Hay libros que se leen en una tarde, y eso ocurre con “Enemigos íntimos”, la última apuesta editorial del exvicepresidente de Gobierno Pablo Iglesias. A través de diferentes capítulos desgrana cómo “se ha derechizado España” y los actores que lo han facilitado.
El exsecretario de Podemos llegó al Gobierno de España en el año 2019 tras las elecciones generales de aquel noviembre, cuando consiguió formar parte de la primera coalición progresista en nuestro país. Aquellos jóvenes, ya no tanto ocho años después, venían de la universidad pública, habían impulsado el famoso 15M y ahora se sentaban en el Consejo de Ministros. Prometían regenerar el país de ese bipartidismo corrupto que hoy, más de una década después, podemos confirmar que en eso sí que habían acertado.
La política del hoy
Del Pablo Iglesias de aquel primer gobierno de coalición poco queda, el exvicepresidente abandonó el cargo para salvar Podemos en las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid el 4 de mayo de 2021, cuando Isabel Díaz Ayuso ratificó su liderazgo tras la pandemia de la COVID-19. Parece que su gestión no dejó insatisfecha a la ciudadanía madrileña. Por aquel entonces su actual pareja, el técnico sanitario Alberto González Amador, no se había comprado el lujoso ático en Chamberí que ahora disfrutan. Saquen ustedes sus propias conclusiones.
Podemos, hasta el momento, parece haber quedado fuera de ese juego en el que se mueven el Partido Popular y el PSOE, dinámicas que les han permitido configurarse como los dos partidos hegemónicos del sistema político español, y no precisamente por la transparencia de sus actividades. Y ahora que el caso Koldo emerge aún con más fuerza, generando un incendio político en las filas de los socialistas, “Enemigos íntimos” acierta en que hay figuras que no han hecho bien su trabajo. Pero Pablo Iglesias se empeña en señalar a los responsables de que España se “derechice” cuando igual el foco no es tanto las personas sino los factores que han conducido hasta este fenómeno.
Sánchez sigue gobernando a pesar de que todas las encuestas previas a las elecciones del 23 de julio de 2023 dijeran lo contrario, lo hace porque armó una mayoría parlamentaria que depositó la suficiente confianza en su Gobierno. Aquella noche veraniega de julio volvió a dar un giro inesperado al guión y demostró que “El Manual de Resistencia” estaba más vivo que nunca. Si algo sabemos con certeza es que el presidente se hace más fuerte en la adversidad.
«Los reponsables»
Pero, claro, así lo dice Iglesias: “Pedro Sánchez nunca ha sido de izquierdas”. Esta es, posiblemente, una de las declaraciones del exvicepresidente de Gobierno más llamativas del libro. Señala como responsable de la derechización española a las personalidades políticas más relevantes de este último siglo. Habla de Yolanda Díaz, Ayuso, Errejón, Carmen Calvo, Abascal o el socialista Eduardo Madina. También dedica unas palabras a Adolfo Suárez y a Victoria Prego, entiendo que para Iglesias deben seguir vivos. Porque no se alcanza a comprender con claridad esa relación entre quienes formaron parte de la Transición, y los que hoy están dentro del Gobierno de España.
El poder mediático
También narra las cenas, con poco detalle, con Antonio García Ferreras o la visita de Ana Rosa Quintana cuando vivía en Vallecas y le entrevistó en sus inicios políticos. Habla de esa derecha mediática que tiene poder y dinero, en ese orden. Porque Iglesias incide en que el dinero te da poder. Y explica que “hacer política va de acumular poder y de decidir dónde y cómo quieres ejercerlo”.
Me pregunto en qué consiste eso de “acumular poder”, si es que hay que colonizar instituciones, colocar a los fines al frente de organismos estatales o hacerse amigo de los periodistas menos críticos. Me pregunto si el poder es eso que se explica en los libros de Ciencias Políticas, que intuyo que conoce con perfección —porque si algo le caracteriza a Pablo Iglesias es el intelectualismo—, o, en realidad, la política debe ser un oficio que tiene más que ver con la vocación de servicio público que con eso de “acumular poder”.
Los prejuicios de la izquierda
En el libro también reflexiona sobre esos “mantras” de la izquierda y de la forma en la que se reproducen los peligros que en ciertas ocasiones implican. Entre muchas de sus inquietudes hay una en la que el exvicepresidente de Gobierno ha acertado con gran precisión y es que para una parte de la izquierda hay espacios que todavía cree que no le corresponden.
Pensemos en la judicatura española, de la que siempre se ha dicho que es conservadora. Y aunque ciertos status pueden explicarse por el nivel socioeconómico del que parten aquellos que compiten por un puesto, lo cierto es que todavía algunos piensan que no pueden sentarse en esas sillas. Algunos creen que el único órgano que puede representarles es el sindicato, porque para ser empresario hay que ser de derechas. Yo le preguntaría al señor Iglesias qué responsabilidad asume la izquierda, en primera persona, sobre la difusión de estos mensajes, que se han perpetuado en el imaginario colectivo de algunos y con los que muchos aún se sienten identificados.
Y es, precisamente, este libro el que recuerda la necesidad de que la izquierda se despoje de esos prejuicios. El momento de comenzar a asumir que uno puede ser de izquierdas y diferir en las ideas del partido al que vota. Uno puede preguntarse a dónde van sus impuestos, montar su propia empresa o elegir el tipo de educación que más le plazca. También puede bautizar a sus hijos, conducir un coche de alta gama, leer el ABC o ir el domingo a misa. No pasa nada, e incluso me atrevería a decir que es hasta sano, señor Iglesias.
Disidir del partido
El problema es que bajo el dogma de la disciplina de partido no hay espacio para la disidencia. Y en la política actual, de la derecha a la izquierda esto ocurre cada día. Así tuvo que apartarse Lobato del PSOE cuando decidió llevar a un juzgado la información sensible que recibió del propio partido en su teléfono móvil. Tampoco olvidemos cuando Pablo Casado puso entredicho cuánto de moral es permitir que se enriquezca tu entorno familiar cuando uno está en política. Creo que en este libro Pablo Iglesias acierta en algunas cosas, pero yerra en muchas. No se puede decir a los ciudadanos que para ser de izquierdas hay que ser de izquierdas en todo. Y yo me pregunto: ¿Qué es ser de izquierdas exactamente? Porque tengo la impresión de que para Pablo Iglesias la única izquierda es él.

