El jugador más estoico del planeta fútbol direcciona a sus discentes
Cuando leo, emulo; y cuando sueño, despego. En innumerables ocasiones mis espacios oníricos se perturban, si bien es cierto que mi grado exacerbado los turba mucho más de lo ideal. Ideal sería enchufar una máquina y que emulase cuasi al cien por cien de sus capacidades el comportamiento humano de un ser humano, siendo redundante. Idealista sería aquel que sueña con emparejarse de manera vitalicia y con leyes amorosas tan incontestables que acabasen abusando de la perennidad. Ideal sería la posibilidad de abrir mis ventanas, adueñar de azul mis pupilas y leer un libro titulado: “Las baladas de Jorge Vicente”. Oriol Romeu hace todo eso. Sí, como una especie de turbomix que acelera y recesa cuando debe, que muerde, devora o retuerce cuando toca y que combina, instruye y direcciona cuando osa. El ex del Girona es ese ‘pulpo’ futbolístico que muchos entrenadores desearían alinear. El que los analistas quieren para sus estudios minuciosos y dedicados.
El flamante nuevo fichaje del FC Barcelona no es otro que el Rey Midas de la perseverancia. Porque el señor Romeu, The Boss, que lleva once años creciendo, enamora a cualquier amante bohemio del deporte del pie y el balón. Aquel aficionado con unos aposentos repletos de periódicos, de recortes de prensa y de ‘barro’ futbolístico. Una colección, un stand de diarios al lado del ordenador. Y bien, muchos de ustedes se preguntarán hacia dónde quiero llegar con tanta metáfora. Ni yo lo sé, no les miento. Solo sé que me estoy divirtiendo redactando esto de madrugada, rodeado de estrofas y pensando en musas. Oriol se erigió en la Ciudad Condal, luego marchó a Inglaterra y acabó compartiendo entidad con Ward-Prowse, el mago del esférico. Los prolegómenos de Busquets lo aclaman a gritos y le suplican: “Por favor, no haga usted lo que la gente cree que es capaz de hacer, siga ejerciendo su función de aristócrata“.
Oriol Romeu es el ‘5’ más bohemio y más pulcro que puedo ver a día de hoy. Carismático, cauteloso y cauto. Las tres ‘C’. El ex del conjunto gerundense podría, perfectamente, interpretar “The Man Machine”, de Kraftwerk, acompañado de sus discípulos. Pero bien, para cerrar una columna, o una pseudo-columna (como a mí me gusta denominarla), he de hacer mención al título. Oriol es el pulpo de las mil aguas, y me quedo corto. Porque el aficionado que observe detenidamente su televisor (si es que eso aún se hace) se dará cuenta de que el nuevo pivote del Barcelona está presente hasta en los anuncios publicitarios… Oriol Romeu —háganme caso— es un fichaje de época, porque el ‘jóker’ Joan Laporta ha cerrado una operación difícil, viable y sensata. Y la locomotora Romeu, que aún circula a vapor como los ferrocarriles de antaño, es el futbolista ideal para un equipo idealista.