Un riesgo para la salud que va en aumento
El chemsex es el consumo intencionado de drogas para mantener relaciones sexuales. Esta práctica se produce, en su mayoría, entre hombres que practican sexo con otros hombres. Aunque el consumo de drogas con esta finalidad no es algo nuevo, en los últimos años se ha ido generalizando cada vez más y podría estar relacionado con la alta tasa de casos de VIH y otras infecciones de trasmisión sexual (ITS) dentro del colectivo gay.
Los datos recogidos en el último Informe Epidemiológico del Ministerio de Sanidad indican que, de los casi dos mil nuevos diagnósticos de VIH en 2020, más del 50% se detectó entre hombres que practican sexo con otros hombres.
Además, en relación a otras infecciones de trasmisión sexual, el Informe de Vigilancia Epidemiológica de 2019 apunta que los hombres de este colectivo contrajeron en mayor porcentaje la gonorrea y sífilis.
El chemsex y las prácticas sexuales de riesgo
Una de las posibles causas para estos datos puede ser el chemsex. Los estudios sobre el tema encuentran una relación entre el consumo de drogas y las prácticas sexuales de riesgo. También se ha llegado a relacionar que aquellas personas que practican chemsex suelen tener un mayor número de parejas sexuales.
La relación podría estar en la desinhibición y excitación que generan algunas sustancias pudiendo llevar a prescindir del uso del condón para “no dejar de sentir”. Paralelo al fenómeno del chemsex, se ha observado una disminución general del uso de preservativos. En España, según los datos de la encuesta europea online para hombres que tienen sexo con hombres de 2017, alrededor de un 60% había mantenido prácticas sexuales desprotegidas en el último año.

Aunque los preservativos son el método más eficaz para prevenir cualquier infección, medicamentos como la profilaxis preexposición (PREP) o, en su defecto, la profilaxis postexposición (PEP) pueden ser buenas alternativas para evitar una trasmisión del VIH, siempre que no se olviden de tomar de forma correcta. En España, ambos medicamentos están disponibles en la red sanitaria en los servicios hospitalarios, por lo que los usuarios del chemsex pueden tener fácil acceso.
Hay que advertir que estas medidas solo protegen frente al VIH, por lo que el riesgo de contraer otras ITS como la sífilis o la hepatitis sigue siendo alto a pesar de emplear estos medicamentos.
Las redes sociales de citas como Grinder facilitan los encuentros chemsex
Algunas de las drogas presentes en este tipo de reuniones son la cocaína, el GHB, el MDMA, la viagra, el popper y algunas inyectables como la metanfetamina, aumentando el riesgo de infección si las agujas son compartidas.
El chemsex no es solo un problema que afecte a la salud sexual, aumentando el riesgo de contraer una ITS, sino que también puede llegar a generar problemas de adicción y sobredosis. Algunos usuarios han llegado a manifestar que no pueden practicar sexo sin el consumo de estas drogas.
Como con cualquier otro tipo de adicción, el problema comienza a hacerse visible cuando el consumo condiciona o afecta en el día a día, convirtiéndose en una necesidad más que una opción.
Las redes sociales de citas como la popular Grinder facilitan la celebración de estos encuentros. Es frecuente ver perfiles en los que se anuncia “sesión”, en alusión al chemsex. Los puntos de reunión suelen ser sitios privados como domicilios, saunas o locales. Los encuentros pueden ser entre dos personas o grupos que organizan fiestas u orgías.
Estas redes sociales también funcionan como un punto de distribución de sustancias. A pesar de las políticas internar de uso y la prohibición de estas practicas, el argot que se ha generado en torno a la temática dificulta el control interno de estas aplicaciones.
Algunos de los efectos deseados al consumir este tipo de drogas son: conseguir una mayor desinhibición, alcanzar un mayor nivel de excitación o mantener la prolongación de la erección.
La solución es buscar ayuda a tiempo
Aunque no se puede establecer una relación causa y efecto clara, se ha observado que algunos usuarios del chemsex presentan cuadros de ansiedad o depresión, lo que podría conducir a este tipo de prácticas como una vía de escape.
En los diferentes estudios también se ha detectado que las personas con VIH lo practican en mayor porcentaje que aquellas que son VIH negativo. La estigmatización y rechazo que continúan sufriendo estas personas podría estar generando que algunos recurran al consumo de drogas como forma de poder sociabilizar o afrontar estos problemas.
Desde organizaciones como chemsex.info o Imaginamas ofrecen atención y ayuda a aquellas personas que consideren que tienen algún tipo de problema relacionado con este tema.