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Enric Juliana: “Junts es Convergència pasada por el pequeño cesarismo de Puigdemont”

El periodista repasa la actualidad política siempre con un ojo puesto en el pasado, pero advierte: “El pasado que siempre sirve para explicar el presente, esta vez se queda corto”

Enric Juliana es uno de los más brillantes cronistas políticos. Su última publicación editorial, España, el pacto y la furia, es un recorrido por el frenesí político de las dos últimas décadas. Desde 2004 sigue con atención la política española desde Madrid, donde “todo deriva en tragedia”. Antes de aterrizar en su ya famoso Madrid DF, se “divirtió” como corresponsal en Roma: “Allí todo acaba en comedia”. Juliana, con sus análisis agudos y certeros, desgrana asuntos como el cuestionamiento del estado del bienestar o la Catalunya post Procés.

Pregunta: Quedan poco más de dos meses para que acabe el año. ¿Cuál ha sido la palabra de este 2025?

Respuesta: Esta es buena. Haría una distinción. La palabra ha sido paz y el concepto ha sido fuerza. Se ha hablado mucho de la paz en Ucrania, en Gaza, del Premio Nobel de la Paz… Se ha usado mucho este concepto. Lo cual quiere decir que en las sociedades existe un deseo de paz, pero a su vez, el concepto de fuerza ha tenido peso. Incluso se ha llegado a una paz a través de una descomunal exhibición de fuerza.

P: ¿La política exterior puede ganar elecciones?

R: No, pero las puede hacer perder. Existe una relación en la que insisto bastante. La política exterior y la política interior están muy conectadas en las sociedades modernas. Es el dilema de Soria y Siria, tiene como protagonistas a Mariano Rajoy y a Felipe González. El socialista le reprocha que quizá se tendría que ocupar un poco más de la política exterior y el gallego le responde: “Yo me ocupo de Soria, no de Siria”. Efectivamente los votos están en Soria, pero si no te ocupas de Siria puedes acabar debilitando a Soria.

P: Adolfo Suárez perdió la presidencia, entre otros motivos, por la gestión de la política exterior.

R: Creo que Suárez entendió al final de su presidencia la importancia de la política exterior. Era un hombre muy doméstico, un gran conocedor de los intríngulis del poder. Por eso pudo desmontar un sistema para crear uno de nuevo. Las personas que lo conocieron decían que nunca leyó un libro, pero funcionaba con un teléfono, un paquete de Ducados y una tortilla a mediodía. En materia exterior llega al final cuando empieza a hablar de forma obsesiva del estrecho de Ormuz tras la revolución islámica en Irán. Provocó dificultades que encarecieron, de nuevo, el precio del petróleo. A Suárez se le asignó un papel que era el de acelerador de la Transición. Los sectores menos aperturistas al régimen querían una fase de “dictablanda”. Al Rey esto le inquietaba. Juan Carlos necesitaba un tránsito que legitimara la monarquía parlamentaria. Ley para la Reforma Política y referéndum, este es el momento genial de Suárez.

P: Suárez es uno de los grandes personajes del libro Aquí no hem vingut a estudiar.

R: Es un personaje importantísimo. Le fallaron los resultados en la provincia de Barcelona. Tras la aprobación de la Constitución, sectores de la derecha española consideran que ya ha cumplido. Y algunos creen que se ha quedado a medias, porque su misión era obtener mayoría absoluta en el Parlamento. Se empiezan a enfadar banqueros, la patronal…

P: ¿La Iglesia?

R: Un sector de la Iglesia también. Aunque se había mantenido al margen obedeciendo las directrices de Roma. Entonces empieza una pugna entre los sectores dirigentes y un personaje que se ha creído al personaje. Que abraza a Yasser Arafat y retrasa la entrada de España a la OTAN porque cree que puede vencer por tercera vez al PSOE. Pero tiene que ganarle por el centro izquierda. Es un momento muy interesante porque demuestra que la Historia no sigue guiones rectilíneos.

P: Es ondulante.

R: Las fuerzas adquieren vida propia y los personajes también lo hacen. Para algunos, Suárez tenía que lograr la Ley para la Reforma Política, unas primeras elecciones y luego dejarlo para dar paso a un gran partido conservador-liberal. Él decide seguir cabalgando.

P: Trump llegó a Israel con el aura de pacificador y aclamado como libertador. ¿Cómo valora el acuerdo de paz para Israel y Palestina?

