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Manuel Vilas: «Es bonito saber que hay alguien al otro lado de lo que escribes»

Manuel Vilas, la sencillez hecha palabra, una forma única de sentir y hacer sentir el poder de la literatura

Manuel Vilas (Barbastro, Huesca, 1962) poeta, novelista, filólogo y uno de los pilares de la literatura española del siglo XXI. Ha demostrado con su forma de manejar el vocablo, ser capaz de tocarnos la fibra textil del alma. Traspasar las barreras de la psique y hacernos transmutar en lo inabarcable de Ordesa. Ha sido galardonado con el Premio Jaime Gil de Biedma por Resurrección (2005), Premio Ciudad de Melilla por Gran Vilas (2012), Premio Generación del 27 por El Hundimiento, Finalista del Premio Planeta por Alegría (2019), Premio de las Letras Aragonesas (2016), entre otros.

Manuel ha indagado en varios géneros: novela, relato, poesía, ensayo. Es un escritor que no pierde su estilo juegue donde juegue. En Ordesa nos muestra las entrañas de su ser, se abre en canal para el lector. Sin embargo, en su novela Alegría continúa abriéndose, pero nos acerca a un lado más ameno y jocundo de su vida. Por otro lado, en cuanto a su último poemario: Roma (Visor, 2020) su efigie hace de mirada traslúcida. Leer Roma es teletransportarse a ella, enamorarse y, a su vez, serle infiel a la ciudad junto con el autor. Señores, lean Roma. No hay mejor compañía que los versos de Vilas para desnudar a ciudades tan emblemáticas como Roma, Bari o Florencia.

En esta entrevista, el autor oscense nos cuenta su visita a Nicaragua, manías literarias, el proceso creativo de su poemario, entre otros asuntos.

Pregunta: ¿Está trabajando en algún proyecto literario actualmente?

Respuesta: Publicaré mi próxima novela. He acabado una novela que saldrá en septiembre.

P: ¿Qué significa para usted la palabra “Poesía”?

R: [Sonríe] Con el paso del tiempo es una labor de años. Una labor a la que le he dedicado muchas horas de mi vida. He publicado muchos libros de poesía. Es decir, la poesía ha sido muy importante a lo largo de toda mi vida. No tiene un significado concreto, solamente lo sustancial que ha sido y sigue siendo para mí. No sabría qué más decirte.

P: ¿Hay alguna de sus obras con la que se quedaría de forma particular por algún motivo? 

R: De poesía me quedaría con El Hundimiento y de novela me quedaría con Ordesa.

P: A nivel creativo, ¿qué ha significado su último poemario Roma?

R: Es un homenaje a la ciudad. El tema dominante del libro es la soledad de un hombre que está viviendo en Roma. Viví allí seis meses y, ese periodo de tiempo, hizo que la ciudad me deslumbrase. Me sentí muy acogido. Bueno, supongo que a todo el mundo le ha pasado eso. No he sido nada original, ¿no? Tal vez, sí que sea original en el libro la soledad que hay. La soledad de un hombre que establece un diálogo entre lo que está viendo y su propia vida. Eso, quizá sea lo original.

P: El Coronavirus azotaría Italia mientras estaba viviendo allí, ¿le impactó de alguna manera tanto a usted como a la creación del libro?

R: Sí, fue muy impactante. De repente, la ciudad se vació. Todo aquello que era monumentos llenos de turistas, desaparecieron. Todo estaba desierto. Por tanto, los monumentos eran muy accesibles. Por ejemplo, me acuerdo de que el Panteón que siempre está lleno de gente, estaba totalmente vacío y paseaba por allí. La sensación era de estar conociendo una Roma distinta e imposible de conocer.

P: Podríamos decir que Roma estaba a sus pies, ¿no?

R: Exacto. Era una sensación muy extraña. Por un lado, muy emocionante. Por otro lado, dramática porque se avecinaba una catástrofe. Aunque, en ese momento, no sabíamos muy bien lo que se avecinaba.

P: ¿Volverá a Nicaragua algún día?

R: Sí, a mí me encanta Latinoamérica. He sido muy feliz allí y espero volver.

P: ¿Qué fue lo que más le gustó del pueblo nicaragüense?

R: La fuerza de la gente. La ilusión, las ganas de vivir. En general, toda Latinoamérica tiene mucha fuerza y ganas de vivir.

P: ¿Recuerda algún detalle que le llamara la atención de Managua?

R: Me acuerdo de la ciudad vieja devastada. Concretamente, la parte vieja devastada de la ciudad de Managua, la catedral. Esa imagen de las ruinas. También me acuerdo de la casa de Rubén Darío que está en León. Bueno, de los amigos de allí como Sergio Ramírez y Gioconda Belli. Tengo muy buenos y bonitos recuerdos.

P: Sus últimas lecturas y un libro de la literatura universal que le hubiese gustado escribir.  

R: Actualmente, estoy leyendo unos cuantos libros. Estoy leyendo un libro de Almudena Sánchez que se titula Fármaco. Lo acabo de empezar a leer y me está gustando mucho. Un libro que me hubiese gustado escribir… El Castillo de Kafka [Risas].

P: ¿Tiene alguna manía cuando escribe?

R: Sí, por ejemplo, el tipo de ordenador. Me gusta que haya silencio, la luz, me gusta que el sitio sea agradable. No se escribe igual en un sitio que en otro. Estoy muy obsesionado con los teclados de los ordenadores, el ambiente, el lugar, que haya belleza cerca. Me obsesionan los sitios.

P: Incluso hace poco lo comentó en sus redes: “Qué misterioso es escribir. No es igual un ordenador que otro, un tipo de pantalla o un tipo de teclado…”.

R: Sí, me obsesionan los teclados, el tipo de mesa donde estás, la silla, la luz. Hay un montón de cosas que influyen.

P: ¿Se imaginó tener una inmensa cantidad de lectores por el mundo?

R: Nunca lo pensé, pero es bonito. Es bonito saber que hay alguien al otro lado de lo que escribes.

P: ¿A quién le daría el Premio Cervantes?

R: [Sonríe] Pff… pues no lo sé. En realidad, los premios no son tan importantes. A ver, son importantes y no lo son. Hay mucha gente que se lo merece. No me gustaría decir un nombre porque… ¡Quién soy yo para decidirlo!

P: ¿Qué poema de Rubén Darío hay que leer sí o sí?  

R: Lo fatal. Es un poema no muy largo. En él se condensa la vida entera. Ese poema de Rubén Darío me parece magnífico.

P: ¿Qué recomendaría a los jóvenes lectores?  

R: Les recomendaría que leyesen a sus contemporáneos, escritores españoles actuales. Que lean todo: literatura, ensayo, poesía, filosofía. Que lean de todo.

P: Mi última lectura ha sido El Infinito en un junco de Irene Vallejo: ¿se lo ha leído? ¿Qué le ha parecido la obra?

R: Sí, me lo he leído. Me ha encantado. Es una obra maravillosa. Me ha gustado muchísimo. Además, a ella la conozco desde hace muchos años, porque es de Zaragoza y he vivido mucho allí.

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