Los misterios que esconden las pinturas no son solamente lo que se encuentra dentro del marco, también esconden historias detrás de su trayectoria y el lugar en el que se encuentran
El arte es un reflejo de la cultura y la sociedad por lo que se puede considerar un elemento clave para estudiar cualquier acontecimiento histórico. Por lo tanto su valor va más allá de sus rasgos artísticos y forman parte del patrimonio histórico de cualquier civilización.
¿A quién le pertenece el arte?
El debate de, ¿a quién le pertenece el arte?, está muy presente. Teniendo en cuenta que la mayoría de las obras de arte que han sido descubiertas después de la muerte de su autor, no están donde se las encontraron ni donde el artista deseaba tenerlas. El arte es comprado y vendido, y trasladado de un lugar a otro. Lo que al final provoca que el valor material de las obras sea incalculable ya que supone un símbolo de estatus y poder. Al final el arte siempre ha simbolizado un tipo de prestigio, porque no todo el mundo lo puede hacer y por lo tanto, no todo el mundo lo puede tener. Por eso, que las obras de arte viajen y pasen de unas manos a otras es tan significativo y no todo el mundo está de acuerdo.
¿Porqué viaja el arte?
Las razones por las que el arte viaja suelen ser por transacciones, intercambios, viajes de los propios artistas, robos, o la formación de grandes museos y colecciones. Por eso al observar una obra de arte, es importante preguntarse también el cómo ha podido llegar ahí.
También hay que cuestionar el para quién o para qué fue creado. Es un dato que revela la intención del artista. Y permite el conocimiento sobre el motivo de la pintura más a fondo.
La procedencia del arte
La procedencia de una obra de arte es casi tan importante como el saber dónde ha nacido alguien, porque en muchas ocasiones esto define la personalidad de alguien. Y en este caso, el significado de los cuadros. Ignorar su origen sería renunciar a una parte esencial de su naturaleza.
Sus propietarios
Otro dato importante sería la cantidad de propietarios que ha tenido y quien fue el primero o el último. O incluso el primer lugar donde ha sido expuesto. Ya que las personas que han estado interesadas en ese cuadro describen también el significado de la obra. Por ejemplo cuando La Olympia de Manet fue trasladada del Salón de los rechazados, al Salón de París en 1865, causó un gran revuelo debido a su diferencia con el arte que estaban acostumbrados a ver en ese contexto. En general los viajes de las obras de arte suelen tener historias muy interesantes que las acompañan.

Antiguamente, hasta la Edad Media, los que viajaban eran los artistas y las obras estaban pensadas para permanecer en el sitio en el que se hacían, normalmente un marco arquitectónico. Solo se trasladaban cosas más pequeñas, como orfebrería, decoración o amuletos.
El Guernica
Por todo esto los traslados del arte causan tantas polémicas. Un ejemplo sería el traslado del Guernica. Fue pintado en 1937, estuvo en la Exposición universal de París en el Pabellón de la República española. Más tarde en 1939 fue trasladado al Moma de Nueva York, donde a petición de Pablo Picasso debía permanecer hasta que Franco dejara de estar en el poder. Así que el cuadro no volvió a España hasta 1981, con la llegada de la democracia.

Siguiendo con la obra de Picasso, podemos encontrar otros casos de polémicas a la hora de trasladar sus cuadros, como es por ejemplo el traslado de los murales de Picasso de Noruega, o el traslado a España de Cabeza de mujer joven.
La expoliación
Aunque sin duda en los traslados de arte polémicos la medalla de oro nos la llevamos los europeos. Nos hemos dedicado siempre a llevarnos lo que no es nuestro. El expolio implica una connotación de triunfo, ya que significa llevarse un premio o trofeo de un lugar que se ha conquistado. Pero a día de hoy seguimos conservando muchos “trofeos” de otros sitios y es importante conocer la historia de estas obras para poder entenderlas realmente. Son un ejemplo los numerosos tesoros faraónicos que hemos cogido de Egipto, como el Busto de Nefertiti que se encuentra en el museo Neues de Berlín. O los Bronces de Benín de Nigeria que se encuentran distribuidos entre museos de Londres, Viena y Berlín, entre otros. Los Mármoles de Elgin que pertenecen al Partenón de Atenas, se encuentran hoy en el Museo británico. De China durante el saqueo del antiguo palacio de verano Yuanmingyuan en 1869, las tropas británicas y francesas se llevaron miles de piezas de arte, porcelana, jade y bronce. Entre muchos más, se han trasladado estas obras lugares donde no pertenecen.

El arte va a seguir fluyendo de un lugar a otro siempre y es inevitable, por los intereses económicos que implica. Pero merece la pena el hacer un esfuerzo en tratar de ubicar las obras en un contexto y saber qué recorrido han tenido. Porque por cosas del destino, si se cree en él, esa obra se encuentra ante ti y tu ante ella.

