La mirada de Olympia, la musa de Manet se fija en el interior de las conciencias del que la observa. La obra de el Salón de los Rechazados, que causó revuelo en el Salón de París
Una de las obras más importantes para dar el cambio hacia el impresionismo, es claramente la Olympia de Manet. Se trata de una obra realista que supondría la transición hacia el impresionismo. Ya que mantenía los ideales del siguiente movimiento, entre los cuales se encontraba la creatividad y la libertad. Como expresaba el filósofo asociado al impresionismo, Bergson, quien defendía que la libertad humana no era la mera ausencia de restricciones externas. Para él la verdadera libertad es un acto creativo que surge de la conexión con la duración interna.
El impresionismo
El impresionismo es un movimiento artístico que surge en Francia en 1873 cuando se realiza la primera exposición colectiva en los salones del fotógrafo Nadar y finaliza en 1886 cuando tiene lugar la última exposición.
El origen de este movimiento artístico se da en la Francia del siglo XIX, en la época de las Revoluciones burguesas y de la Revolución industrial. Eran tiempos de cambio y esto ejerció una enorme influencia en todas las artes. Por un lado, se dieron cambios urbanísticos, con la renovación parisina llevada a cabo por el arquitecto Georges Eugène Haussman. En la que se deshizo del París antiguo para construir el Nuevo París. Por otro lado, sufrieron cambios demográficos, sociopolíticos y económicos, además de los cambios que trajo consigo la Revolución Industrial.
Este momento supone una ruptura con el sentido clásico del arte que venía siendo desarrollado desde el Renacimiento. La vida corría cada vez más deprisa porque la Revolución cambiaba el plano para todos.
El Salón de los Rechazados
Los pintores impresionistas pasaban de los mandatos de la Academia de Bellas Artes, que indicaba cómo había que pintar. Y como a ellos no les querían patrocinar porque se dedicaban a hacer algo distinto, crearon sus propias exposiciones como la de el Salón de los Rechazados.

La Olimpia fue creada en 1863, y la presentaron en el Salón de los Rechazados ese mismo año. Aunque más tarde, en 1865, se expuso en el Salón de París, donde causó enorme escándalo. Actualmente se puede contemplar en el Museo D’Orsay.
Este cuadro presenta a una mujer desnuda, tumbada sobre un sillón, con un gato a sus pies, y una sirvienta que le está entregando un ramo de flores. La composición nos recuerda a la manera en la que artistas anteriores a Manet presentaban a sus musas. Como es por ejemplo la Maja desnuda de Goya, o la Venus de Urbino de Tiziano.
Los desnudos son uno de los temas más retratados en la pintura y la escultura. Con su origen en las costumbres rituales y los estudios académicos del cuerpo, se convirtieron en una forma de retratar al ser humano de la forma más real y sincera que hay. Aunque en este caso la Olympia era algo diferente, porque no se trataba de un ser mitológico ni de ninguna musa de la aristocracia. Olympia era una prostituta. Por eso no fue vista de la misma manera que el resto de desnudos ya existentes que eran perfectamente aceptados, ya que en este caso era un desnudo realista.
Razón
La principal razón por la que este retrato resultaba tan chocante para sus espectadores, es la manera en la que la modelo mira al objetivo. Que en este caso sería el pintor, como si estuviera mirando directamente al espectador. Si te fijas, no es una mirada desafiante, ni obscena, ni siquiera alegre. Es simplemente una mirada de igualdad. Mira de tú a tú, convirtiendo así a la persona que mira el cuadro en lo mismo que es ella. Y claro, por aquel entonces, para las personas que visitaban el salón de París, que se les equiparara con una prostituta era el mayor de los insultos.
Pero quizás habría que preguntarse el porqué de este rechazo a ser comparado con esa mujer, que a sus ojos era infinitamente inferior a ellos. Aunque al fin y al cabo son lo mismo, todos son seres humanos. Con la diferencia de que algunos habían tenido diferentes providencias.
Y es que si te paras a pensarlo, en ocasiones, la peor manera de ser insultado o de insultar a alguien, es compararte con otra persona que es muy similar a ti pero que tienes los defectos que más odiarías tener. Y esto sucede porque vemos en estas personas, peores que nosotros, todo lo que odiamos de nuestro propio ser, como una especie de espejo de imperfecciones.
Al final, nuestro ego actúa de una manera completamente desvinculada con la razón. Y construye una percepción sobre nosotros mismos que puede ser más o menos verídica, pero que es completamente necesaria para sentirnos realizados y poder actuar en la sociedad. Dentro de nosotros mismos tenemos un “lado oscuro” que consciente o inconscientemente intentamos evitar. Por eso cuando nos encontramos con algo o alguien que tiene todos los defectos que nosotros mismos tenemos, nos ofende profundamente.
La obra
Analizando la obra, podemos identificar símbolos que podrían ser paralelismos con otras obras anteriores. Por ejemplo, la sirvienta que está asistiendo a la protagonista, es una mujer negra que destaca por su vestimenta oriental, al contrario de las doncellas que típicamente acompañan a los desnudos del Cinquecento.

Por otro lado está el gato negro a sus pies, que podría ser comparado con el perrito que tiene la Venus de Urbino de Tiziano en la misma posición. Simbolizando el misterio y la inquietud que suelen llevar los gatos en su esencia, en relación con lo misterioso e inquietante de los encuentros eróticos.

También podemos ver como la sirvienta le está ofreciendo un ramo de flores, y por entonces ese era un regalo típico que le hacían los clientes satisfechos a las meretrices de clase alta. Muestra la degradación de la mujer que supone la prostitución, y la vulnerabilidad en la que las posiciona.

El nombre
Con el nombre Olympia pretende reírse un poco de la grandiosidad clásica, haciendo referencia al Monte Olimpo, mostrando una realidad completamente distinta a la grandiosidad.
Sin embargo, con el paso del tiempo, Olympia nos ha ofrecido un escáner de la sociedad, tanto del siglo XIX, como de la actual, por lo tanto se podría decir que es bastante más grandiosa de lo que nos habían contado. Porque solo con su mirada, demuestra la cruda realidad por desagradable que nos parezca.

