Desde el 13 de mayo, numerosos estudiantes se manifiestan en distintos puntos de la Universidad como movimiento de apoyo al pueblo palestino
Si bien el conflicto entre Israel y Palestina se remonta mitades del siglo pasado, es innegable que los atentados del pasado 7 de octubre han reavivado la relevancia mediática de la disputa a nivel mundial. Por tanto, son numerosas las manifestaciones que se han sucedido en apoyo a ambos contendientes.
Así, entre los estudiantes de la Universidad de Sevilla, ha surgido un movimiento propalestina que se ha materializado principalmente en una Acampada en el Rectorado de la Universidad. Entre las reivindicaciones, la ruptura de convenios de investigación y de programas de intercambio con universidades israelíes. También, terminar las relaciones con empresas que tengan vinculación con Israel.
La Universidad ha dado una reducida respuesta oficial, a través de un comunicado enviado a la comunidad universitaria. Manifiesta que los estudiantes han rechazado los intentos de negociación, y se reivindica la necesidad de impedir que “individuos aislados” marquen el “rumbo” de la Universidad.
El Manifiesto
En el manifiesto se critica fuertemente a las universidades españolas por sus relaciones con Israel. “Es nuestro deber señalar la complicidad de nuestras universidades (…) con el genocidio que está teniendo lugar en Gaza”. Buscan “una ruptura total de relaciones con Israel”, lo que incluye el fin de “convenios de investigación y de programas de intercambio de alumnos, y el fin de todas las relaciones económicas y sociales con toda empresa que financie a Israel”.
Se exige una acción contundente, criticando las reacciones que desde la CRUE —Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas— se están dando. “No queremos que los rectores «revisen» sus contratos”. “Nuestras universidades mantienen relaciones con empresas que financian el genocidio”, mencionando al banco Santander o Navantia.
Con este comunicado, de marcado carácter antisionista, se anuncia la convocatoria de una acampada en la entrada del Rectorado de la Universidad de Sevilla para denunciar la complicidad de las universidades, la Unión Europea y el Gobierno de España con el genocidio en Palestina.
La Acampada
El pasado 13 de mayo se convocó la Acampada, acción principal del movimiento, que duró más de 30 días, hasta ser desalojada. Durante el desalojo, también se retiró todo el material de los alumnos—tiendas, suministros, etc—y, según hemos podido saber, continúa sin ser devuelto a los estudiantes. A parte de la acampada, se han organizado diferentes manifestaciones, talleres, asambleas y conferencias, todas en torno a la misma cuestión.
Desde las redes sociales de la Acampada, han denunciado en diferentes publicaciones la acción de la Universidad y de las autoridades durante los desalojos: “esta asamblea condena todo ejercicio represivo del Estado Español contra el movimiento propalestino”. Afirman también haber sufrido agresiones “provocándoles sangrado” a causa de la “represión policial”.
En este marco, se quejan de que la Universidad los califique como un grupo violento. “La actuación ha sido pacífica, en la línea de todas nuestras acciones”, declaran en diferentes publicaciones. Pese a sentirse tratados “como criminales y violentos”, han continuado exigiendo una audiencia para negociar y “llevar a cabo sus exigencias”.
La respuesta de la Universidad
En un comunicado a la comunidad universitaria, el Rector de la Universidad de Sevilla expresó el pasado 11 de junio sus impresiones. En el texto, se denuncia “la ocupación de nuestros espacios (… ) deteriorándolos y limitando el libre movimiento y desarrollo de las actividades”, además de considerar que “todos los intentos de reconducir su inaceptable actitud han sido infructuosos”.
Pese a que desde el movimiento se niega que haya habido violencia por su parte, el Rector declara que “las actuaciones (…) han ido incrementando su hostilidad y agresividad (…) y ha agredido a una persona contratada (de la Universidad de Sevilla)”. En estas acciones justifica su solicitud de desalojo a la Delegación del Gobierno de España, que efectivamente se produjo.
Por el momento, parece que la Universidad no tiene intención de ceder ante las exigencias. Tampoco de de negociar con el grupo, que continúa con sus acciones pese a haber sido desalojados de los espacios que habían ocupado. Diferentes acciones similares se han dado en otras universidades españolas, algunas de las cuales sí se han mostrado colaborativas.