R: Estamos ante sucesos difíciles de conceptuar porque Estados Unidos está modificando sus códigos de gobierno. Desde finales de la Segunda Guerra Mundial llevan trabajando para la construcción de una hegemonía cultural en Occidente basada en los valores de la democracia y la libertad. Inventaron el concepto del poder blando. Sabían que para dominar el mundo debían mostrar un cierto respeto para el mundo. Esto se ha roto. Para los estadounidenses cada día es un reality show. Trump quiere ser el protagonista y capturar la atención del público. No nos había pasado nunca.

P: ¿Desde Berlusconi?

R: Podríamos decir que abrió este camino. Otro personaje obsesivo. Aprende los lenguajes de la televisión y es propietario de grandes medios de comunicación. Con Trump estamos atónitos porque es la ruptura de ochenta años de política internacional. Entramos en otra fase. Aunque a veces es difícil adivinar que va en serio y que no. Probablemente, esto al personaje le importa poco. Lo importante es ser el eje de debate de forma continuada. Hasta ahora estaba acumulando fracasos y ahora ha tenido un éxito. El acuerdo de paz se firma en términos de realismo político, pienso que es lo que sigue imperando en las relaciones internacionales.

P: ¿Se agota el multilateralismo?

R: No, pero se hace a través de otros códigos. Estados Unidos quiere evitar el fracaso del proyecto de reconciliación entre Israel y Arabia Saudí. Es el corazón de los Pactos de Abraham. La alianza de Israel con los países sunnitas para aislar a Irán y crear un gran conglomerado hegemónico en Oriente Próximo. Israel es Esparta, como dijo Netanyahu, con un potente ejército y una industria de la seguridad muy desarrollada. Mientras que Arabia Saudí ha centralizado el poder y quiere acabar con la tribalización del poder en su país. Caminamos hacia la configuración de un gran emporio en Oriente Próximo con Estados Unidos y la familia Trump detrás. No sabemos cómo se va a desarrollar, pero este hilo hay que seguirlo.

P: ¿Las constantes amenazas de Trump con expulsar a España de la OTAN refuerzan a Sánchez?

R: Algo sucederá, porque este hombre no habla en vano. La mayoría de países europeos no están gastando el 5% en defensa, pero han optado por disimular e incluso realizando actos de vasallaje explícitos como es el caso de Italia. Sánchez ha hecho lo contrario. Está en una posición delicada dentro de la política interna y se ha negado a asumir un aumento en la partida de defensa. El problema es que el otro le ha quitado la palabra. Es posible que haya represalias.

P: La corrupción y la aritmética parlamentaria ahogan a Sánchez.

R: Llegó al verano mal, pero aguantó. En España rige el principio numantino y saguntino. Resistir es vencer. Esta pulsión está muy presente en la tradición española. El tipo que resiste gusta. El punto agónico encanta. Sánchez ha demostrado una gran capacidad de resistencia y en estos momentos lo veo un poco más fuerte. No tanto porque el PSOE tenga una recuperación espectacular en los sondeos, sino porque está cristalizando un problema en la derecha. El liderazgo de Feijóo está en sus límites y Vox se está acercando a los populares. El escenario ha cambiado y no porque el PSOE esté en una situación espectacular.

P: ¿La legislatura llegará a 2027?

R: Tiendo a creer que sí. El proyecto real de Sánchez es llegar a 2027.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su reciente viaje a Eslovenia | Fuente: @sanchezcastejon (X).

P: Felipe González y José María Aznar están de acuerdo con la necesidad de una reforma de la Constitución. ¿El aborto es el inicio de este debate?

R: La reforma constitucional en España no es sencilla. Es una de sus características y creo que está bien. Crearon una caja oriental que prácticamente no se puede abrir. Con unos mecanismos muy difíciles. Tiene que existir un consenso social muy fuerte y está bien. No puede existir una reforma constitucional derivada de un golpe de estado o de una alianza táctica de dos corrientes. Tiene que existir de una forma continuada en el tiempo. Luego las reformas que no exigen el procedimiento agravado pueden ser objeto de referéndum si así lo piden el 10% de los diputados de la Cámara. Veremos cómo avanza esta iniciativa y si se pone a referéndum.

P: Sánchez propuso la idea del referéndum en la entrevista con Àngels Barceló en la SER.

R: Se puede hacer. Tiene diputados de sobra.

P: Mientras, Esperanza Aguirre, a la vez que países como Alemania y Francia cuestionan el estado del bienestar. ¿Es el fin de la Europa posterior a la Segunda Guerra Mundial?

