El movimiento TERF, el feminismo radical que excluye a las mujeres trans, se ha popularizado en los últimos años causando una brecha en el movimiento feminista
Varios aspectos del supuesto discurso feminista atentan directamente contra la dignidad de las personas trans, utilizando argumentos que niegan la identidad de género, la opresión, e incluso llegan a acusar de pederastia y violencia machista a las mujeres transexuales. A pocos días del Día Internacional de la Mujer, la polémica no cesa y las TERF se siguen queriendo adueñar de un movimiento que no concuerda con sus ideales, el feminismo.
Para comenzar a hablar sobre este movimiento, hay que empezar por definirlo. El movimiento TERF es un acrónimo inglés que se traduce en Trans-Exclusionary Radical Feminist, es decir, Feministas Radicales Trans-Excluyentes. Pertenecen a una rama del feminismo más radical que excluye a las mujeres trans del feminismo con argumentos en contra de ellas y de su participación en él.
Historia
Este término comenzó a utilizarse en 2008 gracias a Viv Smythe, una periodista defensora del feminismo. Empezó a utilizar este acrónimo en su blog para englobar a aquellas supuestas feministas que defendían argumentos que la gran mayoría del colectivo consideraban tránsfobos al no reconocer a las mujeres trans como parte de la lucha por la igualdad. Según Smythe, TERF es “un término para describir una cohorte de feministas que se identifican como radicales y que no están dispuestas a reconocer a las mujeres trans como hermanas, a diferencia de quienes sí lo hacemos”.
Pero aunque este término se ha dado a conocer muy recientemente, el origen de sus ideales se remonta a la década de los 70. Se considera a Janice Raymond como una de las fundadoras del feminismo trans-excluyente. Esta utilizaba en sus investigaciones argumentos que afirmaban, entre otras cosas, que “amputarse un pene sano y unas mamas sanas es un tributo al poder de la definición cultural de lo que es masculinidad y feminidad. La biología no se puede cambiar con solo decorarse”. En el momento en el que comenzaron a difundirse estas ideas, su popularización fue imparable. Hoy, en pleno 2021, la voz de las TERF cada vez se ve más alzada y las polémicas son mayores.
Identidad de género y transexualidad
En primer lugar, debemos hablar sobre la transexualidad y la identidad de género, de forma que podamos entender todos los conceptos al completo.
La idea de un sujeto de sí mismo la construyen, a rasgos generales, la identidad sexual y la identidad de género. La identidad sexual tiene que ver con los aspectos biológicos y con los órganos sexuales con los que se nace, las características más físicas.
Por el otro lado, la identidad de género tiene que ver con los aspectos psicológicos de una persona y cómo esta se identifica en cuanto a su género, que suele ser hombre o mujer. Es decir, la identidad de género, hablando muy resumidamente, es la autopercepción que tiene una persona sobre su género. Si se siente hombre o mujer, en la mayoría de los casos. No debemos olvidarnos tampoco de las personas de género no binario (no se sienten hombres o mujeres) y de las personas queer (rechazan las identidades y etiquetas establecidas por la sociedad). Se podría decir que la identidad de género es el sexo psicológico o psíquico, que puede coincidir o no con sus características sexuales.
Generalmente, las personas se sienten identificadas con el género que coincide con su sexo biológico. Este suele ser masculino o femenino, ya que también hay personas intersexuales. Pero hay otras personas que no se sienten identificadas con el sexo biológico y con el género que se les ha asignado al nacer. Este sería el caso de las personas transgénero, transexuales y de género no binario.
Las personas transexuales y transgénero, como se ha mencionado, son aquellas que no se sienten identificadas con su sexo biológico, es decir, la identidad de género no corresponde con la identidad sexual con la que han nacido. Esto también se podría denominar disforia de género, que no debe confundirse por un trastorno psiquiátrico. La OMS lo descartó como enfermedad mental. Pero sí que está demostrado que a raíz de la disforia de género se podrían desarrollar enfermedades que tienen que ver con la salud mental, como es la ansiedad y la depresión.
