidas con anterioridad. Y, sin embargo, esa vivencia con juguetes es la única experiencia que nos es posible adquirir a las personas que buscamos trabajo.
Pero ¿y si dejásemos de considerar el empleo como única manera de experimentar en nuestra profesión? O, mejor, ¿y si el sistema educativo comenzara desde bastante antes a enfocar la mirada de su alumnado en un futuro como profesionales?
Quizás, de esta manera, sabríamos si algo nos gusta tanto como para pasar toda la vida intentando que nos den la oportunidad de trabajar en ello. O si, por el contrario, preferimos invertir nuestro tiempo buscando otra profesión en la que la experiencia también sea un requisito.
Porque, al parecer, el que un español pase una media de nueve años de su vida estudiando un grado universitario no es razón suficiente para que las instituciones le den al menos una oportunidad de trabajar en su campo. Por esto, en 2022, 6 de cada 10 españoles consideraron cambiar de trabajo, lo que supone que personas perfectamente preparadas para trabajar en su área trabajen en otras que dejan al margen, e incluso anulan, sus aspiraciones y su vocación.
En España el 41,1% de los hombres y el 52,1% de las mujeres de 30 a 34 años alcanzan un nivel de formación correspondiente a educación superior. Al mismo tiempo, nuestro país encabeza la lista europea de personas que ni estudian ni trabajan. Y, sin embargo, esto no nos resulta absurdo.