R: El estado del bienestar es resultado de los acuerdos derivados de la Segunda Guerra Mundial. España participa de una forma peculiar, porque no se democratiza. Los aliados se inventan un estatuto para España dejándolo fuera del Plan Marshall. Un país desgraciado y abocado a la miseria que tienen que reflotar los americanos con el Plan de Estabilización. Ahora, el bienestar europeo presenta dificultades de mantenimiento porque las normas de competición internacional se han modificado. Serán años de tensión. Aquí nadie se atreve a ponerlo en duda, la señora Aguirre porque es un personaje grotesco, pero nadie con posibilidades de gobernar tiene un discurso de desmantelar el estado social. El caso de Francia es un galimatías.

P: ¿El debate sobre la reforma de las pensiones llegará a España?

R: Mientras la economía española crezca un 3% no. En España siempre se habla de unas cosas extraordinarias. Con una pasión desbordante. Con un sentido trágico de la vida muy agudo y no se habla de economía. Hay una lucha por el dominio lumínico, sobre quien controla el foco. El PP con la corrupción y el PSOE con el aborto. El ministro de Economía es el menos discutido. La oposición no se mete con él, no vaya a ser que gane valor. Cuerpo es una especie de santo y espectro que transita por la política española. Es bastante insólito. Este crecimiento puede tener un carácter verdaderamente estructural, del abaratamiento del coste energético y del crecimiento demográfico. España tiene otra ventaja, tiene sol y suelo. El estado social en España pesa, pero las pensiones no son las mismas que en Francia o Italia. La derecha no atacará en esta dirección. Aunque tiene otra lectura. Si estás aumentando la población estás tensionando los servicios públicos y a la vez se está generando un grave problema con la vivienda.

P: El periodista y profesor Toni Aira explicaba en una entrevista en El Mundo que los dictadores ya no entran en tanques, sino que lo hacen por TikTok. ¿Coincide?

R: Me parece una buena imagen. Pero TikTok no ha sustituido los tanques. Seguro. TikTok se ha añadido a la división acorazada. Y otra importantísima que son los drones. La guerra de Ucrania ha introducido esta novedad en las estrategias militares. En el último libro del ensayista italiano Giuliano da Empoli, La hora de los depredadores, se hace una reflexión interesante. En estos momentos las posibilidades de guerra son más elevadas porque el costo del ataque ha bajado. Es decir, explica que cuando es más barato defender que atacar hay menos guerras. Y cuando es más barato atacar que defender hay más guerras. TikTok y drones.

P: ¿Estamos en el período de “crisis permanente” que teoriza el autor Robert D. Kaplan?

R: En su último libro, Kaplan está obsesionado con el orden. Si se rompe el orden, se rompe todo. La tecnología aplasta a la geografía y cualquier incidencia desestabilizadora en un determinado enclave puede generar una crisis general. Es una nueva fase. El pasado que siempre sirve para explicar el presente, esta vez se queda corto.

P: ¿En Catalunya ha vuelto “el català emprenyat”?

R: El tema de las nacionalidades gana o pierde intensidad en función de las escalas. Se creyó, pienso que erróneamente, que Catalunya podía acceder a una independencia de forma pacífica con el visto bueno de la Unión Europea. Esta fase, en realidad, no existió. Europa no estaba por la labor. Afortunadamente no hubo bajas, puede parecer un tema banal pero no lo es. Por suerte, se han dado una serie de circunstancias políticas que han desembocado en la aprobación de la amnistía. Si no se hubiese producido, en Catalunya habría entre 200 y 300 procedimientos judiciales que afectarían a cerca de 3.000 personas. Habrían existido penas de prisión y multas económicas. Por tanto, tendríamos por delante diez o veinte años más de victimización y toda una generación joven educándose a favor o en contra de los represaliados políticos. Todo esto se ha podido borrar y pienso que es positivo. Evidentemente, lo que aparece ahora son los problemas sociales. Jóvenes enfadados no porque sean juzgado por una pancarta, sino porque no puede emanciparse o porque los trenes de Rodalies tienes más averías de las que deberían. Una sociedad del sur de Europa con todas sus contradicciones y tensiones. Pero sin el componente que antes mencionaba. “Os vamos a meter un Úlster que os vais a cagar”, dijo Jordi Cañas de Ciudadanos. El Úlster que os vais a cagar no existe y es importante.

P: ¿Aliança Catalana superará los 19 escaños en el Parlament que mostraba La Vanguardia hace unas semanas?