Aquellas personas que tienen en mente someterse o ya se han sometido a tratamientos hormonales y operaciones quirúrgicas y estéticas para adquirir la apariencia física que se corresponde con su identidad de género, son las transexuales. Es decir, tienen pensado, se están sometiendo o se han sometido a una transición con el fin de que su identidad sexual se corresponda a su identidad de género. Por otro lado, las personas transgénero no se someten a procedimientos de hormonación ni a operaciones quirúrgicas.
Negación de la identidad de género
Entre las ideas que defienden las TERF podemos encontrarnos con la negación de la identidad de género, la acusación de pederastia, la negación de opresión y un largo etcétera que quiere justificar la exclusión de las mujeres trans del feminismo.
Este movimiento no quiere que las mujeres trans sean parte del feminismo simplemente porque no las consideran mujeres. Las TERF argumentan que ser mujer es nacer con el aparato reproductor femenino. Estos comentarios se difunden sin tener en cuenta todos los aspectos que forman al sujeto en sí mismo.
“No estamos dispuestas a aceptar el discurso que plantea que los varones transidentificados son mujeres, y como feministas y como mujeres ponemos límites a lo que es ser mujer y a lo que significa el feminismo”, “la identidad de género es un capricho neoliberal, es un invento”, “el género no puede ser un derecho individual, sino que es un sistema opresivo de la realidad biológica”, “maquillarse, pintarse las uñas y actuar como una mujer no es ser mujer, ser mujer es nacer con vagina” o “los transexuales son maricones con peluca” son algunos de los innumerables argumentos que difunden las TERF para negar la identidad de género.
Estas niegan la identidad de género porque consideran que una mujer es solamente quien ha nacido con los órganos sexuales femeninos. La medicina ya en la década de los 60 explicó que la identidad del sujeto incluía el sexo cromosómico, el hormonal, el genital, características sexuales secundarias y el sexo psicológico, que es la identidad de género. Con lo cual, si seguimos sus argumentos, ¿dónde quedan las personas que sufren alguna variación genética o cromosómica que haya producido que no nazcan con todo el aparato reproductor femenino desarrollado, como por ejemplo algunas mujeres intersexuales?

Para poder adentrarnos de forma más profesional en todo lo relacionado a los sentimientos de las personas trans y todo lo que tiene que ver con la identidad de género, tenemos la suerte de contar con María Tambo. María es psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja especializada en temas de diversidad sexual y de género. Cuenta con una gran experiencia a sus espaldas tratando con el colectivo LGTBIQ+. Además, lleva un blog y una cuenta de Instagram donde profundiza en varios temas en los que está especializada.
Para poder explicar la transexualidad de una mujer y por qué se sienten mujeres, hay que saber qué es realmente ser una mujer. Ante esto, María nos contestó devolviéndonos la pregunta: “¿Tu porqué sabes que eres una mujer? Es una pregunta muy difícil de contestar. No hay una sola cosa por la que tú sepas que eres una mujer. Desde la psicología entendemos que hay una serie de rasgos (psicológicos, emocionales, sociales, comportamentales, etc.) que la sociedad asocia con el género femenino, pero ninguno de ellos es determinante ni necesario para serlo. Por ello, entendemos que la identificación con varios de ellos en contraposición con los que se asocian con el género masculino, es ser mujer. En conclusión, para ser mujer solo basta con sentir que te identificas con ese género y solo la persona puede saberlo o sentirlo.”
En cuanto al tema más científico y la existencia de evidencias que podrían explicar por qué las personas trans no se identifican con su sexo biológico, María explica que “existe controversia. Hay estudios que han intentado averiguar más sobre esto pero no se han llegado a conclusiones claras todavía”.
Para poder empatizar con las personas trans es necesario saber cómo se sienten realmente y cómo acuden a las consultas psicológicas. María trata con personas de este colectivo y nos cuenta que sus sentimientos “dependen de la fase en la que la persona se encuentre. Algunas personas acuden a consulta cuando tienen dudas sobre su género u orientación sexual. El sentimiento mayoritario es depresivo, ansioso y sobre todo de confusión. Si por el contrario ya han llegado a la conclusión de que el origen de su malestar es que su género difiere de su sexo asignado al nacer, las emociones más recurrentes son de miedo y frustración. Esto es debido a la complejidad del proceso al que se van a tener que someter para poder ser reconocidos social y legalmente por su género.”
