10.9 C
Madrid
sábado, 27 abril, 2024
10.9 C
Madrid
sábado, 27 abril, 2024

Larga brevedad para esta lluvia de aforismos

Larga Brevedad de Rafael Lechowski Edit. Arscesis

Un día leí que todo cabe en lo breve. Es decir, que la palabra posee la capacidad de minimizarse, pero no sentirse tan mínima. Dicho de otra forma, que se vuelve diminuta resguardándose en un número pequeño de vocablos para reforzar su mensaje, su contenido, su valor. Desde los aforismos de Hipócrates, pasando por los de Karmelo Iribarren hasta llegar a los de Rafael Lechowski y su Larga Brevedad.

Precisamente, de ello quiero hablar hoy. De esa larga brevedad que posee la palabra. Una brevedad que muchos consumados de la escritura hacen que se eternice a base de poesía. No hay nada más satisfactorio para un lector que leer un aforismo que te haga cavilar, porque recordemos que ese es uno de los objetivos primordiales de la brevedad de la palabra, al menos desde el punto de vista poético. Al igual que una coma puede cambiar por completo el sentido de cualquier escrito, un aforismo puede cambiar por completo el sentido de cualquier lector.

Para ello me remito a dos ejemplos. En primer lugar, a la obra de José Antonio Millán titulada Perdón, imposible. Si le damos voz a la opinión de Vila – Matas, este la describe como: “Una guía útil y genial sobre la historia de los signos”. Ahora bien, centrándonos en las ejemplificaciones, una coma puede alterar el sentido tal y como observamos en la obra de Millán:

Cuentan que un rey cambió una dura resolución:

«Perdón imposible, que cumpla su condena»

por la clemencia:

«Perdón, imposible que cumpla su condena»

Se trata de un ejemplo vinculado a la norma y uso del español. Sin embargo, no estoy aquí para eso. Estoy aquí para hablaros de ese aforismo que hace que el receptor cavile o, mejor dicho, reconstruya en su cabeza todas las interpretaciones metafóricas posibles. Cuando la brevedad de los vocablos hace su efecto no hay nada que detenga el potenciamiento poético que adquiere lo que el autor o autora quiere transmitir. El segundo ejemplo lo encontramos en la obra de Rafael Lechowski, que lo refleja palpablemente en sus aforismos.

Antes de adentrarnos plenamente en su obra. Me gustaría contaros quién es Rafael Lechowski. Desde el punto de vista musical, Lechowski es uno de los letristas más respetados dentro del mundo del rap. Su influencia tanto en España como en Latinoamérica es una clara muestra de ello. Debutó con 17 años y fue considerado “Joven Promesa del Arte Nacional”. Aunque, como fanático y seguidor suyo, considero que esa etiqueta se le quedó corta. Lechowski, si me lo permiten, es la brevedad del vocablo, una voz con mucho peso dentro del rap y un verdadero amante de la literatura y el potenciamiento de su valor.

A continuación, se exponen dos aforismos extraídos de su obra Larga brevedad.

*

Más sé, más sed.

*

Sed sed de ser Ser.

Lo que observamos aquí es la utilización mínima de la palabra, pero el potenciamiento máximo de ella. Me atrevería a decir que al alcance de pocos, pero deseado por muchos. Si la afirmación que os contaba al principio, —Todo cabe en lo breve— estuviese regida por un método científico, sin duda alguna, el libro que más se aproximase a ella es el de Lechowski. Al autor, le bastaron 118 páginas para contarnos La agonía del yo:

*

—Buenas noches, desearía una habitación doble,

para mí y mi soledad.

Si pudiera ser, con camas separadas.

Tras agonizar en la primera persona del singular con unos cuantos aforismos que constituyen la parte primera, en la segunda, Lechowski ve la luz. Se aleja de la agonía y se acerca a ese sentimiento abstracto que tanto ha marcado la literatura, que tantos poemas, libros, antologías nos ha ofrecido. Rafael besa un suspiro de luminotecnia y titula la segunda parte Nacimiento del Amor universal:

*

No hay otro Dios que lo amado.

No hay mayor religión que el amor.

Ni más profunda oración que amar:

amen.

Por último, me llama la atención la última parte titulada: “El arte de borrar”. En ella el escritor se centra en el proceso escritural, en el artista y en el propio arte. Todo el libro está compuesto por aforismos. En todas y cada una de las páginas brilla la minimización de las palabras, pero la maximización del lenguaje poético. Es un libro profundo, cercano, sensible y que todo amante de la literatura debería leer. Lechowski brilla aquí y brilla consigo la descomposición de la poesía. Una poesía reducida a aforismos. A la brevedad. A una brevedad que, a veces se alarga. En el transcurso de la lectura de su libro nos enfrentamos, simple y sencillamente a una Larga brevedad.

*

—Con tristeza causaba alegría.

—¿Era payaso?

—No, era poeta.

Actualidad y Noticias

+ Noticias de tu interés

Esther (III)

Sólo me quedan sus nombres desgastados... Ahora las nombro sin nombrarlas. Ya lo saben. Ellas y yo. Todas saben que mis palabras fueron justas y precisas. Directas y armoniosas. Aunque alguna haya rechinado los dientes y le cueste admitirlo. ¿Por...

Esther (II)

Esther le ha prestado a Marga el protagonismo. La ha dejado ser... Esther no existe. Nunca existió. Quizás solo es una máscara, un pseudónimo. Esther bien podría llamarse Marga, Maca, María o Iris. Todas ellas forman un conglomerado afectivo atractivo....

Esther

Esther nació para llenar la vacuidad, pero ella aún no lo sabe "Y en algún lugar habrás olvidado mi nombre", escribió el poeta nicaragüense Francisco Ruiz Udiel. Quizás Esther hace mucho que olvidó mi nombre o nunca lo supo. Espero...

Descubre más desde Noticias. Actualidad

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo