Hace justo una semana, el pseudointelectual francés anunciaba en redes sociales su candidatura para las elecciones generales de Francia.
Zemmour lleva años en el ojo mediático francés forjando su imagen pública. Su discurso radical le llevaba hace unos meses a competir en los sondeos electorales contra Macron, actual presidente de la república y favorito a repetir otros 4 años de legislatura. A día de hoy, tras nuevas polémicas y que estallase la violencia en el primer mitin de su nuevo partido político, su popularidad decae.
Lo cierto es que el tertuliano, escritor y ensayista ha ido ganando apoyo de ciertos sectores del pueblo francés, presentándose a sí mismo como el único que puede “salvar Francia” de una guerra civil que dice se avecina. Era cuestión de tiempo que Zemmour presentase oficialmente su candidatura a la presidencia, y así lo hizo con un vídeo cargado de imágenes de inmigrantes musulmanes, disturbios y peleas en el que intentó reivindicar la Francia de los años 60. «Ya no es momento de reformar Francia, si no de salvarla» decía en el anuncio de su candidatura.
Y es que el polemista de origen argelino es defensor de la teoría conspirativa del “Great Repleacement” o “gran reemplazo”. Esta creencia sostiene que las continuas olas de migrantes al país galo acabarán con sustituir la civilización católica y blanca. Zemmour ya ha sugerido propuestas de ley para “frenar” este reemplazo como que exista la obligación de que los padres pongan a sus hijos solamente nombres “tradicionales” franceses.
Si bien se podrían dibujar muchas similitudes entre Zemmour y otros populistas como Donald Trump, una importante diferencia es que, mientras este último contaba con el apoyo de un gran partido ya consolidado, Zemmour ha creado él mismo su partido político. Este fue anunciado en su primer mitin político y llevará el nombre de “Reconquête” (Reconquista). Así, la formación política intentará “devolver” los valores franceses tradicionales al país, según palabras del «judío bereber», como el se autodenomina.
J'ai un message pour vous.
C'est maintenant sur ma chaîne YouTube :
➡️https://t.co/5hgjxrVr24— Eric Zemmour (@ZemmourEric) November 30, 2021
¿Quién es Eric Zemmour?
El personaje en cuestión es un periodista y escritor nacido en 1958 que se ha hecho conocido por su participación como tertuliano en CNews y sus continuos comentarios polémicos en televisión. Hasta en dos ocasiones sus comentarios racistas han sido condenados por incitación al odio religioso y discriminación racial.
Graduado por el Institut d’études politiques de París, fracasó en su intento por entrar en la elitista Escuela Nacional de Administración (ENA), famosa por haber formado a un gran número de presidentes, incluido Macron. Según Étienne Girard, autor de un libro dedicado al polemista de extrema derecha, esta decepción habría alimentado su ambición presidencial.
Más adelante, publicaría varios libros con títulos sugerentes como “El primer sexo”, una crítica al feminismo, así como “El suicidio francés” o “Melancolía francesa” sobre la supuesta decadencia que sufre su país.
La nueva extrema derecha
Esta ideología política ya tenía hasta ahora una clara representante en Francia, Marine Le Pen. Desde 2012 y con el apoyo del partido Agrupación Nacional (anteriormente Frente Nacional), Le Pen se ha quedado en dos ocasiones a las puertas de presidir Francia, quedando tercera ese año y en segunda posición en 2017.
La hija del anterior líder del partido ha ido poco a poco suavizando su discurso para así agrupar a un número mayor de votantes. Sin embargo, esto ha dado la oportunidad a Zemmour de apropiarse del populismo radical que ella ha ido abandonando.
Si bien hace unos meses el periodista llegaba a superar a Le Pen en los sondeos, hemos presenciado una gran bajada de su popularidad debido a una serie de salidas de tono en distintos actos públicos. El pueblo francés empieza a dudar de la capacidad de Zemmour de proyectar una imagen propia de un presidente, algo que sí había logrado Le Pen. Además, a Zemmour le está siendo complicado llegar a los votantes de la Francia trabajadora, importantes para Le Pen y Macron, debido a su lenguaje desarrollado como periodista y con un tono «demasiado» intelectual.
Lo que sí es claro es que la derecha francesa está sufriendo una «Zemmourización». Los líderes políticos se ven obligados a modificar su agenda y tratar los temas que el escritor aborda. Inmigración, seguridad y soberanía comprenden ahora las preocupaciones principales de los votantes de la derecha, que quieren que sus políticos atiendan. Zemmour y la normalización de su discurso provocan así la pérdida de la derecha tradicional francesa y su ligera radicalización.
El secreto del éxito
Por una parte, es probable que parte de su éxito sea debido a una exposición mediática “desproporcionada” que ha dado altavoz a su discurso radical. Zemmour ha conseguido emplear ese altavoz que le han ofrecido los medios para unir a distintos grupos de franceses y soñar con la presidencia. Así, intentará absorber votantes de Le Pen, de Les Republicaines e incluso, de la extrema izquierda.
El periodista y ensayista se presenta ante los votantes como un outsider. Zemmour es ante todo alguien hasta ahora ajeno a los políticos. «Como vosotros, no puedo confiar más en los políticos» dice.
Ante una izquierda incapaz de crear un discurso alternativo creíble, Zemmour ha convertido el miedo y el odio en armas electorales que piensa explotar para conseguir votos. La ola de inmigración de la comunidad musulmana es al parecer un temor que cala en sectores franceses. Ya fue plasmado por Michel Houellebecq en su novela distópica Sumisión que expone como Francia podría perder la batalla cultural y de valores contra el Islam. Así, la culpabilización de esta comunidad justifica las políticas proteccionistas que defiende.
El clásico método de «nosotros contra ellos» es la base del discurso de Zemmour. Políticos, la izquierda, la derecha moderada (con Valérie Pécresse como nueva representante), las élites políticas francesas y europeas, además de todos aquellos que no asimilen lo que para él representa la Francia tradicional, son enemigos y culpables del declive del país galo.
Francia cuenta con un sistema electoral en el que 500 firmas de cargos electos nacionales y locales es requisito indispensable para poder presentarse. Además, emplea un proceso de dos rondas, en el que los dos candidatos con más votos en la primera avanzan a una votación final. Esto quiere decir que, aunque la popularidad de Éric Zemmour haya crecido exponencialmente en poco tiempo, las probabilidades de que consiga ser presidente son más bien bajas. Sin embargo, su aparición en la escena política francesa es una reacción al clima hostil que se vive en el país. Las imágenes de la violencia de agrupaciones neo-nazis contra el grupo SOS Racisme en su primer encuentro político con el pueblo demuestran esto mismo. Aunque no gane, Zemmour ya ha conseguido influenciar con su discurso las elecciones generales del 2022.