Por último, estuvimos hablando de las TERF y del daño que pueden causar al colectivo feminista y al colectivo trans. Explicaba que “esta corriente de pensamiento defiende que las mujeres trans tienen ciertos privilegios por haber sido socializadas como hombres ¡Y nada más lejos de la realidad! El colectivo trans es uno de los colectivos más castigados por la sociedad y más en concreto las mujeres trans por el fenómeno de la interseccionalidad. Las mujeres trans son mujeres y lo han sido siempre. Negar eso es transfobia y es una actitud muy perjudicial para las mujeres trans que por fin se han empoderado lo suficiente para salir del armario y atreverse a vivir la vida visiblemente como mujer. Negarles a las mujeres trans participar de los espacios de mujeres es negar que sean mujeres o que se merezcan compartir espacio con ellas. Eso, en mi opinión, va en contra de la lucha feminista.”
Opresión sufrida
Aun considerando erróneamente a las mujeres trans hombres, no quieren que formen parte del feminismo. Esto ocurre porque excluyen directamente a los hombres del movimiento. Opinan que son la clase opresora y privilegiada, entienden que el hombre en vez de ser un aliado, es el enemigo.
Aun así, sí que hay casos de TERF que reconocen a las mujeres trans como mujeres, pero no quieren incluirlas en el movimiento feminista. Esto ocurre porque opinan que una mujer trans ha tenido un momento de su vida en el que ha socializado como un hombre y que, al haber nacido con genitales masculinos, pertenecen a la clase opresora y han tenido los privilegiados que da el machismo a los hombres. Además, consideran que no han sufrido la misma opresión que las mujeres cisgénero.
Negar que las mujeres trans sufren opresión es totalmente incorrecto, ya que además de sufrir opresión por ser mujeres, la sufren por ser trans.
Transgerder Europe (TGEU), ONG compuesta por 157 organizaciones de 47 países diferentes que luchan por los derechos del colectivo trans, lleva un proyecto estadístico que sirve como referencia a nivel mundial de la situación de transfobia existente. Este proyecto es el Trans Murder Monitoring (TMM) y se puso en marcha en 2008. Se basa en un recuento anual de asesinatos a personas trans. La cifra del año pasado fue de las más destacables.
Del 1 de octubre de 2019 al 30 de septiembre de 2020, habrían sido asesinadas un total de 350 personas trans y de género diverso. Si sumamos esta cifra al número total de casos reportados desde 2008, habrían sido asesinadas un total de 3664 personas en 75 países diferentes. Respecto al recuento del año 2019, la cifra ha aumentado un 6%, siendo Sudamérica el lugar donde más homicidios se han producido. Las mujeres trans han sido las más perjudicadas, el 98% de los asesinatos han sido a mujeres. Además, el 62% eran trabajadoras sexuales.

En 2015 se realizó un informe en Estados Unidos por el Centro Nacional de Igualdad Transgénero (NCTE) donde se encuestó a 27.715 personas trans. Las encuestas mostraron los siguientes datos: el 4’8% de las personas habían sido echadas de casa por sus familiares; el 55% de los encuestados que buscaron cobertura de seguro médico para una cirugía que formase parte de su transición fueron rechazados y el 25% de los que buscaron cobertura de seguro médico para hormonarse también lo fueron; el 40% se habría intentado suicidar; el 77% habrían sufrido algún tipo de agresión por ser trans a lo largo de su vida; el 13% de las personas encuestadas habrían sido agredidas sexualmente; el 54% habría sufrido algún tipo de violencia por parte de su pareja íntima; y el 24% habría sido acosado en un centro educativo. Estos son solo unos de los numerosos porcentajes que incluye el informe que muestra claramente la opresión que sufre el colectivo trans.
Por último, la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB ), la ONG española más grande en temas que tienen que ver con el colectivo LGTB, informa que en España, la tasa de paro de las personas transexuales asciende al 85%. Además, una investigación realizada por la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA) indica que el 77% de las mujeres trans en España habrían sufrido discriminación al buscar empleo.