R: Las encuestas de La Vanguardia no suelen equivocarse. Detectaba una pulsión, que existe. El independentismo ha quedado desdibujado, que no ha desaparecido. El tema de Catalunya reaparecerá de un modo u otro y si se cometen equivocaciones por parte del Gobierno español regresará con fuerza. Creo que una parte de la derecha española lo sabe. Para mi hay algo sorprendente. Los líderes de los partidos que dirigieron el Procés siguen encabezándolos. Es un poco peculiar. De este modo, no nos puede extrañar que la gente que les creyó tenga un argumento para estar enfadada. Por tanto, para acercarse a opciones políticas que antes creían en ellas y ahora pueden hacerlo de un modo más justificado. Escribí: “En Catalunya existe la Liga Norte, hay Salvinismo”. Y me quedé corto. Estamos a poco más de 400 kilómetros de distancia y no nos debe extrañar. Por otro lado, la agresividad contra los inmigrantes ya existía, pero estaba reprimida por la retórica y didáctica del Procés, que era de izquierdas. Los partidos que dominaban el relato eran ERC y la CUP. Otro de los motivos es que durante diez años no se ha gobernado. Se trata de una institución que administra los intereses de siete millones de ciudadanos y que alberga la segunda área metropolitana de la Península Ibérica. Si no se gestiona o no hay una intensidad de gobierno, los problemas se van acumulando y acaban por desbordar. Y ahora, descubrimos que hay inmigrantes.

P: ¿Cómo catalogaría a Junts per Catalunya?

R: Junts es Convergència pasada por el pequeño cesarismo de Carles Puigdemont. No exageremos. Sinceramente, creo que a los políticos el Procés les quedó grande. Crearon una situación que estaba por encima de sus posibilidades y una vez creada no supieron cómo salir de ella. Con un éxito organizativo importantísimo, prepararon un referéndum sin que los aparatos del Estado pudieran interceptarlo. Pero una vez logrado, reconocido por ellos mismos, no existía un programa para el día después. Puigdemont coge la antigua Convergència, que había cambiado de nombre para huir del 3%, y crea un pequeño macronismo empordanès. Para él era fundamental el control del grupo parlamentario del Congreso.

Míriam Nogueras, Carles Puigdemont, Jordi Turull y Josep Rull en un encuentro de la dirección permanente de Junts en Waterloo | Fuente: @JuntsXCat (X).

P: Al final el guion se escribe en Madrid.

R: Han decidido participar muy intensamente en la política española. Ahora hacen ver que no participan de ella. Tenían la opción de firmar un acuerdo de gobierno con el PSC en Barcelona y otro en Madrid con el PSOE, que era lo que algunos querían hacer. Pero Puigdemont no quiso, porque creyó que él quedaría fuera de la fórmula y perdería el control.

P: ¿Le costó más entender Roma o Madrid?

R: Un año después de llegar a Madrid, concluí que no entendía nada de lo que estaba pasando. Por una razón, en Italia todo acaba en comedia y en Madrid todo deriva en tragedia. Toda la política española parece mucho más explícita y directa. Mucho más contundente y ruda. Pero tiene su complicación. Italia era más divertida, eso sí. Me divertí mucho.

P: ¿Echa de menos Roma?

R: Sí, en algunos momentos. Hace unos meses estuve en el cónclave. Inspira mucho. Allí han acontecido 2.000 años de Historia. Las piedras hablan.

P: ¿La observó cambiada desde su corresponsalía?

R: La situación política es diferente a la de hace veinticinco años, pero las constantes son las mismas. En los países hay constantes. La de España es la lucha por la que el centro aspira a controlarlo todo. La pulsión creo que es anterior al Imperio Romano. Los romanos cuando llegan se encuentran un territorio enorme y una población peleada entre ella misma.

P: Para ir terminando me gustaría hacerle una batería de preguntas cortas.

R: Adelante.

P: Un libro.

R: Moby Dick.

P: Un restaurante.

R: La Carbonara, en Roma. En la Plaza Campo dei Fiori. Donde hay un monumento a Giordano Bruno.

P: Un grupo de música o artista.

R: Bob Dylan, indiscutiblemente.

P: Un director de cine.

R: Me gusta mucho Sorrentino.

P: Una ciudad.

R: Florencia.

P: Un periodista.

R: Indro Montanelli.

P: Un último gran viaje.

R: Estuve en Finlandia y Estonia.

P: Un museo.

R: El Louvre.

P: Una emisora de radio.

R: Radio Tirana. Es broma.

P: Un personaje histórico.

R: FD Roosevelt.

P: Un periódico.

R: La Vanguardia.

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