La ley electoral española, la LOREG, ha sido cuestionada desde sus inicios hasta hoy. Los resultados de las elecciones generales de julio, han dejado a la vista que actualmente, en España, el reparto de escaños con el sistema D´hondt causa dificultades para formar gobierno.
Desde 1978, España ha evolucionado y mutado en todos los sentidos. La situación política también ha evolucionado, mientras que la ley electoral no ha cambiado. La aparición de nuevos partidos desde 2015 como Ciudadanos, Podemos y Vox han hecho de la política un escenario aún más complejo.
Fragmentación de voto y de escaños
Desde la aparición de estos partidos se ha fragmentado el voto y por ende los escaños, haciendo que la opción de conseguir una mayoría absoluta sea imposible. La mejor encuesta electoral son unos comicios por tanto, haciendo hincapié en las últimas tres elecciones generales , se aprecia como dicha fragmentación ha derivado en repeticiones electorales. Tanto las de 2015 como las de 2019 se repitieron por no poder sumar mayorías. Por si fuera poco, no se descarta que haya repetición electoral también en esta ocasión, aunque lo más probable es que Sánchez revalide su mandato. Mañana, día 26 y 27 se debatirá la investidura de Feijoó, que salvo sorpresa será fallida.
En 2015 y 2019, tanto PP como PSOE no pudieron recabar apoyos suficientes para sumar mayorías que les permitiesen gobernar. La repetición electoral de 2016 permitió al PP gobernar en minoría gracias al apoyo de Ciudadanos y la abstención de varios diputados socialistas. Sin embargo, en 2018 se presentó una moción de censura contra Rajoy, saliendo adelante y demostrando que con esta ley electoral, sin tener 176 escaños a favor no se puede gobernar realmente. El ejemplo claro y sorprendente fue el del PNV, que una semana antes, le aprobó los presupuestos al PP y la siguiente votó a favor de la moción.
En cambio, tras la repetición de 2019, Sánchez pactó con podemos e independentistas consiguiendo la mayoría absoluta. Un pacto inédito, ya que nunca se había establecido un gobierno de coalición en democracia. Hasta el momento solo gobernaba el bipartidismo en solitario, con la excepción de UCD en la transición (1977-1982). Este pacto aparte de ser insólito, condicionó al PSOE a aceptar las exigencias de Podemos e independentistas. Esto dificulta la gobernabilidad al haber una coalición con propuestas y objetivos diferentes, relentizando también la aprobación de leyes.
La situación actual de caos en la política española con la amnistía en el punto de mira, nunca ocurriría con un sistema electoral diferente. Por ejemplo, en Estados Unidos o Francia, el sistema electoral establece un procedimiento electoral llamado balotaje. Consiste en realizar una segunda vuelta entre los dos candidatos más votados cuando en una primera vuelta ninguno de los candidatos ha obtenido la mayoría requerida.
Si el PSOE o PP decidieran cambiar la ley electoral actual, (no les interesa porque beneficia a los partidos grandes) no se verían en la tesitura de pactar con nadie, sino que se disputarían directamente la gobernabilidad cara a cara. Otro punto clave es que el voto de los españoles valdría lo mismo. Hoy, con esta Ley D´hont no valen igual los votos, algo muy cuestionado. Por ejemplo, en Teruel conseguir un escaño cuesta 25.000 votos mientras que en Madrid con menos de 100.000 votos no se obtiene escaño.
Realmente no existe ningún sistema electoral justo en su totalidad. Sin embargo, aunque no se realizara un cambio de modelo, si se pueden introducir modificaciones más justas y equitativas. Las reformas más necesarias son las relativas a la distribución territorial de escaños y a la democracia interna de los partidos con listas abiertas. Sin embargo, esto no se consigue únicamente cambiando el sistema electoral.