Pederastia y pedofilia
Otro de los argumentos más defendidos por las TERF es que la transexualidad es una forma de opresión hacia la mujer y hacia los niños. Las mujeres transexuales se aprovechan de los espacios que son únicamente para mujeres (como los baños públicos) para invadir su intimidad, oprimirlas e incluso violarlas. Además, indican que las mujeres transexuales utilizan su transexualidad para ejercer pederastia, pedofilia y para mutilar cuerpos infantiles.
Lidia Falcón, presidenta del Partido Feminista de España fue juzgada por la Fiscalía de Barcelona el pasado 14 de diciembre por delito de odio al haber difundido diferentes mensajes por Twitter y en diversas entrevistas. El 4 de diciembre de 2019, se emitió un comunicado a través de la cuenta del Partido Feminista, que afirmaba que “los homosexuales tienen como un objetivo importante poder alquiler úteros femeninos para producir niños o niñas que quieren conseguir para su propio disfrute como un objeto más que añadir a sus posesiones”. También concedió una entrevista al medio de El Español, donde expuso que “los trans están haciendo campaña por la pedofilia desde hace tiempo. Las organizaciones homosexuales vinieron al Partido Feminista a dar su discurso y vinieron a defender la sexualidad infantil con una perversa deformación de la teoría freudiana.”
Fiscalía Madrid archiva denuncia contra Lidia Falcón al no considerar delito de odio vincular a personas Trans y homosexuales con pederastia.Figura del delito de odio que se creó para proteger a colectivos vulnerables solo se aplica para proteger a los PODEROSOS pic.twitter.com/mneZF7vUkB
— Plataforma Trans 🏳️⚧️ Habrá Ley Trans (@PlataformaTrans) February 15, 2021
Partido Feminista de España
El Partido Feminista de España ha sido uno de los grupos políticos más señalado, en concreto su presidenta, Lidia Falcón. Este partido político perteneció a Izquierda Unida hasta que el 22 de febrero de 2020. Tras las polémicas declaraciones sobre el colectivo LGTBIQ+, Izquierda Unida decidió expulsarlo.
El Partido Feminista de España es considerado uno de los mayores referentes TERF a nivel nacional. Su cuenta de Twitter principal ha sido cancelada, pero dejaban mensajes y comunicados como estos:

XVI Escuela Feminista Rosario de Acuña
Por otro lado, el 3 de julio de 2019 se produciría una de las asambleas más controversiales en cuanto a este tema. Esta fue la XVI Escuela Feminista Rosario de Acuña, jornadas de conferencias sobre diferentes aspectos del feminismo. El problema llegó con intervenciones como la de Anna Prats o Alicia Miyares. En estas se pusieron sobre la mesa los siguientes comentarios: “Lo titulo Del feminismo al generismo porque me niego de manera radical a utilizar la palabra transfeminismo para algo que no trasciende nada” o “Nos lanzan a la cara mensajes, las activistas transgénero, de que estamos, somos, queremos… defender la ideología y tú dices… tío, y digo tío porque son tíos.”
Cuando una piensa que las TERF no pueden llegar más lejos en su odio hacia las mujeres trans, llega este vídeo y te desmiente. No son feministas, son TERF. #HastaElCoñoDeTransfobia pic.twitter.com/jDUMWfnmNF
— Trifásica (@TrifasicaS) July 7, 2019
Referentes y activistas
Estos son solo unas mínimas pinceladas de la cantidad de comentarios a los que se tienen que enfrentar las mujeres trans por parte del movimiento TERF. Cada vez la transfobia es mayor y con el paso de los meses este movimiento está creciendo de manera exponencial. Pero para saber realmente el impacto que está generando esta corriente sobre el colectivo es necesario saber cómo se sienten realmente las personas a las que afecta directamente, es decir, mujeres trans. Para ello contactamos con dos referentes: Marina Echevarría Sáenz y Annia Ramírez.

Marina Echevarría Sáenz es la primera catedrática transexual en España, en concreto de Derecho Mercantil en la Universidad de Valladolid. Además, es una de las mayores defensoras del colectivo trans y LGTBIQ+ a nivel nacional.
Marina explica que siente “profunda tristeza como mujer y como feminista el verme señalada como un problema para el feminismo actual. El feminismo cada vez está más dividido y cada vez hay más casos de personas TERF, son muy ruidosas y eso es un problema. Que un movimiento que mire por la igualdad me señale como una enemiga, me entristece. Llevo participando en el movimiento feminista muchos años, pero en el feminismo que engloba a todas las mujeres. Me parece que se está intentando excluir y esto está llevando a auténticas rupturas dentro del feminismo.”
Comentando algunos de los argumentos de las feministas trans-excluyentes, nos topamos con el de que la identidad de género es un capricho, a lo que ella responde que “sí, un capricho que hace que estés en el disparadero, que te marginen, que hace que te tengas que enfrentar a comentarios, insultos ¡Pues vaya capricho! Eso sería ser masoquista. Hay un desconocimiento total de lo que es la identidad de género y la transexualidad y por mucho que se nos intente pisar, seguimos aquí.”
A los comentarios de “los niños tienen pene, las niñas vagina”, Marina nos dice que la “dejan especialmente perturbada. De todo lo que supone la sexuación: el sexo cromosómico, la identidad sexual, el sexo genético, etc. ¿Se va a reducir todo a una vagina? Hay una visión muy reduccionista que obvia todo lo demás.”
Pasando al tema de las acusaciones de pedofilia y al juicio de Lidia Falcón, Marina afirma que “directamente es infamia. Llevamos años existiendo, utilizando baños femeninos, relacionándonos como mujeres que somos. No hay ninguna justificación para estos comentarios, no hay estadísticas, no hay ningún tipo de fundamento. Yo cuando voy al baño voy a mear y punto. Están magnificando el caso de una psicópata de Escocia y englobándonos a todas y no es justo. Fiscalía de Madrid ha archivado el caso de Lidia Falcón, sí. Es que una cosa es que nos pongan a caldo, que nos llamen feas. Pero otra cosa es que como docente y como madre se me acuse de promover la pedofilia y de pederastia. Esto no se puede permitir, son acusaciones muy graves y si siguen archivando casos así, va a haber muchas consecuencias. Se va a abrir una brecha en la democracia.”
Marina concluye con la siguiente reflexión sobre las TERF: “Algunas tienen un buen historial, pero han perdido el norte. Ser una defensora de los derechos humanos y ser tránsfoba, querer marginar a un colectivo, es incoherente. Hay muchas feministas que yo he admirado y que realmente han luchado por el feminismo y eso no lo dudo, pero me están señalando. Están perjudicando al feminismo, obviamente al colectivo trans y a ellas mismas.”

Annia Ramírez es una mujer transexual de 24 años. Es estudiante y sube contenido a Youtube. Además, cuenta también con una discapacidad por la que muchas personas se sienten discriminadas.
Annia se abrió a nosotros para explicar cómo se sentía ante el papel que están adquiriendo las TERF en la sociedad: “Me siento discriminada, una mujer de segunda. El problema es que al final lo que hacen es perpetuar las ideas y las identidades de género tan primarias como las que hemos tenido durante muchos años. Además, no puedes participar en el día de la mujer ni en el feminismo. Me aparece algo totalmente incorrecto y por desgracia se hacen dueñas del feminismo, de un día y de una reivindicación que para nada va con ellas. En cuanto tú quieres resaltar algún tipo de colectivo frente a otro, en el momento en el que tú no buscas esa igualdad, sino que uno de los colectivos discrimine a otro, ya no es feminismo.”
Al igual que Marina, Annia también tiene que enfrentarse a comentarios despectivos en su día a día, y nos dice que “por desgracia, para mucha gente las mujeres trans somos hombres que tenemos el capricho de ponernos tetas y de hacernos una vagina, estos son comentarios y argumentos totalmente machistas y retrógrados. Si la sanidad pública lo está cubriendo, si la OMS ha considerado que la transexualidad no es una enfermedad, si la sociedad lo está normalizado es porque realmente se están dando cuenta de que la transexualidad es algo que ocurre de manera frecuente. Uno de los errores fundamentales es el tipo de representación que muchas veces las mujeres transexuales hemos tenido en la sociedad. Creo que debemos de entender que el hecho de ser mujer va mucho más allá de unas operaciones estéticas o unas hormonas. Es algo que a lo mejor es muy difícil de explicar o entender, pero te puedo decir que yo lo siento, yo siento que soy una mujer y que lo he sido siempre.”
Las TERF consideran que la transexualidad se utiliza para agredir sexualmente. Annia piensa que “son argumentos muy graves, se están pasando unos límites muy peligrosos. Yo creo que por desgracia vivimos en una sociedad donde las personas no estamos seguras. Entonces, si un hombre o una mujer quiere acosar, quiere maltratar, lo va a hacer independientemente de su sexualidad. Decir que las personas transexuales lo único que están haciendo es fomentar que otros hombres se hagan pasar por transexuales para entrar en baños públicos y violar a mujeres es muy grave. Utilizar a las víctimas de agresiones para intentar dar razón a sus argumentos tránsfobos me parece un juego muy sucio. La violencia y el acoso sexual deben ser tratados con importancia. Deben ser legislados, pero utilizar el acoso y la violencia sexuales para intentar destruir la imagen de las personas trans es horroroso. Creo que la libertad de expresión y la libertad en cualquier sentido, terminan en el respeto y en la dignidad de otras personas. Cuando tú utilizas el argumento de la libertad de expresión para fomentar el odio, la discriminación, la violencia, no es libertad de expresión. Lo que hizo Lidia en su momento fue fomentar la violencia, el acoso y la discriminación y eso no es libertad de expresión.”
La conclusión y reflexión final de Annia fue la siguiente: “Creo que debemos entender que independientemente de nuestra raza, de nuestro color de piel, de nuestra identidad de género e incluso independientemente de si somos hombres o mujeres, todos debemos ser feministas. Cualquier colectivo que diga que está luchando por la igualdad y que para lograr esa igualdad esté excluyendo a otro colectivo, automáticamente deja de ser feminista. Si tú lees el término ‘feminista’ busca la igualdad y las TERF en su propio término hablan de exclusión. Si tú excluyes, no estás fomentando la igualdad, sino la discriminación, el odio, la transfobia y el machismo.”

Carlos Emeceta es un joven activista de los derechos del colectivo LGTBIQ+. En su cuenta de Instagram se dedica a compartir informaciones que afectan al colectivo y a combatir la discriminación aportando su granito de arena para luchar por la igualdad. Hemos podido contactar con él y conocer de primera mano cómo se siente ante el movimiento feminista trans-excluyente:
“Cuando me preguntan cómo me siento al respecto del movimiento TERF se me encoge el corazón, se me vienen sentimientos que no me gustan sentir. Si tuviera que elegir uno de ellos, sería el de traición. Me siento traicionado por parte del feminismo, ya que para mí el feminismo se ha convertido en trans-excluyente.
Recuerdo que con 11 años yo ya me consideraba feminista, tenía una conciencia al respecto mayor que la de las personas de mi alrededor. Siempre concebí el feminismo como algo que era de todes y para todes. Ahora, 10 años después, me encuentro con que el feminismo va en contra de lo que yo soy y de lo que yo defiendo. Ha pasado de un movimiento que une a un movimiento que oprime.
Esta es mi opinión personal, las TERF lo han hecho muy bien, ya que a mí me han convencido de que tienen razón, el feminismo es tránsfobo. Siento dolor al sentirme así y al pensar esto, pero para mí, ellas han ganado, porque evidentemente los discursos de odio y discriminatorios son más fuertes que los de tolerancia y respeto. Hoy en día no me siento a gusto con decir que soy feminista, una parte de mi quiere gritarlo, que sí, que sí lo soy, pero la parte más racional de mí me dice que no, que eso ya acabó y que el feminismo no es lo que yo creía que era.”
El movimiento TERF no es feminista
Se podría concluir afirmando que el movimiento TERF no es feminista aunque se definan como tal. Las TERF no defienden la igualdad, incitan a la transfobia excluyendo a otras mujeres y difundiendo mensajes humillantes. Se está promoviendo todo lo contrario que se supone que defienden, se está promoviendo la discriminación y la desigualdad. Las mujeres trans son, ante todo, mujeres. No dejemos que el movimiento trans-excluyente se apropie de la lucha por la igualdad, no dejemos que se apropie del feminismo.